Ayer rompimos todos los esquemas, habíamos quedado para pasar el día con el gran chef y espeleólogo Alain Thibault y Pili y por ese motivo hemos cambiado por fin y por un día de playa, todo un esfuerzo por parque de algunos miembros de mi familia. Mediterráneo, costa cálida, más de lo mismo, aguas limpias y cálidas, aquí unos ejemplos. Están hechas a varios metros de la orilla pero no había muchos problemas de salpicaduras porque una barrera de rocas atenuaba las olas pero sí de resbalamientos y consiguiente chapuzón de ambos (equipo y autor) pero a veces hay que jugársela.
Aprovecho, por si todavía hay alguien que no lo conoce, para recordar el efecto del filtro POLARIZADOR, elimina gran parte del reflejo del cielo en el agua como puede apreciarse en estas dos fotografías que están tomadas en el mismo punto.
Pasamos un día estupendo, la playa tiene muchas piedras pero también tiene muchos trozos de arena muy fina y el agua la más templada que he visto. Alain nos ha llevado a comer a un lugar que conoce bien, un largo camino de tierra tiene la culpa pero ha merecido la pena. Hemos tomado ensaladas y parrillada a base de «pescaitos» recién sacados del mar y la cerveza no se llegaba a calentar en la jarra, una detrás de otra hasta que nos hemos «caído de culo». Los excesos se pagan pero la gula no es un pecado MORTAL que yo sepa aunque mi padre decía que «mueren más hartos que faltos», la próxima vez lo tendré en cuenta por si puedo evitarlo.
A la vuelta nos paramos en este punto tan alto que sirve de mirador desde donde se divisa gran parte de la costa mediterránea. Está próximo a Mojácar.
