In memoria de Ángel

In memoriam es una locución latina que significa ‘en memoria de’ o ‘en recuerdo de’. Su uso habitual es como título de un obituario, acto u obra de arte realizada para recordar y honrar a una persona fallecida». (Wikipedia)

ANGEL SOMOLINOS ALCORLO. 10 de Marzo de 2024.
Este relato además de tener su contenido de texto es un “libro de fotografías”, es una recopilación de fotografías, hechos y detalles, vividos en la compañía de Ángel, con las que doy fe y memoria de lo que ambos pasamos por esos campos de Dios durante nueve años en los que compartimos situaciones muy diversas. Claro está que solo puedo reflejar algunos de ellos, porque de lo contrario resultaría demasiado largo como para mantener el interés por la lectura; aunque no descarto con el tiempo seguir ampliando el relato.

PRÓLOGO. Cuando una persona se va de este mundo, quienes lo conocieron, suelen coincidir en que era “una buena persona”, en el caso de Ángel si yo no opinara así no emplearía mi tiempo en escribir nada sobre ello. Ángel aguantó mis blasfemias y gritos al aire cuando se me torcían las cosas, aun yo sabiendo que no le gustaba nada escucharme esas cosas, pero la ira de esos momentos (que me descomponía el alma) no me permitía hacer otra cosa, y por ello le pido perdón, lo bueno era que el disgusto me duraba muy poquito tiempo, él me calmaba, él me tranquilizaba, de él no tengo ni una puta queja; cuando proponíamos una tarea o un proyecto para ese mismo día o en el futuro pronto llegábamos a un consenso, cierto es también que en escasísimas cuestiones discrepábamos. Él soportó mi genio estoicamente.

Esta es una historia de compañerismo, unidos por un bien común, principalmente por la idea de mantener vivo el recuerdo de Alcorlo, nuestro pueblo, de recuperar su historia y mantener viva la memoria de aquel pueblo que nos vio nacer y del cual nos expulsaron para dar paso al progreso, construyendo una presa para retener el agua del Bornova.

Con su marcha se perdieron las posibilidades de Continuar leyendo «In memoria de Ángel»

…Un pueblo que fue…

El vídeo que puedes ver en ESTE ENLACE trata sobre la conferencia que tuvo lugar en La Toba sobre los últimos días de Alcorlo, en la fiesta de San Blas. Con la participación de Alejandro Sacristán, autor del cortometraje «…un pueblo que fue…«. También como colaboradora la periodista Cara Arrabal, en las cámaras Ángel Somolinos.
El vídeo recoge las impresiones de Alejandro sobre la situación del pueblo de Alcorlo y los Alcorleños en aquellos sus últimos días antes del desalojo. Historia, anécdotas y casualidades relacionadas con los últimos 42 años que han pasado desde el cierre definitivo de las compuertas de la presa.

LA TOBA, ALCORLO, ALEJANDRO Y …UN PUEBLO QUE FUE…  Febrero 2024

En este vídeo de Alejandro vamos a ver los últimos días de Alcorlo, concretamente el último día; unas imágenes espectaculares, de no verlo no podría creerse. Al ver estas imágenes nos podemos hacer una idea de lo trágico que resulta el perder un pueblo, quizás también las raíces propias, para algunos toda una vida allí, en aquellos campos, colinas y barrancos que desaparecerían para siempre para sus ojos. ¿Qué sentiríamos si fuera nuestra propia casa la que estuvieran derribando delante de nuestros propios ojos aunque fuera viéndola en el cine? La casa de tus padres, la misma casa que quizás fuera de tus abuelos, la misma casa en la que quizás tú mismo nacieras y ¿por qué no? También alguno de tus hijos. Sin duda alguna también quedaron allí, habitando aquellos lugares, el espíritu de tus antepasados, lugares en los que quedarán anclados.

Alejandro grabó en aquellas fechas esa película de cine de las de entonces, formato de cine de 16 mm, un formato en el que después de haberlo grabado se necesitaba pasarlo por el laboratorio fotográfico para revelarlo, luego vendría el proceso de editarlo y posteriormente hacer un locución, un trabajo demasiado importante y costoso como para poder pagarlo de bolsillo propio, pero Alejandro se las ingenió para todo ello.

Posteriormente a este primer reportaje de Alcorlo, conseguido de forma un tanto particular y autónoma, Alejandro continuó con la historia de aquella, nuestra comarca, del entorno de la sierra, concretamente las minas de Hiendelaencina, por el que también consiguió con ello algún premio en el mundo del cine. Un trabajo poco frecuente en aquellos años ya que requería de mucho esfuerzo económico y de tiempo, pero aún con todo ello Alejandro supo llevarlo a buen puerto.

En aquellas fechas el reportaje de Alcorlo solían mostrarlo al inicio de las películas proyectadas en cine, así fue como muchos paisanos de Alcorlo se enteraron de que esa “pequeña obra de arte” existía, aunque no fueran conscientes en aquellas fechas que  …un pueblo que fue… pasaría en el futuro a considerarse como un trozo de historia, de valor incalculable para muchos Alcorleños.

En cuanto al título de la obra …Un pueblo que fue… diré que la idea fue buena pero yo lo hubiera cambiado por …Alcorlo, el pueblo que fue… porque lugares o paraísos como en el que Alcorlo estaba asentado son muy difíciles de encontrar, por no calificarlos de IMPOSIBLES. Alcorlo era un pueblo grande en aquellas fechas y más aún lo fue cinco siglos atrás cuando contaba con castillo y alcaide.

No se ha conocido pueblo o asentamiento en las inmediaciones de Alcorlo con el que poder compararse, rico en agua como ninguno de la comarca, entendiendo como “comarca” la zona que hoy es considerada como “La Sierra Norte de Guadalajara”. Con sus dos grandes vegas de regadío, con una tierra especial para el cultivo de todo tipo de hortalizas y cereales, regadas por una alberca que además de regar las vegas cruzaba el pueblo entre sus calles, dando la posibilidad de tener el agua corriente cada vecino al alcance de su mano.

Por no hablar de su central hidroeléctrica que al parecer estuvo en funcionamiento durante tres décadas o más, otorgando a Alcorlo el título de “pueblo electrificado” varias décadas antes que muchos pueblos de su entorno.

Molino harinero tuvo también a los pies del pueblo, en el mismo lugar que luego construyeran allí mismo la presa para la central hidroeléctrica. Con menor importancia y duración en el tiempo también tuvo horno comunitario y fábrica serrería en la que casi la totalidad de árboles de los márgenes del rio pasaron a convertirse en tablones.

NOTAS SOBRE “…un pueblo que fue”…
La película completa se grabó durante varias ocasiones, Alejandro nos dice que posiblemente media docena. Aprovechaba Alejandro su tiempo de vacaciones de su trabajo o algún viaje esporádico a su pueblo (Medranda, pueblo cercano a Alcorlo) para grabar unos minutos de metraje y a la vez echar una mano en el negocio familiar, que no era otro sino una pequeña granja avícola.

Alejandro estudió cine y por ello vio en la historia que se cernía sobre Alcorlo un drama que contar, que transmitir, que publicar. Sirviéndose de algunos amigos/compañeros de trabajo comenzaron su andadura grabando escenas de Alcorlo, sin entrar ni siquiera en el pueblo, paisajes, el entorno y obras de la presa. Todo a modo de preámbulo porque ya era bien conocido que la presa se acabaría en no mucho tiempo; de hecho, las primeras tomas de la película vemos que parte del agua del embalse ya está retenida, todo ello para que la base de la presa (que es de rocas y arcilla) se fueran asentando.

Continua la película con imágenes ya dentro del casco urbano; se ve al personal en sus quehaceres cotidianos pero quien conocimos a los vecinos que allí quedaron viviendo pronto descubrimos en las imágenes que aquellas caras no eran de Alcorlo… ¿Cuál sería el motivo?

Alejandro me lo reveló una tarde de verano en su oficina de Francisco Silvela en Madrid, lugar donde tenía asentado su lugar de trabajo, corría el año 1996, creo que fue justo ahí cuando comencé a preocuparme por la historia de Alcorlo, mi pueblo.

Un tiempo antes me habían informado de que existía una cinta de vídeo en la que durante unos segundos se veía a mi familia, mi padre, mi madre e incluso a mi hermana, caminando por la senda de la vega. Marchaba mi padre en cabeza, montado a lomos de la burra blanca, al lado el macho, y unos pasos más atrás, siguiéndole, mi propia madre, con el pañuelo sobre la cabeza, y me hermana agarrada de la mano de su madre.

Cuando se vio mi padre en la tv por el camino de la vega, montado en su “burra blanca”, entre sorpresa y admiración, no dudó ni un instante en pronunciarse de que era él mismo y que “detrás caminaba su mujer (La Lucía), con su hija de la mano”.

Tanto insistió el día que la vimos en casa que no hubo forma de convencerle de que no se trataba ni de él ni de su familia, porque se daba la circunstancia de que cuando aquellas imágenes se grabaron mi familia ya llevaba viviendo en la ciudad más de cinco años, pero la realidad de las imágenes a mi padre le decían todo lo contrario, sin saber explicarse, y menos cuestionarse, ni el cómo ni el por qué, él y su familia se estaba representando en la televisión.

Todo coincidía, como bien podía haberse tratado de la realidad, porque se daba la circunstancia de que en el pueblo, en Alcorlo, solo había una mula blanca, que en realidad se trataba de un burro hembra, y era la de mi familia, la yunta la formaba con un “macho” de color tabaco y como es natural de tamaño más grande que la burra, y era justo esa la imagen que sale en la pantalla. No son dos “burros” ni dos “mulos” y menos dos “caballos” son un burro/a y una mula, idénticos a los que tenía mi padre para labrar los campos.

A mi padre no hubo forma de convencerle ese día de su pensamiento y para hacerle callar y escuchar el audio del reportaje hubo que darle “para él la perra gorda” aunque mi madre, mi hermana y yo sabíamos que no llevaba razón alguna. Algún que otro año después volvimos a ver la película de Alejandro Sacristán en familia, aprovechando las fiestas de la Navidad, pero mi padre seguía en sus trece, allí veía a “La Lucía y la chica, a su burra y a su macho”. Una docena de años después mi padre falleció, y se marchó con la seguridad de que sus ojos habían visto a su familia salir en la televisión.

A lo largo del tiempo he recordado el fin que tendrían aquella yunta de animales, un macho de pelaje de tordo a marrón y una burra blanca, y he llegado a la conclusión, creo que bastante acertada, de que aunque las personas que aparecen en ese paraje de la vega, no era ninguna de Alcorlo, sí lo eran posiblemente aquellos animales que mis padres en los últimos días de estancia en el pueblo vendieron a un gitano de Jadraque, por lo que no me extrañaría lo más mínimo, que ese mismo gitano vendiera esos animales a algún vecino de Medranda, que a la vez fueron los “extras” que Alejandro utilizó en Alcorlo para amenizar o representar la rutina diaria de los Alcorleños, que al quedar en esa época muy pocos habitantes allí y negarse muchos de ellos a participar en el rodaje de la película, tuvo Alejandro que echar mano de familiares y amigos de su pueblo, Medranda, para recrear el ambiente natural y habitual de Alcorlo.

Los que conocimos los parajes de Alcorlo como las palmas de nuestra mano tampoco acertábamos a identificar el lugar por donde circulaba aquella familia con sus mulas, Alejandro nos aclararía este día que esos parajes correspondían a la vega de Membrillera, luego el cine haría el resto.

LOS PERSONAJES. En aquellos últimos meses de vida de Alcorlo como pueblo tan solo quedaban residiendo allí alrededor de cincuenta personas, muchos de ellos ya eran de edad avanzada. En esta “segunda parte” de grabación entran en escena muchos personajes, la mayor parte de ellos son de Medranda. Por parte de Alcorlo salen algunas personas muy emblemáticas como Jesús, de sobrenombre “El chico nuestro”, Doroteo (“El Capitán”) ya que no cumplió el servicio militar, y una docena de chiquillos que andaban en ese momento por el pueblo ya que en esa “tercera parte de la grabación” ya no había escuela en el colegio.

Según cuenta Alejandro no fueron dos ni tres veces las que llegó a Alcorlo con sus cámaras, sino alguna vez más.

Ángel Somolinos recuerda como ese fin de semana anterior a San Bartolomé, o sea, el día anterior a la fiesta, Alejandro le pidió permiso (como dueño del bar que había en Alcorlo) para retirar de la fachada un cartel que había sobre la puerta del bar referente a la PepsiCola; el cartel reproducía a tamaño gigante la tapa metálica de una botella pequeña de PepsiCola, en colores rojo y azul. La idea era colocar ese anuncio sobre la puerta de “la tienda del Martín de la Julia” que hacía las veces de bar y tienda en los últimos años de Alcorlo, para representar que los jugadores de cartas y porrón en mano que había jugando una partida de cartas en la calle, se encontraban delante de la puerta del bar. Por ese detalle sabemos, a ciencia cierta, que esas imágenes se grabaron el día 23 de Agosto de 1981.

A los que corrimos por aquellas calles y sin conocer este detalle nos “chocaba” ver en la película aquella chapa de botellín gigante sobre la puerta “del Martín” (que nunca estuvo allí) pero cualquier cosa extraña tiene su explicación física.

EL DÍA DE SAN BARTOLOMÉ. Sabemos también a ciencia cierta, (porque tenemos fotografías de ese último día de San Bartolomé), que la procesión del Santo recorriendo las calles de su pueblo corresponden a ese 1981, ya que en alguna de esas fotografías tomadas ese mismo día aparece algún compañero de Alejandro, cámara en mano, y por si fuera poco la propietaria de las fotografías me contó algún chascarrillo sobre el equipo de filmación y las jóvenes Alcorleñas que ese día, y como es natural, vestían de tiros largos.

EL DÍA DEL DESALOJO. Esta podría llamarse la “quinta vez” que Alejandro llegó hasta Alcorlo para continuar su filmación, su reportaje de cómo muere un pueblo.

Algún contacto le informó de que ese 28 de Enero de 1982, o sea, cinco meses después de San Bartolomé, a los Alcorleños se les acababa su permanencia en aquel lugar, por lo que quiso dejar plasmado en sus imágenes semejante situación.

No iba a resultar tarea fácil el conseguir imágenes cuando en las inmediaciones de Alcorlo había más números de Guardia Civil que paisanos viviendo aún en Alcorlo, amén de un coche patrulla que bloqueó el tráfico de acceso a Alcorlo impidiendo la entrada de cualquier persona que pudiera resultar conflictiva.

El párroco Don Fernando de las Heras, que teníamos en ese momento asignado en Alcorlo, se las vio mal para poder acceder a dar asistencia a los vecinos, pues la Guardia Civil opuso resistencia a su llegada pero el párroco, alegando que “era el cura” se pasó por la barrera para acudir al auxilio de los Alcorleños.

No sé exactamente como Alejandro y su equipo consiguió sortear la barrera de los coches “Z” que bloqueaban la entrada a Alcorlo el caso es que el equipo comenzó a grabar desde la lejanía, acercando la escena a través del zoom de la cámara. Un tiempo después llegaron hasta las calles del pueblo hasta que alguien de la Guardia Civil comenzó a interrogarle sobre el motivo de su presencia allí que, como no representaba a ninguna empresa periodística o informativa, sino que iba “por su propia cuenta”, lo metieron en un auto y lo llevaron a la ciudad a declarar el motivo de las imágenes que estaba consiguiendo.

Tengo que aclarar que en los últimos meses de la vida en Alcorlo y según recogieron algunos periódicos “la situación de Alcorlo se había convertido en un problema político más que cualquier otra cosa” por lo que no es de extrañar que la policía tratara de despejar dudas para curarse en salud.

Ese 28 de Enero de 1982 Alcorlo ya quedó bastante destruido por la máquina excavadora pero no todo se acabó de derrumbar en ese primer día.

Al día siguiente tan solo quedó por aquel lugar una pareja de la Guardia Civil y Alejandro y su equipo se presentaron allí de nuevo, dejando impreso en sus carretes de cine las imágenes que tenemos sobre la destrucción de las viviendas de Alcorlo y posterior incendio. Ya esta vez rodaron cerca de la escena, cerca de la máquina excavadora y de las llamas de las vigas de madera prendidas, nadie más se interpuso en su trabajo, la tormenta ya había pasado.

¿DONDE ESTABA YO ESE DÍA? En este link está relatado con mucho detalle cómo fue aquel fin de semana. Es un relato quizás largo y por ello cargado de mucho detalle, aquí haré un relato resumido de él.
http://alcorlopantano.com/wp-content/uploads/2024/02/UN-PUEBLO-QUE-FUE-14-de-febrero-2024-1.pdf

Casualidades que tiene la vida, mi padre y yo nos presentamos en Alcorlo TRES DÍAS DESPUÉS de desalojar a los últimos vecinos y comenzar con la destrucción de las viviendas.

Curiosidades que tiene esta vida hicieron que mi padre que, unos años antes, había jurado que si por dinero fuera le gustaría ver “Alcorlo ardiendo”, ese día sin preverlo y sin buscarlo lo encontró, como si del mismísimo Nerón se tratara sobre las once de la mañana nos encontrábamos en el cerro de enfrente de Alcorlo, el Lituero, contemplando como Alcorlo ardía por los cuatro costados.

A mi padre en ese momento si le pinchan en la tripa no echa ni gota de sangre porque su sangre se quedó helada al ver semejante espectáculo, todas las maldiciones que unos pocos años antes había descargado sobre Alcorlo y los Alcorleños ahora parecía padecer lo contrario, si hubiera podido evitar lo que sus ojos estaban presenciando aportando la misma cantidad de dinero que antes lo hubiera ofrecido por verlo arder ahora lo hubiera prestado de poder evitarlo, pero la realidad en ese momento era la que era, yo sin embargo, no me inmuté por lo que estaba contemplando, no me dio ni frío ni me produjo calor alguno, con una pequeña cámara fotografié el momento.

Lo hice como para tener constancia del hecho y mostrárselo quizás a mi madre y hermana, como un acontecimiento raro, que no digo importante, digo raro, porque a mi aquel drama que se cernía sobre Alcorlo no me molestó mucho mas que la picadura de un tábano en un brazo, no era consciente de la importancia que aquello tenía socialmente, y menos humanamente, probablemente porque a esa edad de los veinte años aún no había madurado lo suficiente para ver aquella realidad que estaba presenciando, aquel espectáculo que tenía a mis pies, visto desde aquella montaña, un espectáculo grotesco que a mí me resultaba en cierto modo indiferente. No era consciente de lo que significaba para las personas como mi padre que se habían echado ya más de cincuenta y cinco años a sus costillas y que habían echado y hasta perdido los dientes por aquellos derroteros.

No sé lo que daría por poder retroceder en el tiempo y hacer un reportaje real de lo sucedido en aquellos últimos días…

En los cuatro o cinco días siguientes Alcorlo quedó reducido a escombros, según muestra esta fotografía tomada por Ángel Somolinos Alcorlo unos meses después del desalojo.

EL FINAL DEL DÍA. En enero los días son muy cortos y la tarea de demoler Alcorlo era muy larga, en ese primer día al finalizar su jornada de trabajo los operarios encargados de ello se marcharon pero no hicieron lo mismo algunos paisanos de Alcorlo que, junto a una pareja de la Guardia Civil que quedó en aquel lugar custodiando la obra permanecieron allí largas horas; contemplando como el humo que aún salía de las vigas de madera que se encontraban ardiendo desaparecía en la oscuridad de la noche, igual que lo hacía su esperanza de conseguir dar marcha a tras al proceso de expropiación y construir un Nuevo Alcorlo en las inmediaciones, concretamente en la vega de “Santecilla”.

La noche de ese día fue fría y oscura, ya que ese día la luna Nueva quiso irse con el sol.

Salida fotográfica por la Campiña y Sierra de Guadalajara

14 de junio de 2023, miércoles. Una aventura de 44 horas por la Campiña y Sierra de Guadalajara.
Después de una época de lluvias primaverales de al menos tres semanas consecutivas, después de haber trascurrido la primavera más seca y caliente desde que se tienen datos sobre ello, por fin volvimos a ver el sol de una manera natural, más o menos como se venía viendo en los últimos treinta años.
Entre otros este fue el motivo de que esta vez me tirara para el monte con mi furgofiesta y el perrete Sugus a pasar un par de días con sus correspondientes noches, ajenos y alejados del tránsito infernal y mundano de la población donde vivo que, raro es la mañana que no te despierta el jardinero del pueblo con la motosierra podando la valla del jardín o el operario del ayuntamiento espantando las hojas acumuladas debajo de los autos para que el vehículo que barre y limpia las calles acabe con ello, dicho de otra manera, me marché huyendo de todo ese ruido y alboroto que suelen tener las ciudades modernas y que cada día que me pasa voy odiando más, mucho más.

Mi zona preferida para el reposo de estos días comenzaría en la zona de Jadraque y abarcaría la Sierra Norte de Guadalajara, son unos lugares que siempre me aportan alguna fotografía agradable para recordar pero sobre todo y por la noche paz y sosiego ya que el tránsito de vehículos por esos lugares, sobre todo cuando llega la noche, se acerca al cero casi absoluto.

Sobre fotografía decir que mi objetivo principal podía ser fotografiar la Vía Láctea por primera vez de este año, una noche sin luna como la que llegaría me ayudaría a obtener fotografías de estrellas en un espacio de universo negro, aunque “negro, negro” en estas fechas resulta imposible Continuar leyendo «Salida fotográfica por la Campiña y Sierra de Guadalajara»

Visita a Alcorlo, doce años después de la gran sequía

 

Ermita y Cementerio de Alcorlo

Hoy, doce años después de la gran sequía que asoló España y gran parte de Europa, hemos estado paseando por Alcorlo, no por los escombros de las viviendas que se amontonan en lo que fueron sus calles, que por la gran sequía reinante en la actualidad bien podíamos haberlo hecho, sino por lo que queda de aquello que fue un pueblo, que no es más que una Ermita y un Cementerio puestos en una colina, cual atalaya, desde donde se divisa gran superficie del embalse, así como la presa construida a base de tierra y rocas que parece fundirse con el entorno para pasar desapercibida para el viajero.

Para ello nos hemos servido de la amabilidad y cortesía de un paisano de nombre Fermín Sanz que nos asegura que sus raíces vienen de ese pueblo. Actualmente es de los Alcorleños que más visita este lugar ya que, como el tiempo no perdona, la gran mayoría de los nacidos allí ya pasaron a mejor vida y es él ahora quien lleva de alguna manera el cuidado y vigilancia de las instalaciones.

Al poco de cruzar la presa que lleva su nombre y de pasar tres o cuatro curvas nos encontramos de frente con un edificio de aspecto religioso, una pequeña cruz destaca sobre el tejado. Teóricamente no se debería girar en ese punto de la carretera porque tiene poca visibilidad pero Fermín dice que hay que arriesgarse porque de lo contrario tendríamos que ir hasta el cruce de Congostrina para hacer el cambio de sentido y entrar Continuar leyendo «Visita a Alcorlo, doce años después de la gran sequía»

El valor de un reportaje

Este post está relacionado con la Pasión viviente de Hiendelaencina. Abril 2023. Lo que podía llamarse Making Off. El VÍDEO AQUÍ.

¿Cuánto esfuerzo y dedicación lleva poner en pantalla un evento de esta categoría con el aspecto de este mi último vídeo sobre la Pasión viviente de Hiendelaencina? Como me diría mi amigo Isma si me escuchase esa pregunta: “¿A quién le importa tus penurias ni la inversión en tu equipo fotográfico? ¡A nadie! ¡Aquí lo único que importa es si realmente lo recordarán porque les hiciste llorar o reír, o si pasaron miedo o les tuviste en vilo durante unos minutos hasta que se resolvió el problema que estaban viendo en la pantalla! ¡Todo lo demás no importa, si hacía frío o calor, si llovía, si te mojabas o una maldita pared no te permitía alejarte de la escena, tampoco si no tenías tiempo o dinero para invertir en mejorar la calidad técnica, ¡Todo eso, lo veas así o no lo veas,  ¡NO LE IMPORTA A NADIE! Palabras repetidas y escuchadas muchas veces por ese compañero mucho más avispado que yo.

Y razón no le faltaba al chaval cuando me decía cosas así, hace ya más de una década; ahora con el paso del tiempo le doy la razón con más convencimiento, verdad es que ¡a nadie le importa todos esos detalles que hay detrás de un reportaje, desde que comienzas a grabar hasta que lo publicas; pero como una cosa no quita la otra esta vez voy a relatar los pormenores de este evento que trato hoy, aunque solo sea para que solo unos pocos lo lean y con ello  puedan hacerse una idea, entre ellos mis nietos, (si Dios los trae al mundo, porque mis hijos lo mismo no tienen ni tiempo ni ganas de hacer semejante menester).

Aparte de los demás al menos me servirá a mí para recordar ya que  P O S I B L E M E N T E  sea esta mi última grabación de esa celebración porque con esta ya van tres y si no me quedó algún hilo colgando o algún fleco que recoger _como experimentar con nuevas cámaras, objetivos, técnicas y/o demás hachiperris con los que pueda experimentar por el mero hecho de “ver cómo queda el vídeo de esta otra manera o con esta otra técnica”_ el grabar por grabar siempre lo mismo no va conmigo.

Esta historia se remonta al 2019 que fue mi primera grabación de ese evento. Aunque ya conocía de oídas que allí, en Hiendelaencina, ocurría algo especial en la Semana Santa, nunca puse Continuar leyendo «El valor de un reportaje»

Full Frame, ser o no ser

Diciembre 2022. Después de llevar varios años ante la indecisión de avanzar un nivel más en cuestión técnica a la hora de tomar fotografías y teniendo solo el insignificante motivo de darme el gustazo de descubrir el formato réflex FULL FRAME comencé el año con un arrebato consumista (otro más en este campo) y ante la duda de irme al próximo mundo sin haber podido comprobar y experimentar si estaba o no en lo cierto que “con buena picha bien se jode” me eché la manta a la cabeza y comencé el 2022 comprando una cámara Canon 6D ¡de segunda mano, eh, que para probar no necesitaba más! Puedes descargarte este artículo aquí. Frull Frame, ser o no ser

Una de las noticias que sacudieron el mundo de las redes sociales a finales del año 2021 fue que los fabricantes de cámaras dejarían en muy breve espacio de tiempo de fabricar cámaras con espejo porque al parecer “no les salían las cuentas” porque resultaban cámaras muy caras y muy grandes y además no había mucha demanda por lo que no ganaban bastante dinero; yo sin embargo creo que el motivo era otro; el motivo era que no se atrevían a airear que además de tener el mercado atiborrado de modelos de todos los tipos y colores también se encontraron ante el bajón de mercado que ocasionaron los teléfonos móviles o smarphones con cámaras de resoluciones imposibles, que son mucho más prácticos que las engorrosas réflex y no digamos las réflex full frame.

Los fabricantes tenían en mente el frente abierto de las “cámaras sin espejo”, que trataban de meternos por los ojos y que cuando te acercabas a las vitrinas del Corte Inglés para verlas y mirar los precios si no ibas con los ojos bien abiertos y sin dinero encima te llevabas a casa una cámara de tamaño exactamente igual que la que te aguardaba en casa, porque para evitar tener que RENOVAR toda la flota de objetivos _que tanto dinero y esfuerzo te habían costado_ necesitabas COMPRAR además del cuerpo un adaptador para compensar esos dos o tres centímetros que se ganan en anchura al suprimir el espacio para el Continuar leyendo «Full Frame, ser o no ser»

Hallowen, ahora y siempre

8 de noviembre de 2022. ¡Como hemos cambiado…” decía la letra de una canción de “Presuntos Implicados” de hace al menos una docena de años. ¡Cómo la vida ha ido transformando nuestra propia vida!, nuestras costumbres, cómo en tan pocos años hemos sido capaces de transformar tanto nuestra propia vida.

Por fortuna a Alcorlo no llegó nunca el  “Hallowen” porque lo emborracharon de agua en el 1982, pero no por ello la fiesta, ¡qué digo la fiesta! ¡El día o la noche de los difuntos! Se vivía de otra manera totalmente diferente a como la sociedad, el sistema impuesto y que nosotros solitos hemos creado, nos ha abocado a vivirla de esta manera, donde al contrario de aquellos años que recuerdo de mi niñez, en vez de recordar a nuestros seres queridos que se marcharon se ha transformado principalmente en una visita OBLIGADA de los mayores al cementerio y de los jóvenes y niños a la fiesta, esa fiesta donde se comienza por el aflojar la cartera al pasar por la máquina registradora de la tienda de disfraces y de los lugares donde disfrutaremos la noche entera de aquellas maneras, luciendo los glúteos tan bonitos que me hace estas mallas ensangrentadas, porque antiguamente esas mismas “mallas” eran medias que encima llevaban una falda hasta la altura mínima de la rodilla, ahora parece que el complemento de la falda no es necesario, incluso si la prenda (que llaman “mallas”) es dos tallas más pequeña de lo que debería ser mejor que mejor porque vamos a lucir y a disfrutar cuanto más podamos.

En aquellos años de la década de los 70 la noche anterior al día de “Todos los santos” o del “Día de los difuntos” en Alcorlo se hacían hogueras, los jóvenes y niños pasábamos varias horas antes de cenar deambulando de un sitio para otro disfrutando de aquel espectáculo de luz y color en la noche ya que en esas fechas los días son Continuar leyendo «Hallowen, ahora y siempre»

La Pili del Alain

Hace unos días nos ha dejado en este mundo Pilar Sanz Esteban, miembro de la Asociación Hijos y Amigos de Alcorlo desde sus inicios.
Con este post quiero rendir mi pequeño tributo en agradecimiento a su hospitalidad y amabilidad, pero sobre todo por su aportación a la memoria de Alcorlo con su contribución desinteresada del material que, junto a su esposo Alain, grabaron en Alcorlo en el año 1968/69, y que hasta la fecha se ha convertido en el documento en vídeo más antiguo que tenemos sobre el pueblo.  Enlace al vídeo

Conocí a “La Pili del Alain” (en Alcorlo teníamos la costumbre de mencionar al cónyuge a continuación) precisamente por esa película, todo comenzó en el 2005 y desde entonces he tenido estrecha relación con el matrimonio, hasta tal extremo de compartir por varias veces recuerdos, mesa, alimentos, veladas, hogar y tiempos de ocio en su casa de Almería.

En esa película (que se puede ver en Youtube con el título de “Así era Alcorlo en 1968”) se cuenta como casi 40 años después de que fue grabada conseguimos digitalizarla y compartirla. En el reportaje se cuenta Continuar leyendo «La Pili del Alain»

Y quise conocer la radio

Y QUISE CONOCER LA RADIO. Julio 2022 (borrador).
La radioafición, o sea, la banda ciudadana de los 27 Mhz creo que nació en Estados Unidos por los años 60, aunque en algún lugar leí que realmente fue a partir de que acabase la guerra de Vietnan cuando tomo auge, sobre todo por aquellos  soldados supervivientes de la contienda que echaban de menos aquello de comunicarse con mensajes clave y demás (por eso en parte la comunicación de esta banda es en clave). Como la electrónica en aquellas fechas y sobre todo en países adelantados ya estaba al alcance de algunos pocos poco a poco se fue convirtiendo en un entretenimiento que a muchos de nosotros, no voy a decir nos cambió la vida, pero sí que en parte nos torció del camino que traíamos hasta entonces, de tal manera que invertimos (al menos yo) algún dinero y sobre todo MUCHO TIEMPO en saber qué había detrás de aquella “cebolla con un botón” que te permitía comunicarte con otras personas a través de las ondas de radio, personas que muchas veces no llegarías a conocer en persona pero que tampoco te importaba ya que la mayor parte de las conversaciones giraban en torno a cómo mejorar el alcance del equipo, como conseguir el no va más, el poder llegar más lejos con tan solo 4 ridículos watios de potencia en antena, etc aunque con los colegas de la ciudad cercana algunas veces terminabas haciendo amistad en la barra de un bar.

Podíamos decir que era como el internet de hoy, lo mismo servía para encontrar un trabajo que para resolver una avería del auto que para hacer amigos y luego irse de copas, en fin, como un chat o grupo washap de hoy…

También sirvió para echar una mano en catástrofes o accidentes ya que aunque no sean equipos que en comunicación directa lleguen más allá de Continuar leyendo «Y quise conocer la radio»

Reciclarse o morir

A veces las cosas salen solas, sin tener que ir a buscarlas, los astros del universo, tu propio Dios o la Susincordan o el yo que sé, se alinean para ponértelo en tus manos. Años llevaba con la ilusión de tener un aparato de esta categoría y mira por donde cayó en mis manos sin soltar una pela…
Historia de la reforma de un amplificador de audio de la firma Bose, tecnología, diseño, funcionamiento de estos aparatos, comportamiento del sonido, el audio de alta calidad, etc.
Resulta que cuando iban a comenzar las fiestas de Mayo aquí en el pueblo (mayo) para limpiar y ordenar las casetas de las peñas en aquella zona instalaron dos contenedores de obra, contenedores que se llenaron de sillas, neveras, congeladores y multitud de trastos que después de dos años de inactividad por cuestión del Covid nadie iba a utilizar ya porque hay aparatos que del simple hecho de no usarse se estropean ellos solitos.
Cada día paseábamos por aquella zona el Sugus y yo tres veces al día, mañana, medio día y noche. En uno de esos paseos del medio día vi que habían sacado al contenedor de la basura un aparato que parecía un equipo de música; era como un cajón grande y pesado, también una veintena de sillas que aunque de forma estaba bien de presencia era todo lo contrario porque estaban llenas de cagadas de pájaro que después de dos años sin uso optaron por tirar al contenedor en vez de limpiar, una docena de ellas las monté también en la furgoneta… Son de esas de tijera, fabricadas en madera de haya, o sea, para toda la vida, siempre que no se sienten en ellas sujetos de más de 90 kg de peso.

Al aparato no se le veía electrónica alguna pero sí cuatro pequeños altavoces por lo que con la idea de cargar las sillas llegué hasta allí con la Volkswagen y un destornillador. Me puse a desmontar los cuatro altavoces pequeños y vi que no era fácil así que cargué como pude el mueble y las sillas y lo bajé al taller, o sea, a la casa de mis padres, para desguazarlo en otra ocasión con tranquilidad. Tengo que decir que soy un fans de los altavoces, todavía recuerdo la tarde que con mis quince años compré un altavoz viejo en una chatarrería y cómo me estafó el sr chatarrero, creo que pagué por él lo mismo que nuevo…

Unos días después me puse con ello y desmonté el mueble pieza por pieza cuanto pude, era un mueble como diría un colega “fabricado con dos cojones”, hecho con madera de esa muy compactada y muy gruesa, del orden de 25 o 30 mm, muy bien ensamblada, de esos de ¡para toda la vida” y de los que aguantan caerse por una escalera abajo sin riesgo a que se descompongan.

Pronto descubrí que detrás de lo que era un pequeño control de volumen había una tremenda placa electrónica del tamaño Continuar leyendo «Reciclarse o morir»