En el trabajo el gran jefe nos ha mandado que ordenemos los talleres (falta hacía, demasiado tiempo ha esperado), no quiere ver ni una herramienta fuera de su lugar, ni siquiera encima de la mesa porque supone que está olvidada, tampoco quiere ver calendarios colgados de la pared y menos con chicas semidesnudas, la tornillería en sus cajitas y todo más limpio que “la Patena”, vamos como están los talleres oficiales de los autos Mercedes que parecen de todo menos talleres, no encuentras ni una gota de aceite ni polvo por ningún lugar, claro, luego no nos extrañemos si al entregarnos la factura la primera impresión es que se han equivocado de auto, ¡este no es el mío!, normal, han empleado media hora en hacer el trabajo y hora y media en traer, llevar y colocar las herramientas.
Entre las “pegatinas y recuerdos” que he tenido que arrancar de la pared el que más me ha dolido ha sido esta etiqueta de la parte superior-derecha que dice: 565 y debajo 500, la fecha es de 8 de Marzo de 1999, con ella en la mano he ido a preguntarle al autor de la escritura si le recordaba algo, pues no, nada de nada, ya han pasado más de 14 años desde entonces, la memoria si no se refresca se pierden los datos.
Hubo un tiempo que el autor de la etiqueta y yo pasábamos largos ratos practicando el tiro olímpico, la afición la cogió de mi, al poco tiempo de comenzar con ella yo ya ve veía “negro” para superar sus puntuaciones, es lo que pasa, les enseñas y a los cuatro días te ganan, ja, ja, ja, pasa lo mismo con la fotografía, a los cuatro días hacen mejores fotos que tu.
En los entrenamientos andábamos muy igualados pero en las competiciones se caía como un higo seco, le entraba una temblequera de manos que no era capaz de apuntar a la diana, yo sin embargo mucho más veterano, tranquilo y seguro de mi mismo hacía medias de 545 puntos (de un máximo de 600) dependiendo de la concentración, el estado físico y psicológico.
Yo ya llevaba casi una década practicando el tiro olímpico y ya comenzaba a decaer ya comenzaba a aburrirme, si no te pones metas es lo que pasa, que rápidamente subes y rápidamente bajas, más o menos como con la fotografía o cualquier otro hobby.
Un día se pasó por el taller y me comenzó a “comer la oreja” animándome a continuar, que si tu eres cojonudo, que si lo que tienes que hacer es ir a todos los campeonatos nacionales, bla, bla, bla, _mira ya estoy harto del tiro_ tu sabes que para conseguir superar estas puntuaciones se necesita un entrenamiento continuado, tiempo y dinero y yo no tengo de todo eso.
Al final tanto “me picó” que le propuse un reto; él debería conseguir superar los 500 puntos en una competición y yo los 565 y para no olvidarlo cogió una etiqueta y la colgamos en la pared.
Unos años después él dejó el tiro, nunca superó aquel reto, yo sin embargo continué unos ocho o nueve años más hasta abandonarlo definitivamente pero no sin haber superado aquella barrera; TRES AÑOS DESPUÉS de colgar la etiqueta en una mañana de Febrero al aire libre con un frío que se “pelaba la Vírgen” (como decía mi padre) conseguí 566 puntos en una competición de Aire Comprimido a diez metros, he estado buscando los cuadernos donde anotaba mis entrenamientos y competiciones y no los encuentro a partir del 2000 pero en los archivos del Club Alcarreño de Tiro Olímpico se podrán encontrar sin lugar a dudas.
Aquí os dejo una muestra de aquellos días. ¡que tiempos aquellos! que bien lo pasábamos intentando lo más difícil: ¡superarnos a nosotros mismos!.
Muchas gracias por vuestro APOYO y comentarios. alcorlopantano.com