357/365 Para siempre

DSC_6965 anillos flickr

Hace unos días en el trabajo, de repente, sentí como algo “me corría” por el interior de la pierna izquierda hacia el suelo, se paró en el calcetín, supuse que el bolsillo estaba roto y alguna arandela se había colado por él, moví un poco el pié y apareció delante de mí “un anillo dorado y gris” ¡estoy de suerte! es lo primero que pensé…
Este anillo fue parte de las “arras” de la boda de mis padres, concretamente es el anillo que mi madre llevó toda su vida en la mano.
Antiguamente se tenía la costumbre de casarse “para siempre” afortunadamente los tiempos han cambiado, espero que para mejor.
Este anillo es como un talismán o amuleto para mí, para el resto del mundo no vale un céntimo.
Por nada del mundo lo quisiera perder así que en su día, cuando lo heredé,  me pasé por la joyería y me gasté una suma importante (para mí) en una cadena de oro, elegí oro porque es un material relativamente duro y no se oxida.
 Pasaron no muchos años hasta que un día me pasó lo mismo que conté al principio, me quedé sorprendido ya que la cadena prometía seguridad.
Al examinarla me di cuenta de que no eran eslabones macizos sino huecos ¡como nos engañan! y que de tanto roce se habían desgastado tanto que el perder “mi joya” en cualquier momento era solo cuestión de tiempo.
A los eslabones más débiles les hice una reparación de “emergencia” (hasta encontrar una solución) reforzándolos con estaño pero aquello era una gran chapuza y lo que no quería era pasarme otra vez por la caja registradora de la joyería cuando en realidad lo que más me importaba era la seguridad y en el oro ya no confiaba…
Si te fijas bien hay una diferencia importante en el aspecto entre ambos, uno grueso y el otro aunque no se ve demasiado bien es muy fino, hasta el extremo de poderse cortar, sin embargo los dos eran idénticos el día que pasaron por la vicaría.
Su construcción: Si mis abuelos eran pobres mis padres no eran precisamente ricos así que como no había dinero de sobra mi padre le mandó fabricar al “manitas” del pueblo (en todos los pueblos hay al menos uno) un par de anillos para el evento, de tamaño apropiado para cada dedo, claro está.
El material elegido no lo se muy bien pero sí es cierto por habérselo escuchado a mis padres muchas veces que se trataba de una moneda a la que le habían practicado un agujero y luego a base de martillearla la habían “engordado” hasta darle la forma.
El anillo de mi padre (estoy casi totalmente seguro) permaneció en su mano el día de la boda a mucho tirar pero el de mi madre fue totalmente diferente, permaneció en su dedo toda la vida, como dijo el cura, “hasta que la muerte os separe”.
Toda una vida trabajando el campo hizo que el anillo partícula a partícula se fuera perdiendo por aquellos campos de Alcorlo, pero después en la ciudad tampoco llevó descanso.
Como el anillo estaba ya tan débil era lógico pensar que si lo colgaba en una cadena de metal al final acabaría desgastándose y como no quería perder ni una partícula más de ese metal yo mismo fabriqué una pieza a modo de anillo para alojarlo y protegerlo, el problema era meter aquel dentro de la pieza nueva, no quería soldaduras, no quería cortes, no quería si no que pareciera todo de una pieza y más o menos lo conseguí…con un trozo de latón y mi torno fabriqué lo que necesitaba y aquí podéis ver el desgaste de la cadena de oro contra el latón durante 18 años en el cuello, el “como se hizo” lo dejo como incógnita, me comí el coco varios días hasta elegir la manera..
Finalmente la cadena dejó de ser cadena hace un par de años y la guardé en el joyero y en su lugar una cuerda fina y negra (de proteger las gafas) pasó a mi cuello a custodiar mi talismán.
Llámame cutre pero a mi edad las apariencias me sobran. Por más que busqué por los tenderetes de feria este verano nada me ofrecía la seguridad de esto así que le puse un eslabón de la cadena de oro a modo de seguridad, porque aunque sea un talismán no quiero perder mi cabeza en un enganchón. Una cadena no es más fuerte que el más débil de sus eslabones ¿lo sabias?
Todo ello ha funcionado perfectamente hasta estos días en que la ya la “cuerda de gafas” estaba tan débil que dejó caer el anillo al suelo, culpa mía porque no será que no llevaba meses avisándomelo pero…. por no perder un ratito…..
Mañana hará veinte años que el anillo se separó para siempre de su dedo.
Esta es la foto/historia de hoy, si llegaste hasta aquí mereció la pena escribirlo. Agustín y sus cosas …..

Aprovecho esta entrada para felicitaros las Fiestas Navideñas, AQUÍ he puesto un vídeo familiar (cortito). Es increíble cómo pasa el tiempo. ¡¡¡Feliz Navidad!!!
Muchas gracias por vuestro APOYO y comentarios.  alcorlopantano.com