Fotografía nocturna. La Carrasca

Lo que aquí vas a leer es la experiencia de unos fotógrafos aficionados al tratar de conseguir una bonita fotografía nocturna en una tarde de primavera, hay datos técnicos como exposición, iso, iluminación, etc que pueden ayudarte, si eres aficionado, a conseguir mejores fotografías nocturnas.

Nadie dijo que la fotografía nocturna era fácil y sencilla y que está exenta de penurias para conseguir fotos estupendas, hoy pudimos comprobarlo.
Tratábamos de fotografiar una carrasca enorme que hay en una colina, la tenía fichada nuestro amigo Ismael pues es la ruta frecuente para él algunos fines de semana.
La carrasca tiene aproximadamente 15 mts de diámetro, digo esto porque a primera vista engaña pero cuando estás cerca de ella impresiona, la distancia a la que la iluminábamos con los focos o flashes ronda los  40 mtrs.
La tarde estaba de tormenta, una de esas tardes que cada ratito está lloviendo y ves como las nubes más negras no tardarán en pasar por encima pero que nosotros ya asumíamos estos inconvenientes y pensamos que habría un ratito sin lluvia para que unos pobres infelices pudieran disfrutar de una sesión de fotografía; los paraguas todos en casa, ¿cómo vamos a llevar un  paraguas con todos los trastos que llevamos?.
Podíamos haber ido cualquier otro día pero tenía que ser ese, teníamos sed de fotografía…
Estos pobres infelices somos Isma y Martín (compañeros habituales de campo) y el que escribe.
Llegamos al lugar con tiempo, algo inexplicable porque siempre llegamos diez minutos tarde a cualquier sesión fotográfica.
 Una vez llegamos no pasó ni un cuarto de hora cuando ya estaba lloviendo, a mí me pilló lejos dando una vuelta por los alrededores pero en vez de paraguas solo llevaba un enorme trípode que tuve que abandonar para proteger la cámara.
Aproveché para tomar unas fotos a la tormenta, rayos incluidos, las lentes llenas de gotitas, limpiándolas cada momento, lo bueno es que salió el sol y con él el arco iris, fotos y más fotos, solo era un charpacito…..

más fotos de esa tarde en:https://picasaweb.google.com/pantanoalcorlo/LaCarrasca
http://www.flickr.com/photos/69066700@N00/7145211433/
http://www.flickr.com/photos/martin_martinez/7145370831

 
Después de inspeccionar los alrededores nos reunimos en el punto de llegada, nos tomamos unas cervezas a la vez que comenzamos a planificar como iba a ser la sesión, encuadres, puntos de alumbrado, tipo de alumbrado, distancia, tiempos de exposición, bla, bla, bla….
Una batería de automóvil y varios focos iluminarían el lugar de una manera similar a la luz ambiente natural por eso llevamos un foco de tan solo 15w y amplia abertura, otra batería más pequeña que no llegamos a utilizar se encargaría de iluminar la carrasca con 50W de potencia y un haz muy recogido que llega más de 200 mtrs, más que de sobra para emborrachar de luz la carrasca con ISO 100, abertura de 5.6 y 120 minutos de exposición.
Todo estaba ya preparado, las cámaras con su programación puestas en los trípodes, los focos en los suyos, solo quedaba que la noche se apoderara del aquel páramo.
No tardó mucho la lluvia en hacer acto de presencia nuevamente y tuvimos que coger las cámaras y mochilas y refugiarnos en el automóvil que se encontraba a 200 mtrs.
Antes de llegar al coche ya notaba que el agua había inundado mis calcetines y chancleteaban los pies en mis botas como si estuviera cruzando un riachuelo y ni que decir de la temperatura ambiente, ¡tenía los pies helados y mojados! ¡lo peor que te puede pasar!
Las botas son de estas de seguridad que te dan en el trabajo con puntera reforzada y por encima del tobillo, no eran unas simples playeras, la tierra pegajosa, ideal para fabricar botijos, se pegó varios centímetros por encima de la suela hasta que cada bota pesaba unos dos kilos, al menos esa era la sensación.
Tan solo unos minutos en el coche y ya pasó el chaparrón, hala, coge otra vez los trastos y ya de noche por todo el mundo a buscar los trípodes y a comenzar la sesión fotográfica.
Creo que no habíamos tomado ninguna foto todavía cuando de nuevo se puso a llover nuevamente, un relámpago importante acompañado de un gran trueno nos hizo pensar en cambiar el tipo de fotografía y ponernos a fotografiar relámpagos pero solo fue uno importante, los demás apenas se veían.
 Guardamos las cámaras en las mochilas y nos refugiamos debajo de la carrasca pues parecía que la cosa no iba a llegar lejos, era la cola de otra tormenta, yo aproveché para tomar unas fotos de la silueta interior de la carrasca a 30 segundos de exposición, quedó con aspecto de que todavía quedaba sol en el ambiente, ni una luz en la lejanía, ni una maldita nube, ni un coche de esos tan odiados que fastidian con frecuencia las fotografías nocturnas, nada de nada, ni estrellas pues apenas se veían, era todavía pronto para fotografía nocturna, podéis comprobarlo en el álbum de picasa.
Cuando ya pasó el chubasco y con mucha ilusión comenzamos a tomar fotos.
Yo comencé con ISO 100, 2.8 y 30 seg, para esta configuración la escena estaba suficientemente iluminada pero el resultado de la imagen no me gustaba porque no se veían líneas en el suelo y todo el trigal quedaba como una maraña verdusca pues el trigo solo mide 20cm y al moverlo la brisa salía borrosillo, el cielo apenas mostraba figura de nubes, las pocas que había eran lejanas y suaves, mal, muy mal, no había color…
Mis compañeros optaron por otras configuraciones y se quejaban de que faltaba luz, con frecuencia se escuchaba: ¡falta luz! ¡esto sale más negro que un «chichote»,  el histograma quedaba muy muy bajo, una y otra vez, ¡falta luz!. Nadie se atrevía a subir el ISO o a abrir el diafragma ¿por qué?. Todos sabemos lo que hay que hacer en esos casos pero parece que a veces lo más elemental se olvida.
La luz de 15w quedaba muy bien, era suave e iluminaba todo el ambiente pero era escasa, entonces comenzamos a utilizar los flases,  empleamos simultáneamente los Nissin Di622 y  Di866, son flases modernos y más o menos potentes, este último permite cerrar el ángulo de la luz hasta 105 mm y de esta manera llegar más, disparamos en cada sesión de varios minutos de exposición una media de 6 disparos con cada flas a plenas potencias y sin embargo la carrasca no mostraba ningún cambio en el color de la luz por lo que la potencia del flas era insuficiente, debido por supuesto a la distancia que estaban situados los flases, acercarnos más no se podía porque entrábamos en escena.
Poco a poco fuimos cambiando la configuración a la vez que la noche y su oscuridad avanzaban, yo ya trabajaba  en ISO 100, f4, 180seg pero no me terminaba de convencer el encuadre, las nubes no acompañaban, eran débiles y sin luz reflejada por ninguna ciudad o sea que eran grises y más grises, con esta configuración de cámara quedaba bien iluminada pero parecía que era pleno día, ¿para qué quiero una foto nocturna con aspecto de diurna? Yo esto no lo quiero….
Muy a mi pesar cambié de lugar buscando un nuevo encuadre, buscaba las lejanas luces de la ciudad de Madrid que aunque lejano (más de 90Km) era el único punto de color en el firmamento pero la bonita figura de la carrasca se perdía pues desde ese lugar la carrasca se transformaba en un árbol vulgar rechoncho y redondo sobre una colina.
Después de una hora pegando flashazos y a la vez moviendo el foco para abarcar más campo, cambiando el equipo varias veces de lugar para nuevos encuadres y todo esto con los pies encharcados y fríos ya pensábamos en acabar pues eran las 23:00 y quería estar en el pueblo antes de las 12:00 para grabar en vídeo como plantaban los mozos el «mayo» en la playa mayor del pueblo y tenía por delante más de media hora de viaje.
A punto de cerrar la sesión alguien se dio cuenta de que el trigo estaba totalmente empapado a pesar de que ya hacía dos horas que no había caído una gota y lo peor de todo ¡los objetivos estaban empañados! Yo ni siquiera miré el enfoque de mis fotos porque conozco mi objetivo y enfoco en modo manual y la pantalla de la 30D es una mierda y no tiene apenas resolución y mi vista de cerca tampoco funciona bien así que me fio de mi experiencia para enfocar y solo miro el histograma, hasta ahora esta técnica nunca me ha fallado.
 
Era cierto, pasé un pañuelo de papel por el objetivo y estaba empañado, lástima pues la última foto tenía buena pinta, quizás la mejor de la serie así que grité: ¡LA ÚLTIMA y ME VOY!, ya eras las 23:14, no había más tiempo., lástima porque un rato después  a juzgar por el movimiento y velocidad de las nubes que  se acercaban prometían un bonito cielo…..
Así fue, terminé mi exposición de varios minutos y guardé todos los trastos, recogimos y repartimos el equipo y de nuevo hacia el coche caminando entre tinieblas pues no quedaban manos para linternas…..
De nuevo y cuando me faltaba medio camino para llegar al coche mis pies estaban totalmente encharcados y ahora muchísimo más fríos que dos horas antes pues en este rato ni habían cogido temperatura, se me hicieron eternos los últimos cien metros.
Tiré las botas y calcetines todos chorreando hasta el fondo del maletero, cogí mis zapatillas y sin calcetines, digo esto porque nunca, nunca me pongo unas zapatillas sin calcetines, me las calcé, la sensación era aún peor, las zapatillas parecían construidas con hielo.
 A toda pastilla guardamos los equipos donde y como pudimos pues era noche por todo el mundo y teníamos prisa, salimos de allí pitando pues ya eran cerca de las 23:30, el coche estaba en un camino lleno de hierba a 300 mtrs de la carretera y no se veía bien por donde había que tirar pues a esto también hay que añadir que el auto estaba empañado por dentro, el auto acaba de cumplir 22 añitos y precisamente peca de que apenas se calienta así que nos pegamos 30 minutos de viaje apenas sin calefacción.
Llegué a casa exactamente a las 23:58, dejé la mochila llenita de objetivos, cámaras y flases y me cambié de pantalones que traía mojados hasta las rodillas, me planté mis calcetines gordos y secos, cogí un trozo grande de bizcocho de la encimera de la cocina y bajé corriendo y comiendo bizcocho hasta la plaza del pueblo, en estos 300 mtrs mis pies entraron en calor.
Cuando llegué a la plaza en ese momento comenzaban a colocar el “mayo” enfrente del agujero donde poco después lo introducirían para ponerlo vertical; decía al principio que siempre llego diez minutos tarde a cualquier sitio pues bien, esta vez no iba a ser menos.
El evento duró muy poco, menos de un cuarto de hora y la verdad es que no sucedió nada especial, o sea que la grabación apenas vale nada, no es el caso de unos años antes donde por poco hubo algún accidente importante pues el árbol era enorme y se cayó bruscamente contra el suelo tres veces cuando ya estaba a medio camino…. fue una pasada pero bueno, mejor así……
Con esta historia no quiero decir que la fotografía nocturna sea sacrificada, difícil y complicada de realizar pero fue nuestra experiencia. Las cosas no siempre salen como uno las planea.
No será esta la última vez que fotografíe esa carrasca pero la siguiente vez será muy muy diferente….ahora tenemos nuevos datos sobre iluminación que pagamos con este sacrificio.
 
Esta es mi historia de una tarde de fotografía, una experiencia inolvidable acompañado de unos magníficos compañeros…… solo nos faltó el perro, compañero habitual en nuestras sesiones fotográficas.
Lo bonito de la fotografía es que está cargada de experiencias inolvidables y esta es una de ellas, OTRA MÁS.
Gracias por llegar hasta aquí y…

 

Un saludo.

2 opiniones en “Fotografía nocturna. La Carrasca”

  1. Una noche tengo que asistir a una de vuestras excursiones, aunque me deje la cámara en casa, estoy seguro de que aprendería muchísimo. Enhorabuena y gracias por el post, por las fotografías y por compartir tus experiencias!Un saludo!

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