Cuando se confabulan los Dioses para que algo suceda ni tu propio Dios te podrá ayudar, se confabularon y lo intentaron una y otra vez y no pararon hasta que lo consiguieron. Un pinchazo primero en un ojo y una espiga misteriosa unos días después clavada en el mismo ojo acompañado por una racha de contratiempos y/o malas gestiones acabaron produciendo la pérdida total tanto de la visión como del mismo.
Este es uno de los capítulos más difíciles, duros, tristes y dramáticos de los que he escrito pero a la vez tan real como la vida misma por lo tanto le puede suceder a cualquiera, a «cualquiera» que tenga un animal de compañía no un simple perro como mascota…
Por su dureza para mí quizás nunca vuelva a leerlo pero como decía mi padre «lo que se escribe se lee», la mayor parte de estas líneas ya estaban escritas a día de hoy pero aprovechando que por ahora hace un año me veo casi en la obligación de que sea este el siguiente capítulo de «Todo sobre mi Perro». No me resulta cómodo ni agradable el escribir este artículo sino todo lo contrario, un río de lágrimas me ha acompañado todo el tiempo pero prometí escribir un libro sobre él y este es otro capítulo que formará parte de ese libro, de su recuerdo en nuestra familia y lo hago ahora que estoy en el mismo lugar donde le ayudamos a descansar para siempre y han revivido de nuevo un sinfín de recuerdos, sentimientos y emociones.
Casi todo comenzó de la manera más tonta y absurda en un paseo rutinario nocturno el domingo 28 de Junio de 2015. Ese fin de semana lo pasamos en «La Parcela», una parcela con huerto y casa que tienen mis suegros no muy lejos de casa. Aprovecho para comentar que estábamos atravesando una racha de calor de más de cuarenta grados.
Domingo 28 de junio de 2015.
Como era un animal bien acostumbrado aunque en la parcela todo era campo sus necesidades se las aguantaba hasta que lo sacabas a pasear así que antes de tomar camino para casa _sobre las 22:30 horas_ y mientras mi mujer cargaba el auto con las cuatro cosas que llevábamos le di un paseo por la calle como de costumbre. Tomamos calle arriba (siempre iba atado) hasta que se acabó el asfalto, allí había una plaza donde estaban depositados los contenedores de reciclaje y de la basura cuando de repente comenzó a darse con la pata en la cara. Le tomé en brazos y lo llevé unos metros más adelante donde había una farola y asfalto, le tumbé en el suelo y le miré en los oídos con la luz del móvil pero no encontré ninguna espiga ni ningún otro motivo que le pudiera molestar. Detalle de la plaza y cardo (en el centro de la imagen).
Cuando llegamos a casa el perro seguía dándose con la pata en el lado derecho de la cara, le volví a mirar con los mismos resultados pues no encontré nada.
Lunes 29 de junio 2016.
A las 5:03 tengo puesto el despertador pues comienzo a trabajar a las 6:00, mi mujer en su paseo mañanero con él no me comentó nada anormal.
Después de la siesta nos fuimos a ver al veterinario, el animal de vez en cuando hacía gestos de que algo le molestaba. Según estábamos esperando en la consulta me di cuenta de que el ojo derecho lo tenía ¡totalmente cerrado!.
El veterinario le inspeccionó los oídos con el aparato digital y no se le veía ninguna espiga en el interior. El ojo no podía abrirlo por lo que me recetó un colirio y volver unos días después.
Miércoles 1 de julio. (casi 3 días después)
Por la mañana lo llevé al veterinario y el ojo ya lo tenía bastante abierto, le puso un colorante verde fosforito para ver si tenía alguna herida y solo en la parte inferior tenía como un diminuto círculo como un puntito oscuro, parece que algo le había tocado en aquella zona pero el resto del ojo estaba perfectamente, el animal no le molestaba mucho porque apenas se tocaba ya con la pata, como no parecía importante ni que le molestara demasiado el veterinario no le puso ningún tratamiento, no sé si esta decisión fue correcta o debería haberle recetado algún antibiótico pomada o yo que sé quizás este fue el primer error, no es que quiera echarle las culpas al veterinario, solo es una suposición…
En esos días los paseos eran exclusivamente por el casco urbano evitando en todo lo posible que polvo o cualquier otro objeto le penetrara o molestara en el ojo.
Ese mismo día por la noche sobre las 22:45 volvía con él y al llegar a casa delante de la puerta del portal se comenzó a golpear con la pata en el mismo lado de la cara. Ya en el interior de la vivienda descubrimos que tenía una enorme espiga clavada en la parte superior del ojo, en la zona blanca fuera de «la niña», en un momento y con unas pinzas se la sacamos, el animal parecía comprender y se estuvo muy quietecito tumbado en el suelo de la cocina, automáticamente dejó de darse golpes con la pata en esa zona hasta que nos fuimos a dormir. Recalcar que la herida anterior era en el lado totalmente opuesto del ojo por lo que no encuentro ninguna relación entre ellas.
Esto para mí fue un misterio, me explico: ¡Si no hemos pisado el campo! ¿dónde y cómo se le ha clavado semejante dardo? al día siguiente analicé la ruta que hicimos y ¡no había ni una hierba! ¿cuánto tiempo llevaba allí aquello clavado? era imposible que cuando estuvimos en el veterinario y le puso aquellas gotas fosforescentes la tuviera porque era tan enorme que se hubiera visto a simple vista sin embargo el producto verde no indicó que allí había un orificio o herida alguna, solamente mostró algo en la parte inferior del ojo, o sea en el lado opuesto, se veía claramente una manchita diminuta.
La espiga estaba clavada unos 8 mm de profundidad sin embargo al extraerla no salió ni la más mínima gota de sangre, solamente algunas partículas de ella había incrustadas en la espiga como puede apreciarse en la fotografía a tamaño 100×100…. La extracción me recordó como cuando tratas de tomar un trozo de queso blando de una bandeja y le insertas un mondadientes, salió sin dificultad y sin rastros de sangre…
Jueves 2 de Julio. (día siguiente) Quizás este sea el siguiente ERROR, no haberle llevado otra vez inmediatamente al veterinario pero el caso es que el animal no mostraba ningún signo de malestar.
Ese mismo día el ojo ya lo tenía totalmente abierto y no había diferencia apreciable con el otro ojo salvo que en este le había quedado un pequeño velo o catarata más pronunciado que en el otro, quizás ya era así antes o quizás la perforación de la córnea ya había comenzado.
Lunes 6 de julio. SIETE días después del primer pinchazo y CINCO desde el segundo.
Notas de mi diario. Hoy he vuelto al veterinario con él, se encuentra perfectamente bien de los ojos salvo que en el derecho le ha quedado un poco más de catarata que en el izquierdo, quizás ya estuviera así antes, el susto ya parece haber pasado, las patas traseras se nota que las arrastra menos porque el pegamento que recubre las uñas le dura más tiempo sin embargo no tiene tanta fuerza y peso ha perdido bastante en los últimos 15 días, apenas come una vez al día y poca cantidad. Le he pesado y pesa 10.5 kgm y se le nota la columna vertebral, hace un mes la tenía rellena de carne, al pasarle la mano por el lomo apenas se apreciaban las vértebras ahora se le pueden contar.. dentro de DOS días le toca la siguiente pastilla de cada mes, TROCOXIL para el problema de la cadera… aprovecho para poner todo el tipo de medicamentos que le administramos a lo largo de su vida, prácticamente solo en el último año hubo que recurrir a ellos pues el resto gozó siempre de buenísima salud.
Estamos atravesando una ola de calor de 41.5 grados que durará toda esta semana (6 a 12 julio).
7 de Julio, martes, Volví otra vez al veterinario pues de vez en cuando le visitábamos para ver cómo evolucionaba en general pero sobre todo con las nuevas pastillas, (el TROCOXIL ). Todo parecía haber acabado y bien pues el animalito parecía encontrarse perfectamente, los ojos abiertos y muy tranquilo así que nos despedimos del veterinario para vernos después de las dos semanas de las vacaciones de verano.
8 de Julio por la mañana (9 días después del primer pinchazo y 7 del segundo) se levantó con el ojo cerrado y aquí quizás el siguiente ERROR por mi parte porque pensé _si no podía abrir el ojo el veterinario poco podía hacer como pasó la primera vez así que supuse que el tratamiento era el mismo del primer día ya que el día anterior estaba estupendamente bien así que le pusimos colirio con la intención de que en cuanto lo abriera al día siguiente volver a llevarlo a la clínica, quizás debería haber ido de inmediato al veterinario…
9 de Julio por la mañana, seguía igual, le lloraba el ojo y como yo no tenía tiempo de ir al veterinario y aparte supuse que no era tan vital el ir o no ir le puse pomada OCULOS que es lo que suelen recetar cuando tenemos alguna herida en los ojos, pensé que no le haría ningún mal mientras esperaba al día siguiente a ver como se encontraba y llevarlo a toda costa…
10 de Julio , VIERNES, (12 días después del primer pinchazo). Cuando volví al mediodía de trabajar seguía igual así que después de comer sin perder un momento más lo llevé al veterinario.
El tema de la espiga fue un misterio para mí, lo cuento cronológicamente y rebato las sugerencias que me dan, ¿qué pudo pasar y porqué?, fue un misterio y lo sigue siendo, por más que me estrujo la cabeza en atar cabos con las fechas y datos sigo sin encontrar una explicación y ya dudo que la encuentre, primero el pinchazo del primer día que entiendo sería culpa del cardo por el aspecto de la herida pero ¿la espiga en el mismo ojo? ¿no sería todo en el mismo momento? según esta siguiente fotografía donde se ve la parte superior del ojo no hay indicios de herida y además ya he comentado que las gotas «verdes» solo revelaron un leve pinchazo minúsculo en la parte inferior y la espiga estaba arriba, no entiendo cómo ni donde se le pudo clavar ese dardo envenenado pero fue así. Esta foto es de el día de las gotas (2 de Julio) si hubiera habido espiga en la parte superior tanto con las gotas verdes como en la fotografía se vería algún detalle. En el círculo se ven restos de ese producto verde y la flecha indica el lugar donde estaba clavada la espiga.
EL VIERNES NEGRO. 10 de Julio 2015
Buen rato antes de que abriera la consulta el Yuco y yo ya estábamos en la puerta de la clínica esperando al veterinario aunque ya de nada serviría.
El ojo apenas lo abría, le expliqué todo lo sucedido desde la última vez que nos vimos que tan solo había transcurrido DOS DÍAS Y MEDIO cuando todo parecía estar bajo control y absolutamente bien, nada más verlo comprendió que ya no había solución, posiblemente se le había perforado la córnea y perdería el ojo.
Cuando comenzó a relatarme algunos detalles de cómo evolucionan este tipo de enfermedades entre ellos que sería un proceso LARGO y DOLOROSO no me lo podía creer…. sentía ganas de vomitar, apenas me podía sostener en pie, de hecho me tuve que sentar en una silla porque notaba como todas mis fuerzas me abandonaban y pensé que en un momento cualquiera caería redondo al suelo inconsciente ¿cómo puede ser? yo trataba de comprender qué había pasado, qué habíamos hecho mal, ¿cómo podía haber pasado eso? nada me encajaba, primero el primer pinchazo, hasta ahí normal, luego el MISTERIO de la espiga, luego aparentemente se puso bien y TRES días después ya no tenía amparo el ojo.
Me recomendó ir urgentemente a una clínica más especializada para que le hicieran una evaluación más detallada sobre el tema,. Guardé el papel con la dirección y teléfono y con el animal en brazos salí todo lo deprisa que pude para Guadalajara.
Por el camino todo era un «devaneo de sesos» con lo que acababa de escuchar ¿sería lo mejor para él y para todos el acabar con su vida? ¿no seré demasiado egoísta manteniéndole con nosotros mientras su vida se escapa lentamente? ¿merecerá la pena? por una parte pensaba que era lo mejor para todos, alguna vez tiene que llegar, en fin, las mismas preguntas que nos hacemos como si de un ser de nuestra sangre se tratase.
Aparqué lo más cerca que pude pero aún así fue a más de doscientos metros del lugar, llamé por teléfono a mi mujer para comentarle tantas incógnitas como me habían surgido incluso una hipotética EUTANASIA que me sugirieran en la clínica pero la llamada no me ayudó nada, «haz lo que creas que tienes que hacer», me dijo… ¡me sentí SOLO! Solo ante el tremendo drama que tenía en mis manos. Sentía que todo se me ponía en contra, que no tenía armas para luchar, que la situación se me escapaba de las manos pues no la podía controlar y que no podía hacer nada para remediarlo me encontraba como desnudo, solo y desamparado en mitad Siberia.
Caminaba con el animal en brazos para ganar tiempo ya que él apenas podía caminar, las lágrimas corrían descontroladas por mi cara, de ninguna manera podía impedirlo, veía que perdía a mi perro por minutos, quizás fuera entrar a esa clínica y salir ya sin él. La gente se quedaba mirándome desde la distancia pues no estarían acostumbrados a ver por la calle alguien con un perro en brazos como si de un bebé se tratara, la gran mayoría no tendría mascota ni sabría lo que estamos dispuestos a hacer por nuestros animales.
No había mucha clientela en esta Clínica veterinaria, después de hacerme la ficha lo pasaron a una sala privada y al rato me dieron el informe, efectivamente, la pérdida del ojo era INMINENTE e IRREVERSIBLE, ya nada se podía hacer por él, un antibiótico y un antiinflamatorio creo recordar que le recetaron.
Después de abandonar esta segunda clínica veterinaria y a lo largo de TODA la tarde experimenté lo peor que un ser humano puede llegar a sentir, ¡sentí que Mi DIOS me había abandonado totalmente! igual que a Jesucristo en el último momento que vivió en la cruz donde parece ser que exclamó: ¡Señor!, ¿por qué me has abandonado?…
Volvimos de vuelta a casa y una vez que me senté en el coche y durante todo el trayecto y continuando hasta que me dormí por la noche por mi boca no dejaban de salir blasfemias, pestes y maldiciones de todo tipo y color, mi Dios no quedó bien parado pues siempre me sentí como decía antes… ABANDONADO por Él y es lo peor que te puede pasar.
Ya en casa traté de calmarme de alguna manera y continué con «mis labores» entro otras cosas que recuerdo es que tenía un trozo de mármol al que le estaba grabando el nombre de mi abuelo para colocárselo en su tumba y se me cayó al pié, el empeine paró el golpe con el que estuve dolorido y medio cojo más de quince días, no contento con eso al rato se me cayó una caja con varios discos duros al suelo a peligro de que se rompieran y algún que otro detalle ¡vaya día para olvidar!
Nunca olvidaré esa maldita tarde ni ese maldito día donde tantas cosas me salieron mal.
A la semana siguiente volví por el lugar donde recibió el primer pinchazo tratando de comprender qué o como se produjo, solamente podía haber sido provocado por un cardo, un cardo que lo había pisado la rueda de un coche y se había quedado medio tumbado a cuarenta y cinco grados en dirección a la plaza, allí estaba el cardo al acecho con sus afiladísimos dardos envenenados, lo corté y me lo llevé… un año después le hice la foto para la portada, realmente no fue a ese pues estaba bastante deteriorado para las foto de portada así que busqué otro de su especie.
Los detalles adversos con los que tropezamos todos esos días fueron estos:
1 Era de noche con poca luz y quizás no viera al cardo.
2 El único puto cardo que había en toda la plaza estaba colocado justo a la altura de la cabeza del animal y con las púas en dirección más apropiada para provocar el accidente.
3 Al día siguiente del accidente no puedo ir al veterinario antes de las cinco de la tarde ya que por la mañana trabajo aunque de poco hubiera servido pues si tenía el ojo cerrado…
4 Tres días después se vuelve a pinchar en el mismo ojo y gracias a Dios que fue el mismo porque igualmente se podía haber pinchado el otro y quedarse totalmente ciego en cuatro días.
5 Quizás no actué de la manera más correcta llevándole al veterinario cuando debería haberlo hecho pero hay tantas cosas que sortear cada día que atender a todo resulta imposible…
De mi diario: 11 de julio, Sábado, día siguiente.
Hemos estado de paella en Alcorlo y es el primer día después del diagnóstico del desprendimiento de retina, parece que lo tiene un poco más seco, como si fuera un higo que se acabará secando, no le brilla como el otro y se le ha comenzado a descolgar. Se lo lavo con frecuencia con suero fisiológico porque nada más se puede hacer por él.
No puedo evitar que las lágrimas se me escapen cuando lo veo tumbado tan tranquilo con su ojo «pocho» como si no fuera consciente del problema , posiblemente y al tratarse de un animal sea que la propia naturaleza los hace inmunes. Enlace a un vídeo relacionado.
Ha comido pollo y arroz en cantidad suficiente y las pastillas se las tomó sin problemas. Por la noche también tomó en casa pollo y arroz y nuevamente más pastillas de la clínica de Guadalajara, también unas croquetas de su menú, parece que no ha perdido el apetito. La movilidad es igual que hace unos meses, a veces algo mejor y a veces casi no se sostiene.
12 de julio, estando en el césped al lado de la parada del autobús aprecio que se mueve con más facilidad que hace unos días, creo que las pastillas para el dolor que le recetaron el viernes hacen su efecto, ahora es capaz de subir los bordillos perfectamente, parece que el TROCOXIL hace milagros aunque no se qué efectos secundarios tendrá.
Hice fotos a su ojo cada día para recordar como acaban este tipo de enfermedades pero gracias a Dios no me dio lugar a continuar, aquí una del día 13 de Julio de 2015. La cinta plástica en la pata derecha era para que no se hiciera más daño en el ojo pues a veces le molestaba y se pasaba la pata por allí, también para espantarse las moscas que acuden como por arte de magia.
Pues hasta aquí este relato, hoy precisamente hace un año que no está con nosotros, desde entonces muchas cosas han cambiado pero eso es parte de otro capítulo.
Gracias por llegar hasta aquí. alcorlopantano.com