La Cueva, el precio de tres minutos.

imagen de la cueva Grande

Enlace al vídeo correspondiente “La Cueva” (The Cave), en él hay también imágenes relacionadas con los aparatos que utilicé.
Todo comenzó el año pasado cuando alguien me pasó un enlace de un vídeo titulado “The Cave” y me quedé fascinado de lo bonito que era y del arte que tuvo para hacer un vídeo timelapse en un lugar donde yo ni hubiera imaginado por sus dificultades técnicas entre otras cuestiones; ¿Por qué tiene que ser un vídeo timelapse? Pues al no haber suficiente luz en el interior de la cueva las cámaras que tenemos no son capaces de realizar 30 fotogramas por segundo ni siquiera la mitad de la mitad, en este vídeo del día de hoy hay planos con exposiciones de 2.5 segundos, lo que significa que haría falta una barbaridad más de luz o sea, tan solo hubo dos o tres escenas que se pudieron grabar en modo directo, o sea, sin timelapse, son las que corresponden a la boca de la entrada.

La idea ya la tenía, cuando vi ese vídeo me dije “tengo que hacer algo parecido, incluso mejorarlo si puedo”, era como un reto pues no había hecho anteriormente nada semejante. Tanto el material necesario como la idea lo tenía ya preparado, en las últimas semanas preparé un juego de luces totalmente reguladas en potencia, pequeñas de peso y bulto pero capaces de iluminar aquella escena durante ocho o diez horas ininterrumpidas y así lo demostraron.

En cuanto tuviera ocasión me pondría manos a la obra pero claramente vi que era mucho esfuerzo para una sola persona pues harían falta al menos dos trípodes, la barra para desplazar la cámara con su correspondiente motor y plataforma, el conjunto para rotar la cámara a la vez que se desplaza por la barra, la caja de control de tiempos y velocidades, el conjunto de herrajes para trabajar con la cámara en horizontal y vertical, el equipo de iluminación, al menos dos cámaras, varios objetivos entre ellos el gran angular, baterías para todos los mecanismos y memorias suficientes, ropa ya que dentro hay mucha menos temperatura que en la calle, comida y bebida, etc, etc, en fin, mucho material y aunque la distancia desde la cueva al automóvil no es mucha hay un punto con cierta dificultad, hasta tal extremo de tener que desprenderse de todo el material y elevarlo hasta un punto alto para luego continuar con el camino, este de sobra conocido, y no apto para cualquiera que no tenga cierta agilidad.

Pensando en todo ello, (en la ayuda), se lo propuse a algún compañero aficionado a este tipo de aventuras fotográficas pero en la mayoría de ellos vi que despertó poco interés, todos sabemos que eso tiene mucho esfuerzo y poca recompensa, se necesita tener mucho más que afición a la fotografía, creo que sería necesario tener además pasión e incluso diría que devoción; los vídeos que tengo en Youtube relacionados no tienen aceptación alguna por lo que podría decirse que carecen de interés pero eso a mí realmente me influye poco, es una lástima porque precisan de un gran esfuerzo (por decir una cifra cien veces más que una fotografía)… Por otro lado teniendo en cuenta la dificultad del terreno no quise insistir demasiado pues desplazarse dentro de una cueva con cierta seguridad y con relativa poca luz se necesita de cierta experiencia para no sufrir algún tipo de percance pues el suelo es irregular y hay multitud de piedras que pueden girar al pisarlas y provocarte un esguince o cualquier otro contratiempo o accidente por lo que finalmente opté por hacer una avanzadilla yo solito y realizar alguna prueba para ir tomando nota de los tiempos de exposición, planos donde grabar, tipo de iluminación, si haría fotografías o un vídeo timelapse para no maltratar a la cámara pues para tres minutos y medio de vídeo hubiera necesitado 10.800 fotografías, algo totalmente impensable salvo que hubiera utilizado cualquiera de las 30D que tengo por el cajón y que no me haría mucho duelo destrozarlas haciéndolas trabajar sin cesar durante varias horas seguidas…

E{«type»:»block»,»srcClientIds»:[«7104bb3b-8609-4fc7-be8e-4bf38b824fc4″],»srcRootClientId»:»»}so sí, como casi siempre llevaba todo el equipo en el auto pues nunca sabes muy bien a lo largo del día y/o de la noche lo que puedes necesitar, así que el primer día que “nos dieron suelta” después del recluimiento por el COVID-19, sobre las 9:40, ya había tomado la carretera para Alcorlo, sin una idea fija, más bien todo lo contrario, después de esta prisión no tenía la más mínima prisa de volver a casa incluso hasta el día siguiente y de la siguiente manera se me pasó todo el santo día y gran parte de la noche.

SALIDA, INICIO DEL DÍA.
Al poco de tomar la carretera para Alcorlo me vino a la cabeza el recuerdo de mi perro, cinco años después le sigo añorando y la tristeza me invadió el alma durante largo rato al recordar nuestras andanzas por lugares donde hoy pasearía solo, cuando te despides de alguien y dices «nunca te olvidaré» puede llegar a ser una realidad en toda la extensión de la palabra…
Al llegar a San Andrés del Congosto pensé en pasarme por el cementerio a visitar la tumba de mi abuelo Evaristo que probablemente estaría llena de hierbas y la lápida necesitaría alguna reparación por pérdida de letras que necesitaría de reparación en el taller (como así fue) por lo que allí dediqué media hora en hacer varias fotografías al lugar y trasladar el trozo de mármol al auto para su posterior reparación, unos minutos después ya estaba en el aparcamiento que hay junto al puente romano que cruza el rio Bornoba, desde allí a la cueva hay escasos doscientos metros, eso sí, en cuesta.
Como de pruebas iba el asunto subí solo lo necesario, un solo trípode, el mecanismo de rotación de la cámara, la caja de tiempos y velocidades, un par de cámaras con varios objetivos, el equipo de iluminación, y poco más, total dos viajes…

CUESTIONES TÉCNICAS.
Como dije antes no tenía pensado hacer 10.000 fotografías para obtener un vídeo de tres minutos y experimenté todas las posibilidades que tiene la Canon 80D en modo timelapse pues en esta opción el obturador no sufre pues lo único que hace es registrar la imagen del sensor cada cierto tiempo…

A estas alturas ya no concibo un timelapse si no es motorizado salvo que no tenga en ese momento los medios necesarios para rotar la cámara y/o desplazarla para eso hay que tener en cuenta al menos TRES factores, el tiempo de desplazamiento a través de la barra, el ángulo de giro de la cámara y el número de tomas. El nº de tomas es lo menos importante y hay que tener presente que lo mejor es que sobren fotogramas porque si faltan el vídeo se traducirá en saltitos y vibraciones: Muy importante también la distancia en grados o centímetros de avance entre los fotogramas porque volveremos a ver “saltitos”.

En los primeros planos que grabé la cosa estaba clara, era un día muy iluminado y la luz que penetraba por la entrada era suficiente para hacer un vídeo normal a 1/30, el problema era girar y avanzar la cámara en tiempo y forma, finalmente hice un vídeo “normal” que luego tuve que acelerar cinco veces, o sea quitar cinco fotogramas cada seis porque ni la cámara ni el desplazamiento de la barra daban esa velocidad ya que están diseñados principalmente para fotografía nocturna y aunque son muy versátiles dan lo que dan.

NUNCA perdonaré a Canon la imposibilidad que tiene la 80D en hacer timelapse con control AUTOMÁTICO del ISO, da igual si la pones en modo M, A, S, ISO auto o manual porque con los parámetros que inicia el primer fotograma acaba el último, independientemente de la luz de la escena. Cuando descubrí este (para mí) gran fallo en el diseño me puse en contacto con el fabricante (Canon) por si había alguna solución o truco para solucionarlo pero después de exponer “mi problema” y de cruzar varios correos electrónicos  “el pobrecito” solo me aconsejó que la llevase al servicio técnico para revisarla… poco tiempo después leí y/o descubrí en el manual que eso era así tal cual, allí lo decía bien claro, con la configuración del primer disparo sería el último… ¡pobrecitos! a favor diré (porque creo que es importante) que con tan solo DOS baterías estuvo trabajando todo el día, conozco algunas de Fuji y Sony que hubieran necesitado más de media docena de baterías para realizar la misma labor…

Ya conociendo este tema intenté grabar con ISOS altísimos del orden de 12.800 a 1/30 de segundo que es la velocidad mínima de vídeo pero las imágenes “tenían más grano que una paella valenciana” así que tuve que pasar sin más remedio al modo timelapse con tiempos de exposición entre 1,5 y 2.5 segundos, con isos de 400 y con aberturas de f2.8 que es lo máximo que tiene el Tokina 11/16.

Pasados los primeros metros de la entrada ya era más que obligatorio el iluminar la escena, para mi resulta fundamental que la iluminación parezca natural y aprovechando que esa cueva tiene principalmente DOS salas y en cada uno de ellas hay un orificio en la parte más alta por donde entra la luz coloqué tres puntos de luz ayudando a la que penetraba por el hueco y así estuvieron luciendo las lamparitas al menos ocho horas, como decía: ayudando al sol a iluminar la sala.

En una de las tomas finales para dar más color a la escena utilicé dos tipos de luz diferentes, luces que simularían que había una parte iluminada por luz natural y otra artificial, realmente eran dos puntos de luz con leds de diferentes temperatura de color.

Grabé planos en sentido horizontal con movimiento solo de rotación, otros en horizontal con movimiento de rotación y traslación de cámara, otros en modo movimiento vertical comenzando desde el suelo. En cada cambio de modo había que desmontar los herrajes del movimiento, desplazar parte del equipo (el resto estaba en la calle) iluminar la escena (principalmente los techos) con una luz adecuada que no delatase que era artificial, etc, luego a esperar 15 minutos que era lo que tardaba en recorrer los 165 cm útiles de la barra. Ese tiempo se podía haber reducido pero como se trataba de no quedarse corto de fotogramas ni de tiempo de vídeo y teniendo en cuenta la duración de cada toma no tenía sentido ajustar demasiado porque en esos 2.5 segundos la fotografía está tomada mientras la cámara estaba en movimiento con el consiguiente posible efecto “desenfoque de movimiento”, en pocas palabras, ¡estaba al límite!

Como no pensé permanecer allí mucho tiempo subí lo imprescindible pero pronto me picó el gusanillo y bajé al auto para subir la barra con la plataforma de desplazamiento porque tiempo tenía y aquello prometía.

Estando con las manos llenas de harina llegó un momento único, momento que conocía pero que en ese instante lo tenía totalmente olvidado, de repente vi como un pequeño haz de luz penetraba por el hueco de la bóveda, busqué rápidamente la Canon 50D y la configuré para que tomara una foto cada 5 segundos, la sujeté en el suelo con varias piedras y la dejé allí cantando cada esos 5 segundos pero una vez que volví a ver cómo le iba la faena a la 80D mientras se desplazaba por la barra vi que a lo lejos se veía parpadear el piloto de funcionamiento de la 50D fastidiándome el vídeo que grababa en ese momento así que de nuevo para allá para apilar unas cuantas piedras delante a modo de parapeto para evitar que se viera el piloto parpadeando, en el vídeo que grababa en ese momento la 80D se ven sombras y eso que me moví sin luz artificial alguna.

Al rato la 50D dejó de “cantar”, resulta que se había quedado sin memoria, los 4Gb  se le quedaron cortos y solo grabó 260 fotografías, de las que pude utilizar 226 pues el resto fueron mientras la sujetaba en el suelo. La mala suerte hizo que la idea de ese timelapse salieran mal (o pudiera haber salido mejor) por dos causas, una la distancia entre fotogramas, podía haber sido cada diez segundos por lo que con 4GB hubiera sido suficiente y la otra se hubiera solucionado con una tarjeta de memoria de 8GB, tarjeta que tuve que volver a buscar al auto en otro de los numerosos viajes.

Sales de la cueva con sudadera donde habría unos doce grados y te encuentras en la calle con 31, sales de la oscuridad y al momento llegas a plena luz del sol, bajas al coche a por lo que necesitas nuevamente y subes y cuando llegas de nuevo a la cueva (todo muy rápido porque la cámara la dejaste allí avanzando por la barra y aunque tiene mecanismos eléctricos de seguridad de final de carrera a ambos extremos para parar el motor de avance nunca sabes lo que te puedes encontrar, es como un niño pequeño, no le puedes perder ojo), pues eso, que cuando llegas de nuevo a la cueva  te encuentras sudando y con las pupilas totalmente cerradas por la luz del sol pero en menos de un minuto te encuentras dentro con la sudadera otra vez puesta y las pupilas totalmente dilatadas, eso sí, entra sin luz si no quieres destrozar la toma, aun así hay planos que se ven resplandores o sombras que tu ni hubieras visto en ese momento, casi imperceptibles pero cuando se manejas niveles de luz extremadamente pequeños cualquier cambio le afecta.

Unas horas después descubres que es media tarde y la comida sigue en el coche así que viaje para abajo y viaje para arriba, todo en cada cuarto de hora de cada plano, ya le cogí el tranquillo a las velocidades e iluminación y se convirtió en un coser y cantar pero sin darme cuenta ya eran las 20:00 y di por finalizada la faena pues aún no había llegado a la Ermita que era el motivo principal del viaje y como experimento ya estaba bien, llevaba allí dentro nueve horas.

FALLOS Y CONTRATIEMPOS:
El primero de todos vino al instalar la plataforma móvil sobre la barra, ante la oscuridad y los meses que llevo sin utilizar no sabía bien en la posición que iba así que aunque le constó entrar la puse en marcha, Murphy en este caso y una vez más quiso echarme una mano y provocó que los cables de uno de los finales de carrera se quedaran entre la barra y la parte móvil provocando a veces atascamiento lo que se tradujo en alguna débil vibración, esto lo descubrí en casa al reparar la fijación del motor que viene a continuación.
Nada más comenzar a grabar los primeros planos con la barra y ante la dificultad de fijarla en un trípode y luego en otro y tal y tal se me volcó y del impacto contra el suelo y las piedras uno de los tres puntos de fijación del motor se soltó, esto hizo que el piñón no trabajara perpendicular con la correa y sobre todo en los extremos vibrara dando unos temblores por lo que hasta que lo descubrí hay vídeos que tuve que recortar en duración; lo corregí con unas tiras de cinta aislante a modo de tirantas. En la misma caída dos rodillos se les pegó el barro y al desplazarse por la barra también producían vibraciones, como estaban en la parte de debajo de la barra y en la oscuridad no lo vi hasta un par de grabaciones posteriores. Todo eso puede pasar al trabajar en esas situaciones.
Ya cerca del final el motor de desplazamiento de la barra se paró arruinando ese plano, la batería se había agotado, creo que llevaba seis horas trabajando…
Dos o tres caídas o sentadas de culo sin mayor complicación y algún que otro coscorrón es lo que sufrí en todo el día por lo demás todo sucedió según lo imaginado.

Como habrás observado en todo este relato detrás de los tres minutos y medio que dura el vídeo (para alguno demasiado empalagoso y largo) detrás hay una larga jornada (que podía haber sido más corta contando con más experiencia), luego hay que armar todo el contenido para contar la historia, incluir textos, buscar una música adecuada, etc pero eso como diría un colega “eso no le importa a nadie, e incluso es mejor que no lo cuentes porque parece que das pena, pareces un sufridor nato”;  sea de la manera que sea y aun haciendo de la mejor y más rápida manera posible detrás de un timelapse de este tipo siempre habrá un trabajo enorme que en la mayoría de los casos no es reconocido salvo por aquellos que una vez lo intentaron y que pronto desistieron, para el resto está creado este vídeo pues en el verán realmente todo lo que lo acarrea.

CONSEJOS:
Aunque no todos lo hacemos o podemos conseguirlo intenta no dejar en las cuevas más que la huella de tus pisadas, no te lleves a casa estalactitas de recuerdo, no dejes restos de botellas, latas, papeles, etc ni la cueva ni los animales que allí habitan los necesitan; nada más entrar me encontré dos guantes de plástico de los que se utilizan de protección contra el COVID-19, alguien llegó allí y ya le sobraban los guantes (debía ser mucho estorbo guardarlos en el bolsillo). No molestes a los animales como murciélagos o cualquier otro que pueda anidar allí con  ruidos y voces; sobre la iluminación utiliza la mínima posible, déjate de linternas super mágicas actuales que tienen más potencia que el faro de un automóvil y son ridículamente baratas, eso no te va a ayudar a evitar una mala caída, con la iluminación de una vela el ojo humano es capaz de adaptarse al entorno sobradamente; a veces te encuentras letreros, a nadie le importa quien estuvo allí anteriormente, si quieres hacerlo hazlo en el exterior que seguro hay muchas rocas apropiadas para expresarse…

EN LA ERMITA
Según los entendidos hemos tenido la primavera más lluviosa de los últimos 100 años, el campo está hermoso de hierbas e insectos como nunca, tres meses sin aparecer por allí hicieron que las malas hierbas se apoderaran de la explanada pero poco o nada podía hacer sino tenerlo en cuenta y planificar como solucionarlo. Pendientes teníamos el plantar varios árboles pero el confinamiento no lo permitió aun así hice un hoyo grande y planté un árbol de dos metros de altura que tenía preparado allí desde hacía tres meses, árbol que recuperé de la leñera el año anterior pues fue víctima de un proyecto de reforestación que no se llegó a cumplir, conclusión: “Uno solo se muere cuando le llega la hora”.

a las 23:00 el cielo estaba “raso como una carta” como solía decir mi padre en estos casos, ni una nube, ni un ruido, solo los sonidos de los pajarillos, así que como prisas en volver a casa no tenía ninguna cené en la tranquilidad y silencios más absolutos contemplando las estrellas y esperando a que la Vía Láctea fuera visible, en estas fechas a esa hora está bastante horizontal y según la aplicación Skyguide comenzaría a ser visible sobre las 23:45.

Sobre esa hora abandoné Alcorlo y en cuanto coroné el valle paré para hacer la primera fotografía por otro lado tan esperada a la Vía Láctea que aunque sabía de sobra no serviría para nada serviría como referencia para el mes siguiente pues ahora antes de las 3:30 no es útil pues la contaminación lumínica de las ciudades la hace invisible además de la contaminación lumínica de la media luna de esa noche.

Total que sobre las 00:50 del nuevo día aparcaba la furgofiesta en la calle. Al día siguiente vería si los vídeos grabados tendrían la calidad suficiente para ser mostrados o quedarían como otro mero experimento de algo que difícilmente podría conseguir…

Gracias por llegar hasta aquí, si crees a a alguien puede interesar este post no dudes en compartirlo…. Agustín y sus cosas.  alcorlopantano.com

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