La Libertad. Nunca me gustó llevar al animal atado aunque fuera por su seguridad, tuvimos la suerte de vivir en una zona donde el casco urbano se acabada y comenzaba al campo así que a los pocos minutos de salir a la calle el perro ya estaba gozando de plena libertad y más o menos hacíamos siempre la misma ruta salvo los fines de semana o cuando me apetecía que la ruta se convirtiera en casi 5 km por los caminos agrícolas para estar los dos un poco más en forma.
En los primeros días cuando lo sacaban los niños a veces yo les acompañaba en el paseo para observar el trato que le daban ya que todo era nuevo para nosotros; un día se nos ocurrió tirarle una piedra y observamos como el animal la capturaba como si fuese una presa, era divertidísimo sobre todo al principio, el animal estaba Continuar leyendo «Capítulo 004 El perro y la piedra.»