¡Ya vieneeen los reyes por «lalto» las eras y le traen al niño manzanaaas y peras…” esta canción nos cantaban mis padres a mi hermana y a mí cuando aún creíamos en los reyes Magos.
Todos hemos descubierto la verdad antes o después, a mi me lo confirmó un amigo de mi edad cuando tenía más o menos 6 años, un amigo de esos que rondaban el bar cuando los demás ya llevábamos varias horas en la cama.
El día de los reyes nada más verme me dijo: ¡yo se lo que te han traído los reyes…!¡no me podía creer como me decía eso con tanta seguridad! y me relató el puñado de chuches que mi padre había comprado en el bar un momento antes de irse para casa ya de madrugada. Sentí un poco de frustración ya que de las pocas cosas buenas que conocía una la acababa de perder.
Posiblemente la primera vez que recuerdo mentí a mi madre fue una noche como esta, tendría 6 años y le pregunté que si nos podíamos ir al bar mi hermana más pequeña y yo. El bar era como la sala multimedia de todo el pueblo, había una televisión, en esa fecha la única en el pueblo, solo se podía ver, porque no se escuchaba nada por los gritos de los jugadores de cartas y entre los que más vociferaba era mi padre que hacía siempre caso omiso a cualquier señal de chisssss, silencio.
Antes de llegar al bar vimos que los chicos más mayores subían por la calle mayor hacia las «eras» porque parece que allí había alguna actividad importante, se escuchaba a lo lejos sonidos que normalmente no existían.
La calle mayor estaba iluminada con bombillas de unos 40 watios tan alejadas unas de otras que la mitad del camino ibas a ciegas. Cogidos de la mano entre miedo y curiosidad nos fuimos perdiendo por ella dejando atrás el bar porque nos parecía más interesante descubrir lo que podíamos encontrar en las eras.
Ya llegando notábamos que esa era una noche diferente, yo no estoy seguro si ya sabía lo de los reyes pero era lo menos importante, los chavales y algunos mozos habían preparado una gran hoguera y había risas y buen ambiente en aquel lugar, de vez en cuando algún valiente saltaba por las llamas produciendo un cambio brusco de iluminación en el ambiente.
No llegamos a acercarnos al fuego sino que permanecimos cogidos de la mano medio escondidos en un lugar donde casi nadie nos podía ver, a veces pienso que aquello se podía comparar como el ir hoy al circo, el primer espectáculo de mi vida.
Cambiando de tema: Hoy hace exactamente 30 años que desayuné por última vez en el servicio militar. Alcoy, Alicante, Cuartel de Caballería llamado Molino Payá, por si alguien lo conoce.
Día importante en la vida de cualquier joven que pasó por la milicia, salí a media mañana y con el transporte que había entonces casi llegaron antes a casa de mis padres los Reyes Magos que yo, de cualquier manera supongo que sería un buen regalo de reyes, especialmente para mi madre, siempre tan sensible.
Cuando uno tiene ya medio siglo pegando trompazos por este mundo tiene que tener muchos recuerdos e historias que contar.
Muchas gracias por vuestro APOYO y comentarios. alcorlopantano.com