Las primaveras de Alcorlo

LA PRIMAVERA EN ALCORLO. (mayo 2022).
Alcorlo, Abril de 1971. La actividad en la vega ya comenzó incluso antes de que llegara la primavera, se aprovechó aquellos días aún cortos de invierno, para limpiar las casillas del ganado de estiércol y esparcirlo por la tierra que previamente ya se había arado con una yunta de mulas, o de mula y burro/a o de “macho” y burra como el caso de mi familia, esa operación de mover la tierra creo recordar que se denominaba como “binar la tierra”.
Este año toca el sembrar la hortaliza en la “Vega de arriba” porque el año pasado estuvo de cereal y cada año se turnan las vegas con las cosechas, de esta manera no se castiga tanto la tierra y se obtiene mejor beneficio.
Ya en los primeros días de abril en los semilleros con tomates, pimientos, lechugas, calabaza, etc despuntaban las plantas, se habían sembrado en pequeñas cajas o espuertas y permanecían dentro de la casa hasta que las temperaturas les permitía vivir en el exterior, luego se trasladaban a lugares resguardados del frio donde les diera el sol y a la vez el frio del Alto Rey no les perjudicara.
Las semillas eran de la cosecha del año anterior, las semillas de los tomates y del resto de hortalizas se secaban al sol cuando la planta había finalizado su ciclo de vida, estas semillas serían la estirpe que continuaría con sus genes.
Toda la vega en esa época de primavera se llenaba de gente, desde niños hasta abuelos, todo el mundo podía poner allí su granito de arena, los caminos se convertían en un ajetreo de gente que iba o venía a la vega, con o sin caballerías, sobre todo después de la hora de comer hasta la puesta del sol.
El papel que desarrollaba la mujer en aquellas fechas de la primavera cambiaba un tanto, pasaba de estar mucho tiempo con las tareas del hogar a echar una mano con las faenas del campo y mi madre no iba a ser menos. A lo largo de las últimas décadas en las que he mantenido conversaciones con algunos paisanos de Alcorlo (mucho más mayores que yo) sobre cómo eran aquellos años no pueden dejar pasar por alto el recordarme “lo trabajadora que era mi madre en el campo”, al parecer esas tareas campesinas las resolvía incluso más y mejor que mi padre y es que por la supervivencia de los hijos: “MA_TO”.
El acertar el momento ideal para trasplantar las pequeñas plantas del invernadero era crucial, la previsión del tiempo es totalmente impredecible; hay mil refranes referidos a la fecha de la siembra pero ninguno de ellos es fiable cien por ciento, “tantos días como pierdes de enero tantos ajos pierde el ajero”… “Si lo temprano miente, lo tardío siempre” o este otro relacionado: “22 de mayo Santa Quiteria, se han helado las viñas… Santa de mierda”…

Si parecía que ya se habían retirado los hielos nocturnos y te aventurabas a sembrar los tomates (por ejemplo) cuanto antes, era muy probable que en tan solo UNA NOCHE perdieras la siembra, o sea, que si no habías dejado Continuar leyendo «Las primaveras de Alcorlo»