Historias de la sierra de Guadalajara

HISTORIAS DE LA SIERRA DE GUADALAJARA, EL PERRO COJO.
Hace unas semanas ya después de la puesta de sol y mientras volvíamos para la Ermita a recoger parte del equipaje después de una noche de fotografía astronómica, al salir de una curva nos encontramos con un perro que circulaba “cual peatón” por el diminuto arcén que existe en esas carreteras de la sierra. Venía el animal por el margen izquierdo, como si fuera un animal con raciocinio y estuviera entrenado para caminar por esos lugares, venía siguiendo la línea que delimita la carretera.

Pero esto no es lo que más me llamara la atención; a pesar de que solo lo viera durante unos segundos (suelo circular lento por esos lugares) me dio tiempo a observar que venía corriendo a gran velocidad como si estuviera perseguido y huyendo de algo, pero además una de las patas traseras no la apoyaba en el suelo, o sea, estaba completamente cojo de esa pata.

En un microsegundo muchas preguntas circularon por mi cabeza, entre ellas: ¿qué le había sucedido a ese animal en la pata? ¿Por qué corría o huía? ¿Dónde pretendía llegar ya que no se venía ninguna actividad ganadera en las cercanías? ¿Qué hacer en estos casos para ayudarle? ¿Dónde puedo Continuar leyendo «Historias de la sierra de Guadalajara»

Capítulo 018, El Golpe.

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Una noche de verano del 2011 nuestra rutina diaria podía haberse visto acabada radicalmente, se confabularon todos los Dioses del Cielo y consiguieron reunir un cúmulo de circunstancias adversas (lo que suelo llamar la Ley de Murphy) para darnos un susto de muerte pero por suerte no consiguieron más que eso ¡darnos un susto!

El Yuco conocía perfectamente el horario de bajar a la calle tanto a primera hora del día como al medio día o por la noche, no era difícil, la primera salida era en cuanto nos levantábamos y aseábamos y aún sin desayunar, ya se encargaba él un ratito antes de hacer algunos ruidos deambulando por el pasillo y haciendo acto de presencia delante de las puertas de los dormitorios para que lo viésemos, al medio día y por la noche también lo tenía fácil ya que era justo después de soltar el cubierto; a veces se impacientaba y comenzaba un canturreo mezcla de querer hablar, gimoteo o llamada de atención como los niños pequeños cuando no se les hace mucho caso, en este vídeo se le puede ver.

El animal en aquellos años tendría unos 10 años, puede que fuera 2010, con esa edad no había escalera larga ni empinada para él, siempre bajaba disparado las Continuar leyendo «Capítulo 018, El Golpe.»