Este texto es un “borrador” que iré actualizando con el tiempo, a medida que disponga de más datos. Ruego que si conocen de alguna imprecisión en los datos me lo hagan saber. Para ver el vídeo de ese evento clik AQUÍ.
Santa Mª de Poyos o “Poyos” es un pueblo víctima de la construcción de un pantano, caso idéntico al de Alcorlo. Este fin de semana celebraron su Romería o encuentro anual, Angel y yo nos desplazamos hasta allí para conversar con sus gentes y conocer como fue su desalojo, pagos de la expropiación, en su caso reinstalación en otros municipios, etc,
En la web hay muy poca información sobre dicho pueblo, pero en Wikipedia se puede leer que el cuarto domingo del mes de septiembre se reúnen allí para celebrar una romería; no sé de donde nos sacamos la información de que la misa era a las 12:00 así que a las 10:05 ya salíamos de Guadalajara.
El día estaba bastante nublado con grandes posibilidades de que lloviese durante el día y por consiguiente durante la procesión.
Mientras circulábamos hacia Buendía a las 11:01 y de repente vimos el cartel informativo de Wikipedia al lado izquierdo de la carretera y al fondo entre los pinos una Ermita; continuamos despacio sin detenernos pues tan solo dos personas de edad avanzada (muy avanzada) estaban conversando en la puerta de la Ermita, ambiente que nos extrañó muchísimo pues en el 60 aniversario del desalojo Wikipedia habla de que se reunieron allí unas 600 personas, no es que esperásemos ver a tantas _ya que el tiempo no acompañaba_ pero sí al menos 100 o 200, o sea, más o menos como en Alcorlo pues ambos eran pueblos bastante parecidos en número de vecinos.
Mientras asimilábamos lo que estaba sucediendo continuamos carretera adelante y llegamos a Buendía, era posible que fuera demasiado pronto e igual que pasa en Alcorlo la mayoría de la gente llega con la hora pegada.
Paramos en el mirador de la presa de Buendía y nos dimos cuenta del gran parecido de ambas presas, la de Entrepeñas y esa, luego nos explicaron que se construyeron al mismo tiempo…
Teniendo presente que la misa comenzaba a las 12:00 un poco antes de esa hora llegamos y aparcamos pero la zona estaba más bien “limpia de coches y personas”. Finalmente la misa comenzó después cerca de las 14:00 ya que los párrocos no pueden atender a tantos pueblos el mismo día y a la vez por lo que tuvimos tiempo de conversar con sus gentes.
En breve nos presentamos como “Alcorleños” e intentamos contactar con el organizador/es del evento pero pronto vimos que eran escasos por lo que personalmente sentí pena y decepción.
Nadie conocía el caso de Alcorlo, tampoco era de extrañar ya que se encuentra en la otra parte de la provincia.
Alguien nos indicó que hablásemos con un señor de los pocos que quedan aún en este mundo que nacieron y vivieron allí, 92 años a la espalda y con muy buena memoria.
En menos de cinco minutos de conversación nos dimos cuenta de la gran suerte que tuvimos los “Alcorleños” de como trascurrieron los acontecimientos pues la situación que nos contaba sobre el traslado de los 50 vecinos que los ubicaron en un poblado cerca de allí era _pues a día de hoy_ sería totalmente imposible de realizarse, hoy es inconcebible, el desplazar a las personas sin tener un lugar habilitado y acondicionado para vivir.
La versión de este vecino fue la siguiente, posteriormente escuchamos la de otras personas más jóvenes, aunque mayores de 50 años, que coinciden en la mayoría de los hechos que se llevaron a cabo en aquellos años.
EL DESALOJO: Alcorlo se desalojó en 1982 y Poyos en el 53 lo que los separa 30 años y esto es importante a tener en cuenta pues la situación económica del país y la sociedad eran bastante diferentes entre ambos.
En Alcorlo ligeramente y de puntillas se mostró la posibilidad de trasladar al personal a otros municipios por lo que directamente se pasó a la opción de cobrar en metálico los bienes de cada cual no así en Poyos que la opción más atractiva era la de continuar con las labores del campo como venían haciendo desde tiempo inmemorial. Algunos vecinos dicen que ni siquiera les propusieron la opción de cobrar en metálico aunque también escuchamos que sí hubo algún caso.
Recién acabada la guerra civil española el gobierno creó el Instituto Nacional de Colonización con el que se construyeron cerca de cuatrocientos nuevos pueblos en todo el territorio nacional para dar un empuje a la economía a través de la agricultura y la ganadería después de la devastación producida por la guerra civil.
Aprovechando que existía la posibilidad de continuar con el mismo ritmo de vida las familias que allí vivían fueron distribuidas por diversas provincias del territorio nacional principalmente en Valladolid, Burgos, Palencia y Cuenca.
Nos cuenta el anciano que el gobierno les proporcionó un autocar para llevar a los interesados a visitar los lugares futuros de su residencia para que eligieran destino dentro de lo posible.
Nuestro interlocutor fue uno de los que se marcharon cerca del lugar, a Paredes de Melo, para muchos un pueblo pero realmente era un caserío en ruinas embargado por el gobierno un tiempo atrás, un lugar con escasos recursos de agua, al revés que el lugar de donde provenían.
La mayoría de vecinos de los que hablamos coincidieron en lo mismo. El “pueblo” constaba de una veintena de construcciones, la mayoría en ruinas pero lo grave de la situación es que tuvieron que esperar varios años (tres) hasta que consiguieron que el gobierno les proporcionara unos BARRACONES de chapa para poderse repartir. Que nadie piense en materiales de barracón como los de hoy con un sanwich de planchas metálicas y el interior de material aislante, eran chapas peladas y mondadas de las que en invierno solo quitan el viento y en el verano convierten el interior en verdaderos hornos.
En algunas casas (anteriormente refugio del ganado como mulas u ovejas) se instalaron hasta siete familias (alguno dijo “cinco”) cargadas todas de hijos con una media de cuatro o cinco hijo/as; a los mozos solteros los ubicaron (o se ubicaron) en otra construcción aparte, “vivían solos” nos cuentan.
La convivencia _nos contaba_ era terrible, el ambiente del invierno no propiciaba nada, el agua caía al interior por los orificios y grietas de los que hoy llamaríamos URALITAS que anteriormente al invento de este material era una mezcla como de cartón y yeso (“uralitas negras”- decía-). En definitiva, la reubicación de estas familias que optaron por quedarse cerca de sus raíces fue DRAMÁTICA a más no poder, a ninguno de ellos se les ha olvidado ni se les olvidará.
Un total de unas cincuenta familias se ubicaron en Paredes (como así llaman a Paredes de Melo) pues no había recursos materiales para más.
Algunos vecinos aguantaron como los de Alcorlo, hasta que el agua inundó sus viviendas, a pesar de que ya estaba en marcha el nuevo poblado. Alguna vez se escuchaba algún estruendo y era la caída de una casa por debilitamiento de sus cimientos causados por la inundación.
“Algunas familias aguantaron hasta que el agua les inundaba, se marcharon sin haber cobrado aún, viviendo en las cuadras de las mulas, eso lo han visto mis ojos… decía emocionado un señor que nos lo contaba; Pasamos fatigas y necesidades, ¡menos hambre pasamos de todo! En su caso cuatro familias en la misma construcción, su familia constaba de cinco hermanos y una hermana más el matrimonio, ¡todos revueltos! decía…
Gran parte de esta TRAGEDIA podía haberse evitado si el gobierno hubiera tenido en cuenta el bienestar de sus gentes y hubiera construido con anterioridad lo que después tuvieron que hacer los propios vecinos ¡sus casas! Claro está que hablar de “bienestar” en aquellos años era como intentar charlar con los extraterrestres.
LA PUESTA EN MARCHA DEL PUEBLO: Entre tres y cinco años después de llevar allí padeciendo decidieron DEMOLER aquella veintena de casas y construir otras nuevas, naturalmente pagadas por ellos mismos; una empresa constructora se encargó de esa labor.
Una vez ubicados había que trabajar la tierra pero esta estaba bruta, monte rudo, por lo que hubo que roturarlo con tractores e incluso el gobierno propició máquinas oruga. Los primeros años _nos contaba_ fueron “mucho trabajar con poco beneficio” pues la tierra necesita su tiempo para producir.
En aquellos años ya se comenzaban a ver en España algunos tractores por lo que optaron por hacer una cooperativa y entre todos comprar uno.
EXPROPIACIÓN Y PAGOS: En Alcorlo tuvimos suerte, la suerte de que sucediera treinta años más tarde, y en menos de CINCO años ya habíamos cobrado el valor de los bienes y en DOCE años todo quedó saldado, en este caso fueron más de VEINTICINCO años lo que les llevó ajustar los pagos de ambos. Teniendo en cuenta la carestía de la vida de esos años mermó mucho su valor en tanto tiempo, igual pasó en Alcorlo, al principio todo el mundo contento con lo que cobraría pero llegado el momento de la verdad “ya no era lo que debía de ser”.
Los pagos “un desastre” decía un vecino, muchos de los frutales no se cobraron a pesar de que _nos cuenta_ era una vega llena de ellos. Los pagos se hicieron en veces… incluso a algunos no llegaron a cobrar físicamente pues se les iba restando de la deuda del lote.
Los paisanos abandonaron el pueblo sin recibir indemnización alguna ya que el trato era que el gobierno les proporcionaría nuevas tierras y viviendas pero naturalmente no serían GRATIS por lo que cada vecino se comprometería a pagar al gobierno una cantidad a modo de alquiler con opción a compra que duraría 25 años, si bien es cierto que el gobierno por su parte iría abonando de vez en cuando alguna cantidad por los bienes que tuvieran y finalmente por los “PERJUICIOS INDIRECTOS” causados por la expropiación forzosa.
“Nos trataron a puntillazos,” nos decía el señor, todos abandonaron el pueblo sin haber recibido ni una peseta.
Sin embargo hubo alguien que opinaba que “allí ganaron todos los vecinos”, fue el único que opinaba que “habían ganado”. También comentaron que algún vecino renunció al lote pero no pudimos saber ni cómo ni cuanto ni cuando cobró.
Diseñaron unos “lotes” _todos iguales_ de tierras y casa que después sortearían para que cada cual la trabajase. Si alguien salió beneficioso de aquel DESASTRE fueron los que menos tenían y por supuesto tenían que perder, un ejemplo eran los “mozos de mulas”, los más humildes de la población, que vieron la posibilidad de hacerse con una tierra a la que poder sacarle el jugo de la existencia.
Les pagaron en varias veces, por lo que la carestía de la vida se mermó mucho. Alcorlo cobró al cabo de cinco años.
Hubo alguno _nos cuenta el anciano_ que a medio camino de los 25 años que finalizar el arrendamiento vendió su “lote” (ya que estaba permitido) a otro paisano y este se marchó a trabajar a la ciudad pues la “peregrinación” a las ciudades y fábricas ya había comenzado.
Como dije antes “las casas nuevas del nuevo pueblo” las pagaron los desalojados, en 1985 les dieron las escrituras_ nos comentaba Mari, una de las principales organizadoras del evento y de la conservación de la Ermita.
LA ERMITA Y CEMENTERIO. Unos años después de la inundación del pueblo las aguas bajaron de nivel y la iglesia estaba aún en pie, los vecinos aprovecharon sus piedras para la construcción de la Ermita que tienen hoy y el gobierno aprovechó también para derrumbar todas las edificaciones que aún se mantenían en pie para evitar recuerdos y accidentes. En Alcorlo lo hicieron el mismo día, desalojo y derribo, parece ser que el gobierno ya tenía experiencia en este asunto y habría confeccionado un “procedimiento a seguir» para estos casos.
El cementerio antiguo tiene una losa de hormigón y lo dejaron tal cual. Pero la gente de Poyos no quería enterrarse en Paredes de Melo y exigían que los llevaran a su pueblo, por eso hubo que hacer ese cementerio aunque fuera pequeño; está anexo en la parte trasera de la Ermita.
En Alcorlo fue muy diferente a pesar de que el agua también inundaría el cementerio; allí, antes de que llegara el agua al cementerio, _pasaron varios años ya que los materiales de construcción de la presa son de tierra y no se puede llenar en pocos meses sino que se necesitan varios años para ello, no como la de Buendía que es de hormigón y se necesitará mucho menos tiempo para poderse llenar_ ya se había construido el nuevo y a modo de sepultura COMÚN se trasladó al nuevo cementerio la tierra del volumen de un metro de profundidad de toda la superficie del antiguo cementerio, quedando en la actualidad como cementerio “CONMEMORATIVO” ya que no se permitieron enterramientos posteriores.
Después de la misa las familias se acomodaron entre los pinos para tomar la merienda, invitados a comer fuimos por parte de una de ellas por lo que continuamos durante largo rato hablando del mismo tema… «El Drama de Santa María de Poyos» y de Alcorlo.
En este enlace puedes ver y escuchar el vídeo y relato sobre «El Drama de Alcorlo»
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Muchas gracias. Agustín y sus cosas. alcorlopantano.com