Este post está relacionado con la Pasión viviente de Hiendelaencina. Abril 2023. Lo que podía llamarse Making Off. El VÍDEO AQUÍ.
¿Cuánto esfuerzo y dedicación lleva poner en pantalla un evento de esta categoría con el aspecto de este mi último vídeo sobre la Pasión viviente de Hiendelaencina? Como me diría mi amigo Isma si me escuchase esa pregunta: “¿A quién le importa tus penurias ni la inversión en tu equipo fotográfico? ¡A nadie! ¡Aquí lo único que importa es si realmente lo recordarán porque les hiciste llorar o reír, o si pasaron miedo o les tuviste en vilo durante unos minutos hasta que se resolvió el problema que estaban viendo en la pantalla! ¡Todo lo demás no importa, si hacía frío o calor, si llovía, si te mojabas o una maldita pared no te permitía alejarte de la escena, tampoco si no tenías tiempo o dinero para invertir en mejorar la calidad técnica, ¡Todo eso, lo veas así o no lo veas, ¡NO LE IMPORTA A NADIE! Palabras repetidas y escuchadas muchas veces por ese compañero mucho más avispado que yo.
Y razón no le faltaba al chaval cuando me decía cosas así, hace ya más de una década; ahora con el paso del tiempo le doy la razón con más convencimiento, verdad es que ¡a nadie le importa todos esos detalles que hay detrás de un reportaje, desde que comienzas a grabar hasta que lo publicas; pero como una cosa no quita la otra esta vez voy a relatar los pormenores de este evento que trato hoy, aunque solo sea para que solo unos pocos lo lean y con ello puedan hacerse una idea, entre ellos mis nietos, (si Dios los trae al mundo, porque mis hijos lo mismo no tienen ni tiempo ni ganas de hacer semejante menester).
Aparte de los demás al menos me servirá a mí para recordar ya que P O S I B L E M E N T E sea esta mi última grabación de esa celebración porque con esta ya van tres y si no me quedó algún hilo colgando o algún fleco que recoger _como experimentar con nuevas cámaras, objetivos, técnicas y/o demás hachiperris con los que pueda experimentar por el mero hecho de “ver cómo queda el vídeo de esta otra manera o con esta otra técnica”_ el grabar por grabar siempre lo mismo no va conmigo.
Esta historia se remonta al 2019 que fue mi primera grabación de ese evento. Aunque ya conocía de oídas que allí, en Hiendelaencina, ocurría algo especial en la Semana Santa, nunca puse demasiado interés en acudir ya que otros compromisos familiares no me lo ponían fácil pero le tenía que tocar un año ser la primera vez y fue ese 2019.
Algo tenía que fallar esa primera vez porque de no ser así no tiene gracia, eso de llegar a un lugar desconocido y dar el campanazo eso no pasa ni en las mejores familias…
Iba yo tan bien armado con mis micrófonos inalámbricos (adquiridos muy recientemente) con la idea de colocarlos en algún lugar apropiado o mejor dicho, endosárselo en el bolsillo a algún actor que anduviera en el centro del fragor de la batalla pues no sabía que la representación estaba ya bien pensada y tenía altavoces distribuidos por la plaza y los actores (algunos de ellos) llevaban micrófonos inalámbricos.
Con la primer piedra que tropecé fue con la de que “nadie pasa al ruedo a grabar ni a hacer fotografías” así que como era una norma general no me quedó otra que buscar un lugar por detrás de la cuerda, o sea, la barrera donde todo el mundo se arrima como reses, y desplegar allí mi trípode y cámaras.
Una de las gracias de ese día es que asenté mi trípode sobre una enorme losa que a la vez sirve de pared para el jardín, con tan buena suerte que la losa estaba suelta y si te movías sobre ella cojeaba como si se tratara de una mesa con tres patas y media. Ya teniendo en cuenta ese detalle tan importante solo debería tener la precaución y memoria de no moverme ni levantar una sola pierna para que el vídeo no pegara un tropezón.
No me faltaron mil cuidados para un descuido porque al ratito se presentó allí una familia con una criatura de unos ocho años que pronto se subió al columpio de la piedra y que a modo de juego le cogió el gustillo de ver como la piedra se movía tan solo con poner sus pies en uno o en otro lugar.
Cuando observé la situación y vi el motivo del baile de mi trípode de mis ojos salieron puñales hacia la niña que se quedó petrificada ante mi mirada, alguno debió impactar también en la madre porque al momento mandó a la niña que se bajara al suelo o se echara hacia atrás (ya no recuerdo) el caso es que a partir de ese momento al menos el trípode ya no se movió tanto como lo estaba haciendo.
El clima de ese día amenazaba lluvia, tanto fue así que el día de antes (Juevesanto) llamé por teléfono al alcalde para saber si se celebraría la fiesta o se suspendería por culpa del tiempo… Mariano me dijo que sería muy difícil suspender el acto, so pena que de verdad se pusiera a llover a cántaros.
El Juevesanto anduvieron haciendo los ensayos de la representación y las pruebas de sonido, todo el mundo con la mirada puesta en el cielo por si llovía pero parece que el responsable de resguardar de la lluvia los aparatos eléctricos debió de pensar que no era necesario protegerlos, o quizás esa tarea se la encomendaron “al becario”, el caso es que el día de autos, o sea Viernesanto, cuando se pusieron a poner en marcha el sistema de megafonía nos encontramos que el equipo de megafonía no funcionaba porque el tal “becario” se le había olvidado proteger los equipos de la lluvia y durante la tormenta de la noche o de la primera hora de la mañana los automáticos diferenciales de los cuadros eléctricos se disparaban y el equipo de sonido no se pudo poner en marcha… ¡CON DOS COJONES! ¡VIVASPAÑA!
Si se observa el sonido del video de ese año 2019 se comprobará cómo hay un eco en la escena que ni se escucha al actor su viva voz ni se escucha su voz clara a través del altavoz, o sea, el resultado fue un auténtico drama en cuestión de sonido. Menos mal que eso solo sucedió en las escenas de la plaza.
Como era la primera vez que yo acudía a ese evento no tenía controlada las escenas así que algunas me pillaron con las bragas en los tobillos o simplemente cambiando el objetivo. Por si eso no fuera poco siempre hay un árbol que se sale a mear a mitad de la plaza justo cuando al Cristo de están metiendo de azotes o poniéndole la corona de espinas, o sea, más de lo mismo… ¡qué paceeencia… Dios!
Una vez acabados los actos de la plaza nos dirigimos calle arriba hacia el Gólgota con unas prisas “como si nos metieran pajas por el culo”, ese afán de ver al Cristo cuanto más cerca mejor hizo que saliésemos en desbandada.
Por intuición y sin tener en cuenta la posición del sol (por aquello de las luces y los contrastes) ya que el día amenazaba por ponerse a llover más pronto que tarde, tomé aposento en un lugar muy adecuado, en primera línea de fuego.
A toda pastilla monté el trípode con una cámara, en ese momento comenzaba a llover, un alma caritativa, una señora, se ofreció voluntaria para sujetarme el paraguas ya que a mí me faltaban al menos dos manos más para poner en marcha el sistema de grabación y a la vez proteger el equipo de la lluvia fina que se escapaba de las nubes.
La idea era grabar con una cámara un plano medio o general y con otra cámara otro plano mucho más cercano y así lo hice. La Canon 7D con el Sigma 18/35 y la Canon 80D con el Tamron 70/200 fueron las encargadas de recoger las imágenes.
Al momento ya tenía todo controlado y le pedí el favor a la señora que se acercara con uno de los micrófonos inalámbricos hacia uno de los altavoces con la intención de que el sonido que, por cierto, allí sí funcionaba bien, se escuchara lo más limpio posible porque aunque es un acto religioso y que por su bella gracia debería de gozar de silencio absoluto no falta el guirigay de la gente con sus saludos entre familiares y amigos y comentarios con las inclemencias del tiempo… Vamos, lo de siempre.
Pues fue ese otro error mío, a los pocos metros de que la señora se alejó con el micrófono en la mano la señal de ese micrófono desapareció de la pantalla así que tuve que recurrir al marido para que fuera en su búsqueda inmediata para recuperar ese canal de audio.
Dos horas después descubriría que esos micrófonos (nuevos para mí) son capaces de comunicarse a más de trescientos metros de distancia, ahora bien, como haya un grupo de personas por medio o una pequeña colina ¡a Dios muy buenas, te quedas sin señal! Pero como “Zamora no se hizo en una hora”, (los historiadores hablan de que realmente fueron DOS horas las que se tardó en construir), quiero decir con eso que hay que conocer bien el equipo que uno maneja para no cometer errores de ese tipo, de ahí mis frecuentes análisis de los aparatos que manejo.
La lluvia una vez comenzó no cesó en el resto del tiempo aunque permitió llevar el acto hasta el final; el cielo se mostraba gris ante la cámara, como si con una gran sábana tratara de ocultar las nubes, se hubiera preferido tener de fondo, (detrás de los crucificados) unos nubarrones negros para darle el dramatismo esperado para la escena en cuestión pero es lo que había, otros años padecieron nevada…
Y así fue ese primer encuentro, con sus pros y sus contras, salvo por el no poder moverte por la zona, la niña bailando sobre la losa haciendo bailar al trípode con ella, a punto estuvo de caerse el trípode al suelo ya que se encontraba con las patas un tanto recogidas por ser la losa no superior al medio metro de anchura y el error de alejarse con el micrófono del receptor, el resto de las vicisitudes creo que las salvé positivamente.
Me llevé de allí el recuerdo del impacto de las palabras y escena de la Vírgen María con su hijo yaciente sobre ella, hasta tal punto que las gafas se me nublaron por lágrimas y emoción, si bien es cierto que los actores no son profesionales y “hacen lo que pueden”, puliendo un poco ese aspecto el resto es un evento que merece la pena el acudir a presenciarlo al menos un par de veces en la vida. Cierto es que me vine de alguna manera impactado y eso que no iba sugestionado por los que iba a presenciar.
Con el tema covid19 se pasaron el 2020 y 2021 sin poder representarse.
Llegó el 2022 y esa celebración la tomé con ansias. Me gusta experimentar y si es posible superarme en las tomas y cómo ese año tenía nuevo equipo de filmación tenía la excusa perfecta. Arranqué ese 2022 con dos cámaras Full Frame con sus pros y sus contras; la cuestión de los micrófonos inalámbricos ya la había aprendido y vi que no eran necesarios, en su lugar ya había fabricado manualmente sendos micrófonos con sus protecciones de filtro de pelo contra el viento, que muy mal se tenía que dar para que el sonido saliera arrugado, al menos por mi culpa.
El primer año ya me dejaron bien clarito los organizadores del evento que por el ruedo no se podía andar grabando ni haciendo fotos, sin embargo unos diez minutos antes de comenzar la función descubro un joven armado con un gimbal y una cámara y a otro supuesto compañero suyo provisto de una cámara con un tele pululando por dentro del recinto y pronto me dije: “a estos los ha contratado el ayuntamiento y además me van a joder la fiesta”… no me equivoqué ni en una sola coma.
Digo yo que, al tipo de negro bien podían haber vestido con un traje acorde a la época de la celebración para que pasara desapercibido entre la multitud de actores y figurantes, que aunque parece igual no es lo mismo, siempre habría algún traje por allí de su medida y no que, como en “El Enviado” de J J Benítez, metimos a un personaje del siglo XXI en la escena del año CERO ¡Oleeee! y encima grabando, igual que en la novela.
Esta vez y como aprendí la lección de la losa que se columpiaba casi sola cambié de lugar y me subí a la plaza, total un par de metros más adelantado, eso sí, al ladito de la cuerda de separación entre el público y los actores para que nadie se molestara. A los técnicos del sonido no les gustó que estuviera allí y no les hice ni puto caso, otros que se creen los dueños del mambo, ponían de motivo que mi presencia allí podía afectar la recepción de los micrófonos ¡anda ya… listo!
A los pocos minutos de comenzar la función ya me di cuenta de que era mejor que recogiera los trastos y me marchara a otro lugar porque el sujeto del gimbal no se despegaba de la cara del cristo o de cualquier otro que protagonizara la escena ese momento. Me dio la impresión de que grababa con un objetivo gran angular por dos motivos, uno para que el movimiento de la escena sea más suave y otro para que el foco esté siempre bien puesto ya que a medida de que se aumenta la focal se disminuye la cantidad de fondo enfocado, fuera como fuera no había rato que el tipo negro con el gimbal no se cruzara por mi encuadre.
En la plaza mal, pero ya el colmo fue en el momento más crucial de la representación, cuando la Vírgen María, con el cuerpo de su hijo fallecido en su regazo, al pie de la cruz, comienza a relatar, en ese momento se me pone el tipo negro del gimbal (vestido de negro quiero decir) a menos de dos metros de ellos; con movimiento suave de cámara, como si fuera el único que tenía derecho a grabar allí, y por si fuera poco se me coloca también en la línea de tiro un soldado Romano con el brazo extendido y la lanza en la mano justo en el punto delante de la cara de la Vírgen… a ver señores… ¿hay quien dé más? que, podía haber sido aún peor, si el soldado Romano se hubiera desplazado un metro para la derecha ocultándome de esa manera TODA LA ESCENA.
En el vídeo no se apreciará porque Youtube es “Youtube y su calidad” pero durante un tiempo a la Vírgen la convertí en ventrílocua porque hablaba y sus labios no se movían, tuve que sustituir ese plano por otro donde “el Romano” lo tenía un poco más separado de la línea de la cara de la Vírgen aunque la Vírgen en ese momento no pronunciaba palabra alguna porque en ese plano se encontraba recapacitando y asumiendo que la vida de su hijo ya no estaba en este mundo.
De ese detalle nadie va a darse cuenta porque la mayoría de los vídeos se ven de la manera más cutre posible que es en un dispositivo móvil y en el mejor de los casos en una Tablet, sin auriculares ni nada, a pelo, donde este tipo de detalles pasan totalmente desapercibidos; y de esa manera salvé en edición la situación, pero tengo que reflejarlo aquí porque cuando las cosas no quieren salir ya te puedes clavar de rodillas, te va a dar igual, como dice mi amigo Carlos: “como esté en que te vas a cagar los calzoncillos, ni aunque los lleves puestos de corbata así va a ser”. ¿Qué si da rabia? Pues no te cuento, con lo grande que es el Gólgota que se me plante un Romano enfrente que, al estar yo rodeado de gente no puedes coger el trípode y moverte por lo que no te queda otra que apretar los dientes, acordarte de Dios muchas veces y joderte.
2023, tercera grabación y posiblemente la última.
Ya con la espina clavada del “señor de negro” y los contratiempos del año anterior pero con algunas escenas muy bien recogidas no tenía mucho apetito de ir otra vez a ver sufrir al Cristo, total ¿qué podía mejorar? ¿La técnica? Sería lo único porque de equipo sigo con el mismo.
Eché un ojo al vídeo del 2022 y observé que muevo el zoom mucho más de la cuenta, no es que sea exagerado pero uno con el tiempo va afinando sus gustos hasta tal punto que aunque sé que me resultaría imposible trataría de grabar planos fijos, ese era mi propósito, planos fijos y focales abiertas con el máximo desenfoque de campo.
Del sonido nada que objetar, casi podría decir que llevaría los mismos micrófonos autoconstruidos del año anterior pero con ciertas mejoras, el sonido por mi parte no me iba a quitar el sueño, esos micrófonos tienen tres niveles de grabación y además un control de nivel a través de un potenciómetro antes de que la señal entre en la cámara, todo para ajustarlo en un santiamén.
Al igual que el año anterior, al llegar al pueblo no aparqué en la explanada provista para tal fin, aunque sí pasé por ella porque da la impresión de que quien lo organice piensa en que todo auto que ese día y a esa hora vaya al pueblo va a ir a ver al Cristo y no es así.
Una vez en la explanada (a la que como una res me llevaron los carteles) pregunté por el camino para ir a Bustares, de sobra lo conozco pero era una pregunta obligada, una vez salí del casco urbano tomé el camino que lleva a las minas y al rio, luego giré a la izquierda y aparqué cerca del cementerio, de esa manera cuando el acto acabara tendría el auto cerca.
Cinco cuartos de hora me quedaban para que diera comienzo el evento así que aproveché para hacerle una visita al Gólgota con la intención de encontrar un lugar mejor que los dos años anteriores en los que elegí el mismo sitio.
Allí ya puesto presenté el trípode con la cámara Nikon 810 y el objetivo Nikon 70/210, pronto vi que ese conjunto se quedaba corto para tratar de verle las pestañas a la Virgen o las espinas del Cristo. En la mochila llevaba un 400 mm de focal fija pero ese ya me resultaba demasiado largo y sabía que ante la duda… “la más tetuda” era mejor uno más corto.
Allí mismo también monté la Canon 80D con el 70/200 f2.8, como es una cámara SLR la distancia del objetivo se multiplica por 1.5 aproximadamente lo que la convierte en un 100/350 y eso ya es otra cosa; con esos dos equipos tan diferentes y parecidos a la vez me daba la impresión de que abarcaría poco campo y así fue, nada más llegar al Gólgota ya cuando la procesión se acercaba sustituí al Nikon 70/210 por el Nikon 35/70, de esa manera podría hacer un registro de las tres cruces a la vez y con la Canon un primer plano de los protagonistas.
Cuando llegué a la plaza solo había gastado un cuarto de hora por lo que me quedaba una hora de espera, todo el equipo lo tenía ya dispuesto.
Haciendo tiempo saludé a Mariano, el alcalde, luego con el único compañero fotógrafo profesional que vi en todo el rato conversamos durante largo rato, para él era la primera vez que acudía a ese evento y le anduve dando explicaciones de cómo se desarrollaría el evento.
Si con una sola cámara se te pueden pasar algunas escenas importantes con dos cámaras ya no digamos. Primero encuadrar la escena y poner a grabar la cámara maestra y luego con la Canon y el tele tomar primeros planos, el problema es que las escenas van cambiando de lugar y los personajes con ellas por lo que nuevamente hay que andar reencuadrando y enfocando MANUALMENTE a la vez, _remarco lo de MANUALMENTE porque la Nikon no sabe enfocar con ese objetivo ya que se fabricó por la década de los 90, amén de la tecnología para el enfoque en modo vídeo extremadamente lenta y poco precisa de esa Nikon, nada que ver con su compañera de ese día la Canon 80D con su tecnología Dual Pixel que enfoca perfecta, rápida y precisa.
Quiero decir con toda esta morralla técnica que es un sin vivir tratar con dos equipos de grabación tan distintos, a la vez atendiendo a la escena y movimiento de los personajes, los árboles y soldados Romanos que se ponen delante de los protagonistas, en fin, que todo no se puede controlar a la velocidad en que suceden los actos con dos cámaras a la vez y sin moverse del lugar es una locura y un riesgo que tienes que asumir el de perder partes de la escena.
En la plaza todas las grabaciones me resultaron satisfactorias, sino con el desenfoque deseado sí al menos con ese aire de película de cine en vez de reportaje callejero.
El vídeo de este año comienza con el despliegue de actores y figurantes que aunque todos no caben en un minuto sirve para hacerse una idea, además pensé que les gustará verse en sus dispositivos móviles o televisores. Utilicé ese minuto para relatar lo que iríamos viendo a lo largo del vídeo.
Acabado el tema de la plaza, y como cada año, subimos en manada al Gólgota las 3.500 almas que hablarían los periódicos o las tan solo 1000 que yo estimo que habíamos por allí ese rato pendientes de lo que le sucediera ese día al Cristo.
Como yo ya tenía elegido el puesto tardé poco en plantar mi trípode en el suelo, casi el mismo tiempo que una voz me decía: “ahí no puede ponerse porque ese lugar está reservado para las autoridades” y sin volver la cabeza para atrás me acaché por debajo de la cuerda de separación, esta se me enganchó a la altura del cuello contra la mochila como tratando de decirme: ¿Dónde vas tan ligero? ¡cálmate!, reculé y me acaché aún más y pasé por debajo de ella y al instante monté mi trípode en la otra cara de la luna, o sea, en el borde pero dentro del recinto.
Prestando atención al sonido me di cuenta de que el generador de electricidad que llevan para la megafonía estaba a muy corta distancia por lo que el ruido del motor se me colaría en la audición así que tomé mi grabadora de mano Tascam con su peluche contra el viento puesto y lo dejé cerca de un grupo de altavoces, como los técnicos del sonido aún no lo habían puesto en marcha tuve que elegir un nivel a tientas, de cualquier manera era por seguridad, por si la calidad del sonido podía mejorar al que grabaran las cámaras.
Finalmente como los altavoces estaban orientados hacia el personal la grabación con la Tascam no la llegué a utilizar porque los sonidos agudos no eran brillantes, quizás porque se encontraba ubicada a ras del suelo, detrás de una mata de tomillo y a los agudos les costase llegar bien allí y porque los otros micrófonos respondieron muy bien, ni más ni menos acorde a lo esperado de ellos.
Este año no me molestó el señor vestido de negro con el gimbal en la mano, ni al guardia Romano le dio por ponerse delante de la línea de tiro de mi objetivo zoom así que más o menos grabé a mis anchas, eso sí, nada más llegar tuve que poner el Nikon 35/70 por la amplitud de la escena, ya que una vez que llega la comitiva con los tres reos cargados de cruces no puedes andar apagando ni encendiendo las cámaras ni cambiar de objetivo porque entonces sí que ya la has liado parda…
La primera vez que asistes a este espectáculo vuelves impactado, la segunda vez ya no tanto, la tercera, a poco que te metas en el motivo de la representación no te deja indiferente y sales de allí revolviendo ideas en la cabeza, ideas mezcladas todas ellas de política, religión, fe y creencias, desamparo, la maldad del ser humano y otras treintaicincomilcosas más, todo ello se irá difuminando un rato después cuando llenas la panza de fiambres y la riegas con unos vasos recogidos del fruto de la vid y del trabajo del hombre.
Como no he visto nunca a nadie tan atareado como yo, tan preocupado por hacer las cosas bien, desgañitándose en conseguir las mejores tomas posibles y manejando tanta maquinaria a la vez, tengo que autodenominarme “especial”, “personaje un tanto especial” diría yo, personaje feliz dentro de lo que la palabra “feliz” puede encerrar, “feliz y afortunado”, afortunado de poder estar allí en ese momento disfrutando de uno de mis mayores hobbys o entretenimientos ya que mis proyectos no pueden considerarse “profesionales” puesto que no hay compensación económica por ello, no porque su calidad no lo permitiera, como así me lo hacen saber de vez en cuando.
LA EDICIÓN. Al día siguiente de la representación acudí a la feria del libro en Bustares, muy cerca de Hiendelaencina, pronto saludé a un personaje muy destacado en la representación y me preguntó si ya había puesto el vídeo en Youtube… Cierto es que la pregunta no me extrañó demasiado porque “el que no sabe es como el que no ve”, la mayoría de seres humanos piensan que es llegar a casa con la cámara, engancharla al ordenador y darle al botón “subir vídeo”. Lo que no saben es que ese día Viernesanto cuando me metía en la cama era ya más de la una de la madrugada y solo hice que pasar las imágenes y revisar por encima si el audio y el vídeo estaban como yo esperaba encontrármelo, al día siguiente a las siete y media me tocó la “Diana floreada” para ponerme en marcha de nuevo pues en Bustares presentaríamos el libro “Abandonado, Expropiados, Despoblados” amén de otras faenas que quería resolver antes de esa hora.
Del lunes empleé más de ocho horas de reloj ordenando imágenes en el programa de edición. Trabajar con una sola cámara es relativamente fácil y rápido pero cuando tienes más de cincuenta tomas multiplicadas por dos y no son todas iguales en duración de tiempo donde debes sincronizar al milímetro cada corte, estabilizar los planos tomados con el tele ya que siempre se mueven por haberse tomado a mano alzada un rato y otro, aguantando hasta la respiración… pues todo ello lleva su rato.
Además de las imágenes me preparé una locución de un minuto para explicar en qué consistía el reportaje. Después de acabarlo recordé que la escena de “la última cena” la había grabado y no estaba puesta en el vídeo, pues eso, que se me pasó por alto… así que luego volví a crear otro vídeo incluyéndola y sin logos ni publicidad, archivo que quedará como máster en mis discos duros.
Cuando llega el momento en que Cristo se despide de la vida terrenal y según las Antiguas Escrituras “la tierra se abrió y un trueno conmocionó la tierra”, en ese momento en la megafonía se suele escuchar el sonido de un trueno a toda potencia pero este año se pasaban los segundos y ni trueno ni nada, finalmente llegó un trueno, casi a la vez que una voz decía: “en verdad, este hombre era bueno”, en este año la frase y el trueno se produjeron a la vez y nadie pudo entender el mensaje, así que para enmendarlo tuve que recuperar el audio del año anterior e incluir un trueno acorde al momento… en fin, arreglos que se produjeron por despiste o mala suerte del que maneja los hilos. Cosas de la edición que si yo no lo cuento nadie lo sabe.
Bueno, pues hasta aquí el Makig Off de la “Pasión viviente de Hiendelaencina”. Gracias por llegar hasta aquí y si crees que esta lectura puede ser interesante no dudes en compartir mi experiencia.
Agustín y sus cosas. Alcorlopantano.com