058/365 El Cazador

Buscando la foto del día he cargado con la mochila y el 300, no tenía ni idea que tipo de foto podía encontrarme, he salido como un cazador de las cavernas en busca de su “comida” diaria, es  muy difícil encontrar algo interesante en un lugar tan pateado como el barrio pero  ¿quien sabe?. Después de una hora de paseo he optado por abandonar, no he visto nada interesante tan solo unos pájaros volando, un señor a lo lejos con su perro, el campanario sin cigüeña (que era otro de los posibles) y poco más; ya llegando a casa he visto un guante que aunque roto lo han dejado en un lugar visible por si su dueño pasa por allí.
Como parte del proyecto es experimentar me he liado a tomar fotos para luego chequear en casita cual es su aspecto con diferentes distancias focales, cuando he visto una composición muy maja donde necesitaba la presencia humana.
Como es un lugar de tránsito solo tenía que esperar, esperar cual cazador espera que llegue su presa, es increíble la cantidad de cosas que tiene en común la caza, el tiro y la fotografía por este motivo la segunda parte de este relato tratará de caza y tiro y su relación con la fotografía ya que fui “cocinero antes que fraile”.

— PARTE 1 historia de esta Fotografía.

Con  el equipo preparado veo que se presenta el momento, voy mirando por el visor como la “presa” se acerca, me recuerda a los francotiradores de película, se trata de un señor de mediana edad con paso firme, aunque en parte desenfocado (mucho menos por tener una pantalla partida) veo que el sujeto me mira, me mira una y otra vez como si hubiera visto un francotirador con su fusil, yo inmóvil porque está a más de 30 metros y no puede saber muy bien que “arma tengo”  disparo y sin bajar la máquina espero a que desaparezca, veo el resultado, no me gusta, hay tanto desenfoque que apenas se entiende que es una persona, la distancia focal es casi 300 mm, cierro un par de pasos, no puedo cerrar más porque hay poca luz, espero y espero, parece que la presa tarda en llegar, comienzo a desesperarme porque no tengo todo el tiempo del mundo, nueva presa, esta vez una joven con su hija, lleva un pañuelo en la cabeza muy llamativo de color rosa fuerte, estaría bien aportar un poco de color a la escena, parece marroquí, no me gusta retratar musulmanes y menos a niños, dejo que se vaya, al momento una joven con un perro, pasan tan rápido que se me sale del punto exacto en el encuadre y ahí me doy cuenta de que la máquina tiene “ráfaga” porque como nunca la utilizo se me olvida con frecuencia, siguiente presa una señora mayor cargada de ropa no me mola porque parece una albóndiga, necesito algo más estilizado, reviso las fotos, no viene nadie, falla la profundidad de campo en general y eso que he probado diferentes aberturas, una cosa es lo que ves en el visor y otra la realidad, llego hasta F 11 y hago un disparo de prueba, no está mal, seguiré esperando pero poco tiempo que tengo que comer y salir pitando a trabajar, no viene nadie, no viene nadie, es increíble lo largo que se puede hacer un minuto cuando estás esperando, como dice Murphy: la duración de un minuto depende del lado de la puerta del water en que te encuentres, de repente llega un joven con auriculares y un atuendo muy moderno y llamativo y en vez de ir “por donde todos” se gira y me viene de frente, no me mola sacar a nadie de frente, tengo que levantar el objetivo para que no piense que le hago fotos aunque no se ha librado de la primera a modo de prueba, aparece otro joven esta vez prometedor, Agustín no falles que no tienes todo el día, reviso el punto de enfoque y el encuadre, no quiero andar recortando después, primera foto, un instante antes del punto crítico y tres fotos más en medio segundo mientras cruza, clack, clack, clack, ni reviso el resultado  OFF y a casa corriendo, sé que lo tengo.
PARTE 2      Caza ,Tiro y Fotografía.
Este capítulo es muy extenso, son mis experiencias y quizás no te interesen.
Como espero que este proyecto fotográfico se prolongue en el tiempo y uno ya tiene cierta edad y experiencias vividas voy a aprovechar y escribir sobre muchas cosas que he visto que tienen en común la fotografía, la caza y el tiro olímpico.
Yo fui cazador desde los 18 a los 28 años, parte de culpa la tiene mi padre que fue cazador toda su vida (Agustín «El Cazador») y es que por genes o porque “todo se pega menos la hermosura” yo ante todo desde que tengo uso de razón quería “tirar tiros”, sin embargo hasta que no tuve 18 años no pegué uno solo, por economía (cada cartucho cuenta)  y para evitar accidentes nunca mi padre me dejó disparar ni siquiera a un bote, yo por respeto a él tampoco se lo pedí.
A finales de 1992 (ya ha llovido) animado por mi amigo Edu, me hice socio de un club de Tiro, si no estás familiarizado con esto seguro que darás un paso atrás pensando “hostias, cuidado con este que tendrá pistola” eso lo piensa todo el mundo aunque sea levemente porque sí que es cierto que entre el grupo de “tiradores” hay mucho “pirao”, yo he detectado muchos en más de 15 años con la afición, a ver si me explico, quiero decir con esto que he visto tiradores que no compiten sino que tienen el arma para fanfarronear  delante de sus amigos o ser más “machotes” o sea para hacer un mal uso del deporte del tiro olímpico; de hecho de vez en cuando salta alguna noticia de asesinato con arma corta por parte de un tirador, recientemente (2012) el de Ciudad Real que se cargó a la novia de 14 años y a un amigo,  parece ser que llegó a ser campeón olímpico.
El Equipo. Siempre he necesitado más dinero del que tenía para comprar el equipo tanto en fotografía como en el tiro por eso he llegado a tener más de una herramienta y casi todo de segunda mano. Compré una pistola usada de las de “andar por casa” para practicar un poco, no podía gastarme 180.000 pesetas (casi dos sueldos) podíamos hablar de una Nikon D40 en fotografía que curiosamente esta fue mi primera reflex. En poquitos meses le cogí el ritmo, tengo que decir que desde que tengo uso de razón y leía tebeos y aquellas películas del Oeste que siempre me encantaron quise ser héroe de los que matan a los “malos”, con 8 años no tenía juguetes pero me fabricaba las pistolas y rifles con palos y me pasaba muchos ratos apuntando a algún objeto, por ilusión que no fuera.
Tanto con una D40 como con una TS22 se pueden conseguir grandes triunfos, como anécdota diré que con un arma así y en pocos meses conseguí hacer 10 disparos seguidos en el 10, nunca más después durante más de una década conseguí hacer lo mismo con un arma que triplicaba el precio de la TS22, ni aún teniendo muchísima más experiencia, por lo que la conclusión sería, mejor arma no “mata mejor”.
A veces (yo el primero) echamos la culpa al equipo pero mirado fríamente posiblemente sería cuestionable. Sí que es cierto que en determinadas situaciones la diferencia entre tener “trofeo” o no tenerlo estriba en el equipo, pocas veces se dará el caso de que con una mala herramienta se consigan grandes triunfos.
Objetivos. Aquí habría que hablar sobre todo de hasta donde queremos llegar, me explico, si queremos un arma para “disparar a un bote” o queremos una herramienta para llegar a lo más alto.
Normalmente compramos algo barato, tiempo después vemos que se queda pequeño y con esta excusa invertimos en algo mejor, a veces impulsados por comentarios de los amigos que son los que te hacen “abrir los ojos”.
Un par de años después de comenzar con el tiro en una competición llegué a hacer 499 puntos de un máximo de 600, era mi octava competición, un señor mayor que llevaba “toda la vida” en el tiro, quiero decir de los más veteranos me dijo: nunca he visto hacer 499 puntos en esta modalidad a nadie  con una TS22, hijo, cambia de arma, con “eso” no puedes hacer más, así que me planteé vender aquella pequeña maravilla y comprarme algo más acorde al nivel que ya tenía, lo que viene a ser un Nikon D90 que es lo que hice.
Aquella pistola la volví a ver diez o doce años después, era única, la tenía ya otra persona pero la reconocí porque las cachas de madera se las hice yo a medida de mi mano, era de sabina, que tiene la particularidad de que cada vez que la cogía se impregnaba la mano de olor de ese árbol que viene a ser parecido al pino.
Conocer tu herramienta. Saber las peculiaridades de cada instrumento es fundamental, si hablamos de cámaras fotográficas en un momento dado se nos puede dar el caso de ¿Dónde coño está el botoncito que busco? Cuando lo encuentras, si lo encuentras, ya pasó la fotografía, de nada sirvió tener el último modelo de máquina y la versión más actualizada.
Conocer hasta donde se puede subir la sensibilidad o hasta donde un objetivo es capaz de sacar el detalle que precisas es fundamental, conocer la profundidad de campo y las distorsiones del objetivo empleado te evitará más de un sufrimiento.
En el tiro conocer el arma y elegir una munición adecuada para cada modalidad es fundamental, no vale “todo para todo” me explico: si es tiro relajado no importa que los cartuchos sean potentes porque dispones de dos horas para efectuar 60 disparos pero si el tiro es rápido (donde me especialicé) tienes que elegir un cartucho menos potente porque solo dispones de 4 segundos para efectuar 5 disparos  a 5 dianas diferentes (un disparo a cada diana).
Volviendo al tiro, he conocido tiradores que nunca superaron los 480 puntos (de un máximo de 600) a pesar de tener un arma de última generación, incapaces de reconocer sus errores donde la culpa recaía en la munición o cualquier otra cosa, podrían estar toda la vida disparando pero nunca evolucionarían porque no reconocen sus propios errores y tampoco emplean tiempo y dinero en formación, cursos, libros, etc etc. En fotografía pasa algo similar, ¡es que con esta cámara…!  ¡soy un incomprendido!, ¡mis fotos no las entiende nadie!, etc etc. Hay que ser humilde y reconocer tus propios errores, lo más probable y posiblemente es que no has estudiado lo suficiente, incluso pienses que ni siquiera hace falta estudiar,  nadie dijo que esto de la fotografía era fácil.
Vista, pulso y decisión. Vista: Si tu vista no está en su mejor momento y tienes que dejar que la máquina hago el trabajo de enfocar pues quizás tu mejor tipo de fotografía sea el paisaje porque si te metes con el macro ya veo que lo tienes difícil.
Vista: Es fundamental para el tiro, solamente el error de “paralelaje” ya te hace peligrar que tus disparos vayan al 10 porque es un error óptico y estando en un nivel alto cualquier mínimo detalle es muy importante.
Pulso: si fotografías paisaje, haces fotos nocturnas con frecuencia y tu pulso “tiembla” un poco necesitas de un trípode y de objetivo estabilizado y aún así posiblemente veas que tienen poca nitidez a pesar de que el equipo superó los 2.000 euros.
Qué voy a decir del pulso y el tiro; cuando estaba en mi mejor momento aparecieron en el mercado unos punteros láser de color rojo (carísimos) para hacer una prueba instalé un debajo del cañón de mi pistola y me puse a apuntar, como estaba solo conecté la cámara de vídeo cerca de la diana para ver el movimiento real, me quedé asombrado; la prueba era tan solo a una distancia de 10 mtrs donde el número 10 tiene solo un centímetro pero yo era incapaz de mantener el pulso dentro del círculo del número 9 que tiene  3 centímetros de diámetro, sin embargo muchas veces yo hacía series de cinco disparos y todos eran 10, la respuesta: eso es vista, pulso, decisión y pericia y volviendo a la fotografía esto es lo que entiendo se necesita como mínimo para fotografiar un bichito en movimiento o una moto de velocidad.
Decisión: El disparador de una pistola de aire comprimido está calibrado a una presión de 0,5 Kg. quiere decir que con poquito que lo toques se dispara, pues bien, a los tiradores nos pasa que cuando lo tenemos todo en línea (miras-blanco) queremos disparar, de echo notamos que hacemos fuerza con el dedo en el disparador (una fuerza varias veces superior a la necesaria) y sin embargo no se produce el disparo, hacemos tanta fuerza que pensamos que se estropeó el arma sin embargo la fuerza es solo mental porque el dedo ni se mueve ¿qué esta pasando? Pasa ¡que no hay suficiente decisión!, no tienes la seguridad de que es el momento más apropiado y crees hacer fuerza pero realmente no eres capaz de “doblar un pelo” anecdótico ¿verdad? Pues es tan real como la vida misma.
El momento oportuno. Si nos disponemos a hacer un macro y el sujeto se mueve no encontramos el momento adecuado de realizar el disparo, bueno, podemos hacer ráfagas y “alguno caerá”, ¡vale! aquí vale eso pero en el tiro tienes los cartuchos contados así que no te puedes permitir disparar en vano, hay que predecir el movimiento del bicho igual que el tirador prevee el movimiento de las miras contra el blanco porque puedes intentarlo, coge un bolígrafo y lo atas a un objeto de 1300 gramos (más de un kilo) estira el brazo e intenta mantenerlo en el centro de un punto de 10 centímetros a una distancia de 25 metros, verás que es totalmente imposible sin embargo se hacen dieces ¿porqué? Por eso, por la pericia y la decisión, hay que predecir cual va a ser el movimiento de la mano y cuando pasa por el 10 pero suavemente ¡¡TOMA!!.
La espera: Cuando tenía 20 años acompañaba a mi padre en las jornadas de caza, ¡qué afición teníamos!, una hora antes de amanecer ya estábamos apostados en alguna colina esperando que alguna liebre se descuidara para abatirla, una vez que amanecía éramos capaces de estar caminando durante casi todo el día entre cerrillos y jaras persiguiendo a las perdices; lo que cambiamos las personas, hoy estoy totalmente en contra de la caza y de cualquier muerte salvo en caso se supervivencia y si pudiera le devolvería la vida a cada animalito que maté, es uno de mis demonios que me atormentan con frecuencia.
La fotografía de animales tiene su momento y hay que saber esperar y no veo mucha diferencia entre abatir un animal a 350 metros de distancia con un Mágnum 300 y un visor de 12 aumentos y hacer ese mismo disparo con un objetivo de focal 600 mm, probablemente los tiempos de espera y camuflaje sean idénticos la diferencia está en acertar, que salga lo deseado, si el conjunto equipo/tirador es correcto tienes trofeo seguro.
La competición: Después de haber tenido la experiencia de la competición en el tiro lo que peor llevo de un concurso de fotografía es el veredicto del jurado, no quiero decir que lo hagan mal si no que es imposible coincidir en que  todo el mundo opine que quien quedó el primer clasificado sea lo correcto.
Cuando practicaba el tiro olímpico podía hacer más o menos puntos pero si era DIEZ era DIEZ y si era CERO era CERO  y no había discusión posible pero en la fotografía  todo es tan relativo que a veces se me quitan las ganas de participar, podría pensar que son manías mías pero por detrás veo que hay gente que opina lo mismo.
El nivel: no debemos creer que siempre nos acompaña la mala suerte en una competición y por ese motivo quedamos peor de lo que pensábamos, alguna que otra vez pudiera darse el caso, a veces en el tiro había un cartucho que no prendía por defecto de fabricación y eso ya era como mínimo 1 punto menos pero si por falta de carga en la pólvora salía con poca fuerza e impactaba en el blanco en el lugar del CERO  pues ya te había jodido la tirada completa pues teniendo en cuenta que superar 2 puntos te podía costar seis meses de entrenamiento y ya de momento restabas una media de 9 puntos a partir de ese momento pues aunque el resto de tirada fuera muy buena ya te habías dado por “jodido”.
CONCLUSIONES: en la primera fase que fui tirador disfruté muchísimo porque veía como conseguía mejores puntuaciones a medida que avanzaba el tiempo, todo a base de información, libros, técnica, entrenamiento, etc, de entrenamiento poco porque la munición estaba carísima y mi bolsillo solo me permitía un mínimo pero parece ser que ,como dijo alguien una vez, yo nací con ese don de tirar bien con “cualquier cosa” ya que participaba en Pistola aire comprimido (balines), Pistola precisión (50 metros), Pistola estándar calibre 22, Pistola fuego central (calibre 38), Pistola velocidad (la estrella) alguna vez en Pistola 9mm parabellum.
Después llegó la fase digamos de “mantenimiento”, días que se te da muy bien y otros que se te da regular, a continuación llegó la fase del aburrimiento porque ya no había manera de superarse porque para ello se necesita mucha dedicación y dinero y finalmente llega la fase del aburrimiento y de dejarlo totalmente.
Solo me queda comentar que en mis mejores momentos fui TRES veces seguidas campeón  de Castilla la Mancha en la  modalidad de Pistola Velocidad y otras DOS subcampeón,  la última por solo 1 punto de diferencia, no se me olvida, el nivel aunque se trataba de regional ya era importante, 544 puntos de 600 ya hay que conseguir muchísimos “dieces”. A nivel nacional una vez participe en la Copa del Rey  en Velocidad quedando el 16 y otra vez en la Copa Presidente con Fuego Central quedando el 8 con un revolver «Llama» que me dejaron de esos de  “tirar a un bote”, ¡qué tiempos aquellos!.
Click aquí para un enlace a una foto que hice el año pasado relacionado con el tema.
En el tema de la fotografía no tengo gran interés en concursar, mi nivel está todavía bajo y posiblemente no evolucione mucho más pero mientras tenga cosas que probar y descubrir seguiré empleando mi tiempo en esta bonita afición.

Gracias por llegar hasta aquí, espero que la lectura te haya resultado agradable. Un Saludo