11 años en 24 horas

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La decisión de poner fin a la vida de un ser querido nunca será fácil para el ser humano,  sea animal o semejante no deja de ser “vivo y querido”, el relato de esta vez habla de cómo fueron las últimas horas de la vida del animal con el que he compartido casi ONCE años de mi vida y hemos recorrido caminando juntos aproximadamente 18.000 km.
Hablo de Yuco, el perro que teníamos de mascota en la familia y que principalmente por vejez y un cúmulo de circunstancias adversas en corto espacio de tiempo como la pérdida de la visión de un ojo empeoraron su estado vital y hubo que dormirle para evitar más sufrimientos.
Le/me prometí hacer un libro con nuestras andanzas, no quiero que tantas cosas buenas me las borre el tiempo, mi padre decía que “lo que se escribe se lee”, en él recordaré los momentos más peculiares como su comportamiento con el paso de los años, sus miedos, sus enfermedades, accidentes, peleas conotros perros y también cómo te cambia la vida por el hecho de “tener un perro en casa”, etc  etc  etc… una foto de tantas…

Este relato es parte del primer capítulo escrito _el más dramático de todos_  pero el libro en conjunto no será tan triste como este relato sino todo lo contrario, toda la familia tenemos buenísimos recuerdos de este animal,  esto es solo parte de un capítulo, parte de su historia…

Este era mi animal, mi perro, mi mascota, pero sobre todo mi compañero

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Algunas líneas de mi diario. Martes 21 de Julio de 2015, tercer día de las vacaciones de verano en la casa de la playa.

Hace solo unas horas que Yuco descansa ya en otro mundo, no he querido dejar pasar más tiempo para reflejar en un texto el cómo y porqué a llegado su final, lo hago ahora que lo tengo todo reciente, ahora que la herida está aún sangrando, para que el run run diario no distorsione o difumine esos recuerdos ya que son tan importantes para mí.

Esta noche pasada, su última noche, ha sido una copia exacta de la anterior, ni él ni yo apenas hemos dormido, cada hora o dos horas se levantaba súbitamente entre gemidos y pequeños chillidos y aunque a duras penas podía hacerlo intentaba correr buscando un refugio o algo para acabar con el dolor igual que si hubiese sido herido mortalmente por una bala, unos segundos después comenzaban las arcadas, la noche anterior los líquidos estomacales consiguieron llegar al suelo pero esta noche al ser ya menos voluminosos  que en el día de ayer _porque solo ingirió cuatro trozos de pastillas y la cantidad de cuatro o cinco cucharadas soperas de agua en todo el día _ pasaron del estómago a la boca y sin dejar caer la más mínima gota se los ha devuelto al estómago, entiendo que conociéndole como le conocía es resultado del adiestramiento que ha llevado de cachorro de no manchar el hogar, acción digna de alabar como tantas otras en él, el caso es que desde las 2:30 hasta las 5:30 no he hecho otra cosa que hacerle compañía.

 La primera vez que ha comenzado con los dolores lo he mantenido sentado de culo en el suelo con las patas delanteras rectas y yo por detrás de rodillas sujetándolo contra mí pecho con el brazo izquierdo para que no se cayera y con la mano derecha aguantando el peso de su cabeza que parecía  no poder sostenerla recta, el animal se ha calmado de inmediato y supongo que así hubiésemos podido estar él y yo hasta el amanecer pero un rato después lo he depositado lentamente en el suelo con el ventilador puesto delante, de vez en cuando gemía, me he tumbado en el sofá observándole hasta que el sueño me ha podido.

Ese momento de sujetarlo y calmarlo lo RECORDARÉ SIEMPRE, dándole todo lo que podía darle en ese momento que no eran pastillas ni sueros milagrosos era compañía, amor y cariño, él sabía que estaba arropado y protegido y se relajó en un momento…  yo al menos así lo percibí, es el recuerdo MÁS TIERNO  que tengo con él y me gustará recordar,  ese estado ya me sonaba nuevamente a DESPEDIDA porque salvo algún contratiempo ya habíamos decidido ayer que si no mejoraba su salud hoy descansaría de su lenta agonía….  Era duro, muy duro.

Llegó el amanecer, ya eran las 7:15 y me he despertado en el sofá con mucho más sueño que con el que me acosté, él parecía tranquilo como si hubiera pasado una noche normal de cualquiera de otros años de verano de vacaciones en la playa pero  “el veneno estaba ya muy avanzado en su cuerpo”.

Le he curado el ojo con suero fisiológico como recetó el veterinario (varias veces al día) aún sabiendo que el mal del ojo era el mal menor, ojo que estaba perdiendo por el pinchazo de dos espigas en tan solo 3 días a pesar de tener mil ojos en los paseos ¡no sirvieron de nada las precauciones!.

Sin desayunar y como de costumbre nos hemos bajado a la calle, lo he llevado en brazos cruzando la plaza hasta la mismísima acera donde no hay escalones ya que lleva más de un año que no puede subir ni bajar escaleras, más que un perro parece que llevo una serpiente corta y gorda, su columna vertebral no queda recta y se descuelga entre mis brazos, esto hace tan solo una semana no pasaba.

Allí como si nada anormal pasara ha comenzado a olisquear con sus movimientos similares al toro que le acaban de clavar la espada final y busca las tablas para apoyarse en ellas y resbalarse hacia el suelo por no caer de golpe, las fuerzas le flaqueaban más de lo normal porque ya son cinco los días que llevaba sin comer y apenas sin beber,  en pocos minutos ha orinado durante quince o veinte segundos, parece mentira que sin beber en varios días aún le queden líquidos en ese cuerpo a pesar de la ola de calor que estamos padeciendo.

El paseo ha sido muy cortito, he intentado localizar la caca del día de ayer (la última) que arrojé en su bolsa a una papelera porque “dándole al coco” he caído en que tenía aspecto demasiado negro y podía contener restos de sangre, eso confirmaría úlceras en el estómago y de ahí los dolores que padecía con frecuencia estas dos noches pero había demasiadas bolsas y todas del mismo color por lo que no me ha sido posible así que en menos de un cuarto de hora y caminando con toda la paciencia del mundo hemos vuelto otra vez al hogar. El movimiento en general no es muy diferente al resto de los últimos días quince días ya que padecía grave problema con la cadera desde hacía casi año y medio.

Ya en casa he tomado unas fotos de su lengua saliendo entre los dientes ya que de esa manera hace de almohadilla y no le duelen porque tiene varios flojos y sé que también dolorosos, unas fotografías más sobre su lugar en la cocina al lado del comedero, IMG_2320 yuco tumbado cocina web unas más a su “bulto en el exterior del ano” por si no encontraba las anteriores, nuevamente le he vuelto a lavar el ojo con suero fisiológico, se le va secando día a día a la vez que se reduce la inflamación, en ese momento se levantaba mi mujer y por sus comentarios sin mucho ánimo de sacrificarle porque cierto es que su aspecto era más o menos idéntico al de los últimos meses exceptuando el tema del ojo y su delgadez.

Hemos analizado la situación y mirando el futuro mejor para todos la he convencido para llevarlo a cabo hoy, Diana está de acuerdo sin ninguna duda y  David aunque le fastidia no poder darle su último abrazo ya que se encuentra a más de 500 km es consciente que es lo mejor para todos desde el propio Yuco al resto de la familia así que a las 10:30 lo he tomado en brazos y así hemos llegado al centro clínico veterinario ya que se encontraba a menos de doscientos metros, yo con el perro en brazos y mi mujer con la documentación y la correa.

Siempre he ido solo a los veterinarios por nombrar más de uno ya que siempre ha tenido al mismo durante los casi once años exceptuando el especialista del ojo de hace unos días y este de hoy ¡ah! y uno más del principio que en la primera consulta observé que aparte de ser manco el hombre no tenía amor por los animales y a pesar de que fuese buen profesional (que lo dudo) me busqué otro inmediatamente, acertado o no pero otro y ese fue el de siempre.

Decía que he ido siempre solo al veterinario pero esta vez he ido acompañado de mi mujer entre otras cosas por petición de David que sabía que no era momento para dejar solo a nadie. Mi mujer no tenía la decisión tomada cien por cien pues al ver al animal tan bien de aspecto con ese pelaje brillante propio de un animal joven y no haberse enterado de la mala noche que pasamos el perro y yo pues como que aún quería retrasar más la agonía pero me he puesto firme y realista y la he convencido.

La suerte ha querido que no hubiera nadie en la sala de espera y nos ha recibido la enfermera, directamente hemos pasado a la “mesa de operaciones”. La enfermera ha notado desde el primer momento que lo llevábamos bien decidido, los medicamentos que nos dio ayer no sirven ya que el animal se ha negado a comer, la situación no aceptaba dudas, le había llegado la hora al pobre animal, le hemos aguantado hasta el máximo con la esperanza de la recuperación incluso más de la cuenta pero llegado este punto…

Antes de nada nos ha explicado cual es el procedimiento y las diferentes opciones y precios, desde 60 euros por la inyección y entrega del cuerpo del perro hasta los 280 euros por recuperar sus cenizas en una cajita. Yo he intentado convencerla de llevarnos el cuerpo para enterrarlo en un parcela que tiene mi suegro en Madrid pero no tenían congelador para mantenerlo hasta el día de regreso de las vacaciones así que optamos por la opción del crematorio y conservar restos de sus cenizas (o de otros ya que es crematorio común) el caso en definitiva es el mismo….

Gracias a internet ayer me documenté un poco sobre todo esto y encontré una página que aconsejaba estar con el animal hasta el último momento, incluso si no te veía por padecer ceguera porque seguro que olería tu presencia y se sentiría tranquilo, recomendaba también acariciar su cuerpo para darle tranquilidad.

Antes de llegar el último momento mi mujer no ha podido contenerse y ha comenzado a llorar estrepitosamente en el fondo de la habitación, yo no he podido resistirme y me ha pasado igual o peor porque a pesar de que quería hablarle no emitía sonido alguno, quería hablarle y que me escuchara pero no acertaba a articular palabra, mi garganta no podía producir sonidos, eso me jodía aún más porque yo quería hablarle, necesitaba hablarle, necesitaba que él escuchara mi voz mientras se dormía lentamente como si le cantara una nana a un bebé, como si de un ser humano muy querido se tratase, realmente no era humano pero si muy querido.

 Esta era la situación en la sala: el perro al fondo de la habitación subido en la mesa de acero inoxidable sujeta a la pared, tan tranquilo, con los ojos semi abiertos y la cabeza apoyada en su pata izquierda, mirándonos, supongo que como amigos y no como verdugos, el ojo enfermo mostrando algo blanquecino dentro similar a una lentilla traslúcida y deformada, la enfermera preparado los utensilios aguja, inyección y goma igual que cuando te sacan sangre. Ayer para hacerle el análisis de sangre le pelaron un trozo de las dos patas delanteras para la extracción y uno de ellos ha servido para hoy, ayer lo hicieron en la izquierda y hoy en la derecha.

Nos han explicado que se utilizan dos inyecciones, una para tranquilizarle y otra para dormirlo pero se han dado cuenta de que la primera no era necesaria ya que el Yuco era demasiado tranquilo…

La aguja no encontraba la vena mientras yo le sujetaba la cabeza con la mano izquierda por la parte inferior aguantando su peso mientras que con la derecha le cerraba los ojos y le acariciaba la cabeza como tantísimas veces lo he hecho en los últimos meses.

 El primer intento se ha molestado un poco por el dolor y se ha revuelto un poco levantando la cabeza y poniendo nerviosa  a la enfermera, el segundo intento ya apareció un poco de sangre en la jeringa, el final era inminente así que he comenzado a hablarle tranquilamente diciendo una y otra vez_ Yuco… mi Yuki… mi Yuco..  Yuco… mi Yuki

Luego poco a poco y en unos dos o tres minutos se ha ido relajando hasta que se ha quedado totalmente dormido porque no puedo decir muerto. Se ha dormido del lado derecho dejando a nuestro lado su ojo bueno color caramelo, no lo podíamos haber planeado mejor el irse para el otro mundo semejante a una borrachera y sin enterarse.

Ya con la cabeza reposando esta vez sobre la mesa de acero inoxidable en vez de sobre sus patas delanteras le he pasado los dedos por el interior de lo que serían los labios a la altura de “los bigotes”,  estaban tan blanditos, tan suavecitos  pero ya sin esperar ningún movimiento….

No voy a hablar más sobre el río de lágrimas que allí ha corrido entre mi mujer y yo a partir de  ese momento.

Unos minutos después el veterinario le escuchaba el corazón con el estetoscopio para asegurarse mientras yo le preguntaba si ya se había acabado todo, con la cabeza ha asentido, en ese momento y con el mismísimo respeto que si estuviese desnudando a un hijo _ en este caso a un hijo peludo _ le he sacado su arnés de cuero que le fabriqué hace unos años y el collar contra la temible leishmaniosis, no puedo expresar con palabras la impotencia que sentía en ese momento por no poder cambiar el presente…

Hemos rellenado la documentación y cinco minutos después todo acabó, el Yuco a veces el Yuki se quedó allí. Mi mujer me decía _entre lágrimas_  por el camino de regreso  ¿quién me va a hacer compañía ahora en casa? Ella que tanto se resistió siempre a llevar cualquier animal a casa no ha obtenido respuesta pues los dos caminábamos llorando…   yo que la he visto muchas veces cocinar sorteando al perro que se había tumbado delante de la placa de guisar o del horno o delante del fregadero y ella _por no molestarlo,  por no hacer que se levantara_ estaba esparrancada con él entre sus pies o sorteándole para  darle la vuelta al filete de la sartén o al cocido… ¡es que era el rey! Y al rey no se le puede molestar…

Era la segunda vez que veía a mi perro dormido, la primera fue hace más de 7 años cuando le hicieron una limpieza de dientes que por cierto se los dejaron perfectos como si fuera un cachorro.

Muchas veces me había imaginado como acabaría la vida de Yuco  sobre todo desde que comenzó repentinamente con los problemas de la cadera, no ha habido mucha diferencia entre mi imaginación y la realidad.
Yo lo imaginaba así: Suponía que llegaría el día (sin conocer el motivo principal) que lo tendría que llevar al veterinario de costumbre a dormirlo, igual que la vez de los dientes  el animal estaría  tumbado en la mesa de acero inoxidable que tiene arrimada a la pared, yo lo sujetaría la cabeza para que no se volviera a morderle y él le inyectaría igual que en las vacunas, igual que ha sido hoy, mesas y posiciones exactas pero otro lugar, la diferencia entre mi imaginación y la realidad es que el pobre animal me miraría con sus DOS ojos de color caramelo y con cara de pena preguntándome tantas cosas y recordando tantos momentos (si es que los perros recuerdan), en ese momento mi imaginación se difuminaba porque comenzaba a llorar desconsoladamente y no podía seguir imaginando más cosas y esto se repetía con frecuencia casi diaria, ¿quién podía pensar que sería parecido pero sin un ojo y con tal decaimiento?.

También había pensado en la opción de que algún amigo o familiar me hiciera el favor de llevarlo a sacrificar, el primer inconveniente es que ya tenía que ser “buen amigo” para hacerme ese favor y amigos de ese tamaño no tengo o creo tener, la segunda pega y mucho más importante es que “no podía abandonar a mi perro  en ese mismísimo momento” así que desechaba esta segunda opción, en resumidas cuentas que no me quedaría más que echarle güevos y llevarlo yo, le temía mucho más a ese momento que a la mismísima pérdida de mi amigo/animal.

Es la segunda vez en mi vida que por una muerte lloro tanto, durante tanto tiempo y con el mismo desconsuelo y curiosamente por enfermedades similares, la diferencia es que a mi madre no pude hablarle mientras se iba.

 La primera vez era la “crónica de una muerte anunciada”,  _me explico_ fue la muerte de mi madre, infarto de miocardio la noche de Nochebuena con ingreso en la UVI donde permaneció en estado de coma prácticamente desde su ingreso y que aguantó en ese estado 69 días, poco a poco todo la familia asumía y aceptaba que no había marcha atrás en el proceso, igual que ahora que todo el mundo sabía que el final de Yuco estaba cerca y yo no lo veía  ¡no quería verlo! .

 El corazón flojea y por falta de caudal de sangre los pulmones se encharcan y no ventilan también repercute en los riñones que estos a su vez no filtran suficiente sangre y esta a su vez se contamina y se envenena lentamente aunque la máquina de la diuresis esté funcionando constantemente cosa que es imposible porque trae otras consecuencias aún peores, también y a la vez el estómago se llena de úlceras sangrantes y dolorosas, llegado ese momento al paciente se le pasa a estado de coma para soportar el dolor, caso casi idéntico a la enfermedad principalmente por vejez de Yuco que al parecer aparte del hígado también tenía algo de corazón, en el resultado del análisis de sangre había algunos valores DIEZ VECES superiores al estándar, en otras palabras: el animal estaba envenenado, su hígado ya no funcionaba correctamente.

Según el veterinario donde acabó sus días tenía claro que el problema principal era la edad, rondando los 14 años ya que ciertamente no lo sabemos pues lo recuperamos de la perrera y no tenía chip, yo insinué que si la amoxicilina o cualquier otro medicamento le podía haber provocado un aceleramiento de su enfermedad pero dijo “le mató la edad”, curioso porque la clínica de Guadalajara  (muy recomendada)  donde lo llevé tan solo DIEZ días antes para ver si podían hacer algo por salvarle el ojo les insinué el sacrificio y me dijeron que el animal podía vivir mucho tiempo más, no se dieron cuenta de que ni siquiera era capaz de incorporarse en aquél suelo tan resbaladizo de baldosas super pulidas y brillantes… en fín…..

Esa misma tarde una frase de condolencia que recibí en un Washap me dio la idea de hacer una foto a la vía láctea. Pasadas las 22:00 busqué un lugar alejado de la ciudad para evitar la contaminación lumínica de esta e intentar fotografiar la Vía Láctea, esa fue otra de las primeras salidas fotográficas al campo ya “sin mi perro”,  podría titularla como “Lágrimas y Estrellas” porque era todo lo que vi esa noche.  Así acabé ese día, mejor dicho comencé el siguiente porque ya eras las 2:18 de la madrugada .
Este es el enlace  a  facebook de ese día  Click AQUÍ . Comenzaba de esta manera: Anoche salí a fotografiar las estrellas, sabía que había una nueva que brillaría de una manera muy especial para mí, es mi perro Yuko que ya no me podrá acompañar en esas veladas porque su vida en la tierra se le acabó.

Si el texto te hizo llorar créeme que LO SIENTO, se comparten muchas cosas y todas no son lo agradables que deseamos, quizás tengas una mascota y quizás un día te encuentres en una situación similar, espero que mi experiencia te haya servido de ayuda. Gracias por llegar hasta aquí.

Unas fotos de estos años, esta es una de mis preferidas donde ambos perro y amo se pasaban días enteros en el campo y el día se quedaba siempre corto.. Fotografía de Ismael Granizo en Pelegrina, gracias Isma por recoger este  momento tan feliz.16-01-11_01972 isma web

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CONTINUARÁ…    alcorlopantano.com