Capítulo 011, Estoy perdido

PDSC_7609NX cabecera webAunque no han sido muchos voy a recordar los sustos o malos ratos en los que tuve miedo a que le pasara algo grave en nuestros paseos por el campo como que se perdiese para siempre o que se enzarzara en peleas con otros perros sin poder evitarlo.

Bonaval, Abril 2010. Ya lo he comentado alguna vez pero el Yuco no era un perro de raza apropiada para vivir en el campo, su enorme cola y sus largos mechones en la parte trasera hacían que se enganchara en todos los arbustos del campo, era como un peluche al que le sacábamos al campo en el que disfrutaba en su mejor entorno, volvía a casa lleno de pinchos y pajas pero con un baño y paciencia se volvía a convertir en el «peluche casero» que a todos nos gustaba sobar y disfrutar de aquel pelaje tan brillante y suave ¡las veces que diríamos: ¡es igual que un peluche!.

Era un día entre semana estando yo de vacaciones y pensé en darme un paseo por el monasterio de Bonaval  (Guadalajara) hoy en ruinas o derrumbado ya… Siempre había bajado a aquel valle por el camino principal pero esta vez me pedía hacer otro tipo de fotografía al edificio así que busque y encontré otro camino que en vez de descender hacia el rio continuaba con el mismo nivel a media montaña.

KONICA MINOLTA DIGITAL CAMERA
KONICA MINOLTA DIGITAL CAMERA

Hasta el momento no vi ni auto ni persona alguna en aquel paraje, lógico porque era mitad de semana y ¿quién va a ir por allí salvo los findes?.  El día estaba nuboso con grandes manchas de sol y sombras en los campos que se desplazaban con relativa velocidad, como no tenía prisa esperé un buen momento donde el sol iluminara solo el monasterio dejando el valle en la sombra. Casi una hora después mi paciencia se acabó porque nunca llegaba el sol a iluminar la construcción y me di cuenta de que las nubes hacían un recorrido que lo evitaban,  como si el valle impidiera que se acercaran, quien entienda sabrá el porqué pero me vine sin hacer la foto que quería.IMG_3544 web

Cansado de esperar a media altura de la montaña comenzamos a bajar para curiosear las ruinas, la ladera está muy inclinada, casi demasiado, el caso es que pisé una piedra tamaño melón y comenzó ella solita a dar trompicones hacia el valle cada vez más grandes y altos propiciados por la enorme pendiente, el perro que la vio saltar entre los hierbajos y los espesos robles finos y viejos y comenzó a perseguirla como si fuese una liebre, el caso es que al momento desaparecieron perro y piedra cuesta abajo entre la maleza.

No había visto a nadie por las inmediaciones pero no por eso no me preocupaba de perder al animal de vista _los animales son imprevisibles_ cuando llegué al valle lo vi entre las altas y espesas hierbas holisqueando las pisadas, estaba lejos, quizás  más de 80 metros, bueno, ya lo tenía a la vista cuando de repente detrás de unos robles aparece un perro muy grande unos 25 metros más alejado de donde estaba el mío; tardó Yuco «cero coma» en salir corriendo hacia él saltando esquivando los hierbajos para saludarle, siempre hacia lo mismo, viera a quien viera tenía que ir a pedirle el «carnet de identidad»… pues lo primero que pensé mientras salía corriendo fue ¿qué coño hace un perro por aquí si no he visto  a nadie en toda la mañana? ¿estará perdido?  ¡¡¡a que se lían a mordiscos!!!  todas mis preguntas se respondieron en un segundo porque al momento apareció una joven llamando al perro mientras que yo saltaba entre la maleza como podía con la Nikon D90 y el 300 enganchado al cuello y un par de bolsas a los lados que parecía una vaca con un enorme cencerro tratando de llegar antes que el Yuco donde estaban ellos para evitar que se enzarzaran en una pelea.
La sorpresa no pudo ser más grata, era una joven rubia guapísima, ¿qué haría por allí sola? sola en aquel bosque???…  después de un rato de charla el ambiente me trasladó a la Edad Media, el monasterio, la paz, el silencio de aquel valle en el que llevaba disfrutando ya varias horas, la joven… todo, todo me transportó al pasado pero que muy pasado pensando en los monjes cultivando aquella vega y el cómo sería su vida allí medio perdidos del mundo, solo me faltó ver un caballero con escudo, yelmo, espada y lanza a través del robledal.

Charlamos un rato sobre la magia de ese lugar, el monasterio y sus problemas de mantenimiento y un montón de cosas más, resultó ser de esas personas que aman la naturaleza y tienen rapaces y aves de ese tipo y hacen espectáculos por las ferias de los pueblos… nunca más la he vuelto a ver y mira que me gustan esos espectáculos en los cuales tienes a las rapaces a pocos metros y te hinchas de hacerles fotos…

Foto selfie de ese día dónde el animal siempre se coloca «donde más estorba», ley de Murphy.
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Pelegrina Enero 2011. Era domingo y también la segunda vez que visitaba el barranco del río Dulce en Pelegrina, tres amigos el perro y yo. Siempre hay gente en ese barranco, es muy socorrido si no sabes donde pasar un día y quieres estirar las piernas, los buitres siempre los tienes en la vertical de tu cabeza relativamente cerca y eso no se ve todos los días. _MG_9968 web pelegrina

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Siempre he llevado al perro por el campo atado o controlado, cuando iba suelto el animal solía adaptarse al paso de los demás y poca molestia hacía, no solía separarse, con echarle un ojo de vez en cuando era suficiente pero ese día me pegó un susto porque de repente vio un perro GRANDE al otro lado del río y lo cruzó «sin conocimiento alguno», pues ya está, el susto de siempre, yo se que él no se liaría a mordiscos pero no puedo decir lo mismo del otro  ¡¡¡me mata al perro!!! o ya tengo problemas con alguien, lo que más odio, que no sé que es peor…

Si el perro cruzó el río «sin parar» yo lo crucé  «sin mirar» quiero decir sin estarme a si me mojo o me caigo, como un canguro lo crucé, a veces pisando las piedras que sobresalían del agua y a veces pisando en el fondo del río el caso es que los animales te llevan la ventaja en el campo y lo perdí en un momento entre otras cosas porque llevaba el trípode, un par de bolsas, la cámara colgando al cuello, etc, vamos ¡como siempre!DSC_4636 webEste animal nunca atendió la llamada de nadie y menos cuando estaba ya «acelerao» _yo creo que se trataba de una perra en celo_  yo dando gritos pronunciando su nombre más que con intención de que se parase de que me escuchara el dueño del otro perro y se preparara porque el mío llegaría en cualquier instante como un misil el caso es que en esa zona _parte alta del rio, cerca de la cascada_ había una especie de laberintos naturales, muchos caminos separados por altos y espesos arbustos que te impedían saber qué había por detrás y con tanto camino no sabía cual elegir.
El caso es que laberinto va laberinto viene _porque no veía nada ni a nadie_ de repente me encontré con él, estaba allí clavado de patas, como perdido o despistado, no sé si le pasó como a mí que no se veía más que maleza y perdió el rastro del animal el caso es que le eché la correa extensible y volvimos a encontrarnos con el resto del grupo.DSC_4658 webYa por la tarde subimos al cerro para contemplar la puesta de sol y el barranco.

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DSC_4686 webY esta es sin lugar a dudas una de mis preferidas de todos los tiempos estando con el perro, gracias Isma.
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Fundición «La Constante», Nov 2012. Por esas fechas salíamos con mucha frecuencia al campo, esta vez con Martín e Isma, el lugar a visitar era una antigua fundición de plata de las minas de Hiendelaencina situada en el cauce del río Bornova. Con el coche no conseguimos llegar a ella puesto que hay una cadena de lado a lado del camino y un cartel que lo dice muy clarito «Finca Privada, prohibido el paso» lo dice en español solamente, ja, ja, ja.
La idea estaba ya echada y estábamos ya muy cerquita, «un cartel de mierda no nos iba a cortar el rollo».
El vicio que tenemos los fotógrafos de naturaleza es que cada uno va a «su bola» por si el compañero te roba las fotos ja, ja, ja… el caso es que en cinco minutos estábamos cruzando el puente del rio que lleva a las instalaciones. Poco tiempo hacía que un vehículo había cruzado aquel puente, las huellas eran inequívocas… pero ¿en qué dirección?  ¿¿¿…???.
a partir de ahí cada uno tomó un rumbo, Martín e Isma hacia la izquierda y yo de frente para el cerro con intención de sacar una foto dese lo más alto porque el sol estaba propicio para resaltar el amarillo de los chopos ya que la luz traspasaba las hojas y las hacía doblemente amarillas y a todo esto el perro ¿qué camino tomó?.IMG_3412 webAl momento de separarnos ya perdí el contacto visual con todo el mundo a la vez que me fijé que había una carretilla moderna con herramientas usadas recientemente delante de la puerta de la única casa que prometía estar habitada pues el resto estaba en la más absoluta ruina.
Yo me quedé helado, si daba voces para indicar a mis compañeros que volvieran podía salir el dueño de la finca y ¡a ver de qué modo salía! por más que miraba no los veía y lo malo es que se habían perdido en dirección a la «casa de la carretilla».
Silbé como pude para ver si me escuchaban y respondían a los silbidos pero nada, ni visualmente ni auditivamente, se los había tragado aquella selva.
La cabeza no para de dar vueltas y siempre piensa lo peor… ¡¡¡en estas fincas semi abandonadas siempre hay perros grandes sueltos!!! ¡¡¡la madre que me parió!!! la que se va a liar como salga el dueño con los perros o peor aún ¡los perros solos! ¿pero donde están estooossss?.
Pasaros unos minutos que se me hicieron horas escudrillando como un águila todo el barranco ya que me encontraba bastante elevado porque cuanto más alto mejor se ve y «subí a toda ostia» a mitad del cerro en cuanto detecté el peligro.
Al ver que no había gritos, voces, chillidos de animales ni movimiento alguno en la zona me tranquilicé y fui descendiendo hacia el rio dando la vuelta a la finca sin entrar en ella mientras fuera posible y sin bajar la guardia cuando ya al final de los finales me los encuentro a los «tres» tan panchos y tan felices, ellos haciendo fotos y el perro olisqueando y meando en cada mata… ¡que mal rato pasé!
Cruzamos el río pasando por encima de un chopo caído que lo cruzaba de lado a lado y que nos sirvió de puente por si llegase el propietario y nos pillaba en su finca, hubo un trozo que nos vimos «negritos» de avanzar, por la izquierda estaba el río y por la derecha maleza espesa y cuesta enorme tanta que al perro hubo que ayudarle.
Llegamos al coche y me doy cuenta de que el objetivo 28/105 de Canon _que había comprado recientemente_ lo había perdido ¡me caguen toooo! pero creía saber el punto exacto que encima era dentro de la propiedad. Por un momento pensé en las posibilidades de encontrarlo y el dinero que me había costado y «lo di por muerto» pero Isma me animó y me acompañó a buscarlo.
La suerte _buena en este caso y mala un rato antes_  quiso que justo en el punto que pensé se me había caído estuviera allí mismito esperando a que fuésemos a recogerlo y colorín colorado esta historia casi se ha acabado.

De ahí nos fuimos al pantano de Alcorlo pero no donde «va todo el mundo» sino al otro lado «donde no va casi nadie» ¡a las dehesas de Zarzuela! con intención de hacer alguna foto a las dehesas que se encontraban con hoja amarilla y al «Castillo», la peña que aparece en mitad del embalse de Alcorlo en la mayoría de fotos y vídeos. La mancha «negra» es el perro.IMG_3461 webEn la mayoría de lugares la zona está muy espesa de jaras y estepas y hay que andar buscando caminitos entre las matas sorteando estas cuando de repente surgió la eterna pregunta cuando estás en el campo ¿dónde está el perro?  ¡joer, ya estamos otra vez con las mismas!…. las jaras son tres veces más altas que el animal y no se veía en los alrededores al momento la cabeza ya comienza a «devanar sus sesos» ¡¡¡como se haga de noche y no aparezca a ver dónde y cómo lo busco mañana!!!.
Poco tiempo después descubrimos que se había ido alejando de nosotros y estaba un buen trecho alejado hacia la derecha, al otro lado del barranco, menos mal que andaba en ese momento por una finca de las que se cultivaba antiguamente y las estepas y jaras la han respetado y solamente la habita la hierba baja, hierba seca en esas fechas por lo que resaltaba «el negrito».
Lo llamábamos pero entre el eco del barranco y quizás un poco sordo sumado a que nunca hizo caso de los llamamientos de los humanos él seguía con su paso, puede incluso que nos escuchara pero no nos viese el caso es que tuve que ir a rescatarlo… Si se me pierde en mitad de aquel monte sí que me da algo y no sería bueno… al menos llegamos al lugar que teníamos previsto, la peña que llamábamos «El Castillo»IMG_3471 web 2

Alcorlo, verano 2012. Un día de estos que vas con toda la familia a pasar el día al lugar que te vio nacer y cuando estás en el mejor momento escuchas la eterna pregunta ¿dónde está el perro?. Tuvo un tiempo el Yuco que a la «chita callando» si iba caminito abajo a la orilla del pantano, no era por beber agua si no que como siempre que íbamos a ese lugar bajábamos al agua _  es para nosotros (los Alcorleños) como una «obligación»_ el caso es que todos pensamos que estaría por allí.
El lugar no tiene apenas maleza porque el agua en su día lo inundó y no han crecido plantas por lo que se divisaba gran parte del terreno desde cualquier colina. Gritos no nos molestábamos en dar porque ya  dábamos por hecho de que el perro no iba a venir aparte de que ¡si ni siquiera lo veíamos!.
Otra opción es que como era un «cotilla» se bajara a dar una vuelta olisqueándolo todo hasta el cruce de la carretera y los contenedores de la basura y pensamos ¡a ver si alguien que ha parado a depositar las bolsas de la basura lo ha visto tan «bonito» y se lo ha llevado!, era otra probabilidad.
El caso es que nos desplegamos mi mujer, los chicos y yo _teléfonos en mano_  y peinamos toda la zona que se puede llamar como «transitable» porque luego comienza los jarales y sería raro que el perro se metiera en ellos sin motivo aparente.
Después de una hora nos reunimos en la Ermita donde solemos estar cuando vamos a Alcorlo y nadie había visto nada ni de cerca ni de lejos y mira que aunque era pequeño contrastaba con el terreno que es más bien claro pero ni una «mota negra» vimos moverse en todo el rato.
Yo ya no sabía que pensar que era peor, A: que se lo hubiera llevado alguien o B: que se hubiera perdido en el campo en los alrededores y en cualquier momento ¡zasss! golpe de un automóvil, perro muerto y un montón de problemas de todo tipo…
Yo ya sin saber qué hacer y creo recordar que me estaba tomando una cerveza allí en la colina al lado de la Ermita sin dejar de escudrillar la orilla del pantano cuando veo  moverse «una mota negra» cerca de la presa, como a medio kilómetro de distancia; a pesar de mi edad (más de medio siglo) veo perfectísimamente bien de lejos, de cerca también porque cada vez tengo que separarme más el periódico para poder leerlo, ja, ja,ja,  el caso que me dije yo a mí (se me cayeron las palabras de la boca) _  m i r a   d o n d e   e s t a a á….  Estaba junto a un pequeño grupo de pescadores que tenían un perro, estaba haciéndole carantoñas y molestando a un perro pequeño donde se daban pequeñas carreras mientras que uno de los pescadores luchaba para atraparlos… DSCF5284 pano webCon paso firme y rápido bajé a por él y cuando estaba cerca cogí un palo pelado de los que suele dejar el agua en la orilla cuando ya se ha cansado de jugar con él con intención de meterle un par de garrotazos por el «buen rato» que me había hecho pasar y cuando me vio el señor según llegaba con el palo en la mano comenzó a decirme _mezclando varios idiomas_ que me tranquilizara que era la «naturaleza» la culpable, el señor era Rumano y trataba de explicarme que su perrita estaba en celo y que a mi perro no lo podía parar ni un tranvía cargado de grava…  el caso es que de pegarle nada, lo cogí en brazos _que era la única manera que había de alejarlo de allí_ y ya no le quitamos la correa extensible en todo el día. No he visto animal más «amoroso» que el YUCO, dedicaré un capítulo extenso a hablar de ese tema.

Miedo en la noche. En este caso no sentí tanto miedo por el perro sino por mí pero aprovecho para recordar lo arriesgado o peligroso que puede ser la fotografía nocturna en solitario.
Esta fue de las últimas veces que fuimos a Alcorlo, abril de 2014, acababa de «romper otra lanza»  a favor de la D90 comprando un objetivo para ella y qué mejor que probarlo allí. Cuando el agua llega a este nivel forma una figura semejante a una «cola de ballena» en el lugar que antiguamente era «Las Eras», precisamente ese punto era donde mis padres separaban el trigo de la paja mediante un apero agrícola llamado «Trillo»._DSC0493 webSin prisa ninguna esperé a que llegara la noche para ver su comportamiento a máxima luminosidad así que por la tarde busqué un punto donde poner el trípode y llegar a «tiro hecho».
El perro ya no estaba para muchos trotes, el animal estaba recuperándose del «primer golpe de la cadera» y por la noche era mejor dejarlo en su lugar en el coche (en la furgoneta era en la parte trasera) pero no lo dejé allí porque parecía como si lo metiera en una caja así que lo pasé a los asientos traseros donde estaba como un marqués, con su manta.
Ya con el trípode puesto en el lugar y totalmente de noche, primera foto de prueba con varios minutos de exposición para no errar en el tiempo ni en el encuadre, lo siguiente sería esperar a que un automóvil pasase porque quería que la carretera saliera iluminada.
Al poco rato ya tomé la primera que podía servir como ejemplo, luego otra y cuando estoy con los tres minutos de la tercera el coche que tenía que pasar en dirección a la presa tomó el camino de la ermita y se paró al lado de la furgoneta. _DSC0504 alcorlo webA la distancia que estaba y como hay varios árboles delante solo pude ver que se bajó una persona y que miraba por el interior del coche dando vueltas alrededor. Lo primero que pensé es que se querían llevar el coche y ya me acojoné no tanto por su valor que me costó menos de 400 euros ni por los objetos que había dentro sino por MI PERRO. ¡Me llevan el coche y el perro! el coche ya lo dí por perdido pero ¿qué hago por el perro?. En un momento te haces mil preguntas porque todo son incógnitas ¿cuantos son? ¿qué quieren? ¿qué buscan?…. si me doy a conocer y son varios se van a llevar además de la furgoneta y el perro mi equipo fotográfico y gratis me van a dar un masaje por todo el cuerpo… pero tampoco me puedo quedar aquí «hincao de patas» mirando como se llevan a MI PERRO así que cogí una linterna potente y comencé a dar ráfagas de luz apuntando al coche, de esta manera ya sabían que había alguien, uno o quizás más de uno allí en la cuesta de la montaña… Todo esto pasó muy rápido porque recuerdo que la cámara no había acabado de hacer la foto de tres minutos y sin sacarla del trípode ni recoger las patas de este me eché la bolsa al hombro y el trípode con la cámara enganchada y salí a la carretera que era el mejor camino para llegar cuanto antes.
Al momento de llegar a la carretera y comenzar a caminar por ella vi que el coche salía del aparcamiento en dirección a donde yo estaba y me llegó otra vez el acojone. ¡pues ahora sí que he acertado con mi decisión de bajar a la carretera, se bajarán un par de ellos del coche y adiós al equipo fotográfico y de recuerdo un par de puñetazos.
La cosa se oscureció bastante cuando un poco antes de llegar donde yo estaba el coche aminoró la velocidad hasta que se paró a mi altura; en ese momento creo que los ojos los llevaría bien abiertos y el culo bien cerrado.
Según llegaba el auto observé que bajaban la ventanilla de mi lado ¿Es suya esa furgoneta??? ¡¡¡Ostias si es la guardia civil!!! pues… esto…. si…. claro, ¿qué hace por aquí? _ FOTOS_ ¿de nocheeee? ¡claro!, la noche tiene otros colores, seguro que los guardias no sabían de qué les estaba hablando pero como no era «sospechoso de nada» y llevaba el trípode aún sin recoger era creíble mi respuesta.  Cruzamos cuatro palabras más y se alejaron, no pasó más pero la noche ya me la jodieron cumpliendo con su trabajo ¡claro! ¡Pero podían venir con esas luces azules que utilizan! ¿no?. Por una vez habían actuado según mi teoría que es quitar todos los autos oficiales cargados de símbolos y sirenas y ponerlos camuflados, de esa manera pasaría como en este caso, nunca sabría el infractor quien tenía cerca porque según van llenos de anuncios y colores llamativos van avisando a todo el mundo de su presencia ¡pues eso es lo que quieren los cacos! y así no hay manera de pillarlos…

Resumen final: Para entender estas situaciones que he relatado y que puedan sonar a exageradas hay que meterse en esa piel del que pregunta ¿donde está el perro? hay que haberlo padecido, si después de buscarlo te lo encuentras muerto lo tienes que asumir y punto pero si está «perdido» es mil veces peor porque siempre tendrás la incertidumbre de ¿dónde estará? ¿qué habrá sido de él? ¿se habrá quedado atrapado y se morirá lentamente? etc, etc.

En todos esos años casi siempre salí al campo solo con él y me hizo mucha compañía, eso sí, sin atar y a la vez sin perderle el ojo…
Compañero en las noches de dormir al raso o de llegar a casa a las tantas.
Al oscurecer creo que sentía miedo y buscaba el refugio de la furgoneta y nunca se alejaba del auto o de mí, de noche nunca tuve ningún problema de perderle.

Si perdiste a tu perro y lo considerabas tu compañero y le tenías suficiente cariño ya tienes un grave problema mental para mucho tiempo pero si solamente se te perdió «el perro» no es tan grave, que no te preocupe porque por poco dinero tienes otro «animal» al día siguiente.

Una vez más gracias por llegar hasta aquí. alcorlopantano.com