Afición, pasión o locura.

Unos días antes del 30 de Enero de 2019 cerca del amanecer me asomé a la ventana para conocer el tiempo que haría ese día y vi una gran estrella junto con otra más débil que iluminaba el firmamento de una manera insultante, era Venus, parecía más una pequeña luna que una estrella. No era la primera vez que veía algo así pues Venus a lo largo del año tiene épocas de gran resplandor. Puedes ver el vídeo AQUÍ.

Nada hubiera pasado si unos días más tarde consultara la aplicación SkyGuide del móvil para conocer el estado del cometa US 10 Catalina al cual tomé unas fotografías unos días antes; al consultar dicha aplicación descubrí que unos días después al amanecer coincidían en una porción de cielo más bien pequeña (dada la inmensidad del firmamento) Venus, Júpiter, Antares (que es una estrella bastante brillante) y la Luna.

Era una ocasión única de ver tanto “astro luminoso” junto así que me preparé para el evento no sin antes tener bien presente que las condiciones meteorológicas son muy importantes pues si hay nubes espesas de nada sirve la ilusión ni los esfuerzos.

El día 29 no dejé de ver los informativos de la televisión en el apartado “el tiempo” como tampoco las previsiones de la web, en el cielo ya se comenzaban a verse nubes dispersas y el asunto tenía “malas pintas” pues una ciclogénesis activa entraba por la península acompañada por una borrasca de nombre “Gabriel”; eso y la maldita ley de Murphy me saca de mis quicios pues basta que necesites un cielo limpio para que se de todo lo contrario como unas semanas antes al intentar fotografiar el “Catalina” que en su mayor acercamiento a la Tierra el cielo no estaba limpio.

Antes de ir a dormir el día 29 ya tenía preparado todo el equipo que iba a necesitar para fotografiar el evento y paso a detallarlo pues algún aficionado a la fotografía lo agradecerá: dos cámaras fotográficas: Canon 80D y Canon 7D, objetivos varios como: Sigma ART 18/35 F1.8, Tamron 17/50 f2.8, Canon 85 f1.8, Nikon 55/200 con anillo para Canon, Yashica 50 f1.7, los dos trípodes y ropa apropiada para el frío.

Al irme a dormir (sobre las 00:10) el cielo estaba algo encapotado pero confié en la aplicación móvil “el tiempo” donde decía que la noche estaría limpia y las primeras nubes llegarían sobre el medio día, no le presté mucha atención porque como dijo Julio César “Alea Jacta Este” (la suerte está echada) no me importaría demasiado como estuviera porque estaba decidido a madrugar así que puse el despertador a las 5:10 con la intención de ponerme de patas en el lugar previsto a las 5:30, luego dispondría de 15 minutos para que las canon se pusieran a “cantar al amanecer” con sus sonidos de los movimientos de espejos y obturador.

No fue necesario que el sonido del despertador molestara a nadie pues sobre las 4:40 me desperté de golpe y casi sin atreverme a consultar la hora _pues estaba tan a gusto_ miré colocándome los ojos mediante un masaje pues a duras penas podía leer los números digitales y durante un tiempo recordé a mi padre y sus frecuentes refranes y cuentos donde había uno que decía ¡qué falta me haría a mí el gato! (puedes leerlo AQUÍ en el post “la música y el zapatero”) pero no dejé tiempo a que la duda me hiciera cambiar de opinión y veinte minutos después cerraba la puerta de la casa cargado con dos bolsas grandes, dos trípodes y otra bolsa con accesorios y pequeñas linternas.

Si hubiera sido primavera o verano ni lo hubiera dudado, habría dormido en el campo de alguna manera pero no quería emplear “tanta artillería” para ni siquiera saber si vería o no alguna estrella.

Conduciendo hacia el lugar elegido (un par de km fuera del pueblo) observé como las nubes resplandecían por la contaminación lumínica de Madrid y Alcalá de Henares, el cielo lejos de estar despejado estaba más bien todo lo contrario, en ese momento recordé la aplicación del tiempo en el móvil y pensé que ¡cómo vamos a llegar a Marte si no somos capaces de saber qué pasará mañana aquí! Pero eso no iba a restar mi interés ni mucho menos mi ilusión por ver las tres estrellas y la luna lo más juntas posibles.

Con la pequeña iluminación de la luna instalé los trípodes y en ellos las cámaras y objetivos, no era necesaria más luz para moverse en la zona.

En menos de diez minutos hice las pruebas sobre sensibilidad, tiempo de exposición abertura y demás temas técnicos y lo tenía todo preparado pero esperé un cuarto de hora hasta comenzar pues no había nada en el cielo que llamara la atención, las nubes ocultaban gran parte de la escena requerida y yo mientras andaba “rasgándome las vestiduras” observando cómo las nubes apenas se movían y para más “INRI” había huecos en el cielo donde brillaban las estrellas pero estaban en otra dirección que solo servían para meditar lo ridículos que somos en la inmensidad del firmamento.

Lo dicho, sobre las 6:45 las máquinas comenzaron su cantar y yo mientras tanto venga mirar al cielo para adivinar si aquella nube, avión o cohete pasaría o no por el encuadre aunque nada podía hacer, solo esperara con ilusión a que se abriera un hueco de nubes en el cielo en el lugar deseado aunque solo fuera durante seis minutos, tiempo suficiente para luego ver en el vídeo resultante que solo sería de UN SEGUNDO. Lo bueno es que el viento estaba totalmente en calma, la temperatura rondaría los 3 grados pero a las 7:30 la escarcha ya hacía que las piedras y las hierbas brillaban bien.

¿Qué hace una persona sola en el monte durante las tres horas que dura un timelapse? Principalmente vigilar el equipo, disfrutar del momento y pensar, a veces mato parte del tiempo en hacer algo de deporte sobre todo si te estás quedando “pajarito”.

Antes del amanecer ya se escuchaba a las perdices con su canturreo, los pajarillos salían de los matorrales y los primeros trabajadores desfilaban a sus puestos de trabajo en la ciudad mientras que algunos, los menos, volvían al pueblo, probablemente habrían acabado su turno nocturno.

¿Qué piensas, qué haces ese rato? ¡en todo! Aparte de prever y vigilar toda la secuencia de fotografías donde posiblemente debes cambiar de objetivos, baterías, etc y la posterior edición y presentación de todo ese material grabado piensas en “el zapatero y su gato” ¿qué necesidad tiene uno de madrugar, pasar frío, emplear su tiempo en editar un vídeo, etc etc,? ¿para qué? Pues no lo sé, es como una droga la cual te deja muy satisfecho cada vez que miras tu trabajo con sus imperfecciones y revives todo lo que hiciste desde lo planificado a la realización y que probablemente como nunca sale todo como a uno le hubiera gustado ya estás de nuevo pensando en el siguiente tema, reparando los errores del anterior porque todo es mejorable y así  e t e r n a m e n t e.

Últimamente hago timelapse (además de fotografía) porque me parece “desperdiciar” un magnífico atardecer mostrando solo un mísero instante (que es una fotografía) cuando puedo tener la puesta de sol completa.

Sobre las 8:45 recogí todo el equipo y marché para casa. Algunos errores técnicos cometí como experimentar con la nueva Canon 80D y sus vídeos timelapses donde “no sabe adaptase” a la luz ambiente, tema que indagaré preguntando al fabricante aunque me temo que es un detalle que no han previsto (no me extrañaría conociendo que siempre van a la cola con este tipo de cosas), esto hizo que la parte del amanecer no lo pudiera utilizar pues toda la escena se pasó de luz, menos mal que puse la 7D con el Nikon 55/200 (a 200mm) a que me grabara la salida del sol, pero claro, como el archivo era muy grande se paró yendo por la mitad así que cuando me di cuenta y comenzó de nuevo a grabar ya era tarde, en fin, fallos del principiante.

Lo bueno y lo malo, lo bueno es que con una sola batería en cada cámara estuve las tres horas haciendo fotos constantemente y aún ni se agotaron, ¡anda que para poder hacer lo mismo con una Fuji, jajajja!. Comentar otro detalle que se me olvidó activar el modo “activar altas luces” de esa manera la puesta de sol hubiera sido más vistosa donde las zonas blancas hubieran tenido mejor aspecto.

La casualidad quiso que sobre las 11:00 el cielo estuviera despejado casi en su totalidad pero la borrasca llegó por la tarde por lo que aunque hubiera querido repetirlo al día siguiente no hubiera sido posible aun siendo ese día el mejor (el 31) porque la luna se encontraría justo entre Venus y Júpiter pero hay cosas que aunque por mucho que insistas o no intentes resulta imposible,  para que salga bien estas cosas hay que hacerlas cuando “debe hacerse” no cuando “pueda hacerse”.   Foto del día 31 en la aplicación SkyGuide.

Este es el vídeo resultante donde veremos en 30 segundos lo que sucedió durante tres horas.

Afición, pasión o locura; este era el título, no se necesita solo “afición” para practicar este tipo de entretenimiento, es mucho más, por lo tanto se necesitaría afición+pasión y si mezclamos esos dos términos quizás con ello tampoco sería suficiente porque con frecuencia cuando relato mis “salidas fotográficas” con algún conocido me deja caer “estás loco” por lo tanto para conseguir hacer un vídeo como el de esta vez se necesitaría afición+pasión+locura.

Para continuar relatando las «locuras» comentar que este trabajo lo constituye 4.254 archivos repartidos en 30 carpetas con un espacio en disco de 50.4 GB amén de otros archivos diseminados en otras carpetas del disco. o sea, ¡UNA LOCURA!. Para conseguir un vídeo lo más óptimo posible he utilizado varios programas como LRtimelapse, Adobe Photoshop y Adobe After Effect.

Gracias una vez más por llegar hasta aquí, espero que el tiempo empleado te haya merecido la pena. Puedes ver el vídeo pulsando AQUÍ. Agustín y sus cosas.  alcorlopantano.com