Lo que las fotografías no nos cuentan

 

LO QUE LAS FOTOGRAFÍAS NO NOS NO CUENTAN.  2 de Julio de 2022, sábado. (Algunas notas de mi diario).
Ayer estuve pasando gran parte de la tarde/noche en Yebes; que recuerde es la tercera vez en diez años que voy por esos lugares. La primera vez fue Martín, mi compañero de aventuras de aquellas fechas (Agosto de 2012), lo más que llegamos a hacer fue una fotografía nocturna de larga exposición con la luna en lo alto y una estela del paso de un vehículo, de fondo las antenas parabólicas del observatorio astronómico. Viendo los resultados de esta última noche tengo que decir que en la técnica de la fotografía nocturna, y en concreto la del Universo, considero que he dado avances muy importantes, en aquellas fechas no le daba importancia a la luna, si estaba llena o vacía me resultaba indiferente, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que es quien manda en la noche… Esta es la foto de aquel 2012.

Siguiendo el hilo de la reina de la noche (la luna) este fin de semana era el último hasta el mes siguiente para hacer fotografías de calidad a la Vía Láctea así que me propuse no desperdiciar la ocasión y hacer una salida de esas típicas, te vas de casa sobre las siete de la tarde y vuelves siete horas después, o sea, sobre las dos o tres de la madrugada pero como decía mi padre “si quieres peces tienes que mojarse el culo”.

Obtener una buena fotografía de la Vía Láctea sin la necesidad de hacer una barbaridad de km hasta llegar a lo más recóndito de la sierra es tarea de corsarios, de héroes, de héroes ricos teniendo en cuenta el valor que está tomando el combustible de los vehículos, salvo quienes tengan el privilegio de vivir ya allí, en esos paraísos. Por eso antes de salir eché un vistazo al Google Eart para ver qué pueblos había en dirección Sur en la periferia de Guadalajara y no más lejos de 40 km y además que la ciudad de Madrid quedara lo más alejada hacia la derecha ya que su contaminación lumínica llega más de 100 km en la distancia y cuanto más negra es la noche más se hace visible y por consiguiente más molesta.
Casi podía decir que “con cierta suerte” vi a través de  Eart que había un “pasillo” donde no había pueblos por delante y estaba muy cerquita de Guadalajara, era Yebes, un lugar por lo visto muy visitado por los aficionados a contemplar el Universo, sobre todo por la proximidad a la ciudad que rondará los 15 km, o sea, ¡el sueño dorado!

El lugar (como dije antes) lo conocía antes de salir, el paraje en concreto no, por eso lo de ir a los lugares con tiempo, muuucho tiempo aunque luego se convierte en escasíííísímo tiempo a la hora de tomar las fotografías.

Antes de elegir la ubicación donde te pasarás varias horas disparando la cámara debes asegurarte de multitud de detalles, entre ellos que no haya una carretera o camino donde puedan venir vehículos de frente porque parece ser que de noche somos todos “topos” y andamos con la luz larga del vehículo y sobre todo los de ahora que llevan un alumbrado que a 1km de distancia ciegan.
Otro detalle importante es que la Vía Láctea se vea lo más lejos posible en el horizonte, si es posible del orden de 50 km, porque de otra manera perderemos una parte que será muy útil a la hora de utilizarla, tanto para mostrarla tal cual como para implantarla en otra fotografía.
Esto no es siempre posible y este día se llevó la palma ganadora pues fue el lugar que más quebraderos de cabeza me dio de las últimas salidas, tantos que empleé varias horas en localizar el mejor lugar para ello y aun así no lo conseguí porque siempre había arboleda por medio, colinas que no dejaban ver el horizonte, multitud de columnas de electricidad, total que finalmente elegí el primer lugar que vi aunque otros dos que localicé también hubieran sido aceptables, eso sí, dos horas de vueltas y vueltas por carreteras, caminos y senderos.

Como verás lo fácil es hacer las fotos (que no es otra cosa que pulsar un botón) y lo difícil es acertar con el lugar más adecuado para fotografiar lo que tienes en mente a realizar.
Pasando Yebes no tienes pérdida, sin dejar la carretera (estrecha pero con buen firme) te lleva a la entrada del observatorio, la última vez que anduvimos por allí Angel y yo, (hará dos años) ni sacamos la cámara, di la vuelta en la explanada y volví hacia el pueblo pues en todo ese recorrido la vegetación y las colinas te impiden ver el horizonte.
Al poco de dejar atrás el pueblo de Yebes a la derecha sale un camino que se dirige a un valle… ¡malo, si nos metemos en un valle mal vamos! Aun así seguí por él. Pronto se bifurca, el de la izquierda promete ir a lo más hondo del valle así que tomé el de la derecha que a medida que avanzaba me iba dando cuenta como una loma llena de carrascas me impedirían ver la Vía Láctea desde la parte más baja del horizonte pero la gracia del día quiso que justo ya cuando trataba de buscar un lugar para darme la vuelta de repente lo vi. Era como si yo lo hubiera pedido y “mi hada madrina” (la que siempre me acompaña)  me lo hubiera puesto allí, justo en un sembrado de trigo había un árbol seco, un árbol de un tamaño importante, ¡y seco!, o sea que me dejaba ver todo su esqueleto, cosa que si hubiera estado vivo solo hubiera obtenido en la fotografía una mancha verde negruzca y ya para rematar la faena y a modo de guinda al fondo las antenas del observatorio astronómico ¿qué más podía pedir? ¡Imposible!, si me lo hubieran preguntado en ese momento no hubiera tenido respuesta.

A duras penas di la vuelta en el camino con la Volkswagen a peligro de quedarme embarrancado allí mismo porque ni había entradas a las fincas ni nada, un camino que se perdía por detrás de una loma entre las carrascas y que no tenía intención de continuarlo.
Una vez dejé ya la Volkswagen lista para continuar el camino de regreso el Suguitos y yo nos dimos un paseo para fotografiar aquel lugar y poner unos hitos para luego ya por la noche no tener que andar buscando el mejor punto para fotografiar la escena, quitar algún hierbajo molesto, alguna piedra o incluso ponerla, ¡vamos, lo de siempre… como otras veces!

El lugar como dije antes prometía, posiblemente era el mejor lugar que había encontrado en los últimos años pero la Vía Láctea no se encontraría en esa dirección cuando hiciera su aparición unas horas después pero al menos tendría la foto “A” o “foto del suelo”, solo tenía que esperar a que anocheciera porque las fotografías nocturnas “además de serlo deben parecerlo”.

Bueno, pues una vez puesto los hitos en aquel lugar en un par de puntos y como aún me quedaban casi dos horas de luz me dispuse a buscar nuevos emplazamientos porque estaba seguro que los habría, al menos iguales que aquel que dicho sea de paso no era el más apropiado porque la colina con sus carrascas me ocultarían la parte más baja de la Vía, o sea, donde nace.

De camino hacia el pueblo descubrí un punto alto, el depósito de aguas, y el cementerio, que está allí mismo. ¡Oye, que suerte, este era un lugar mejor que el anterior! Si no hubiera sido porque en la parte de la izquierda y como si de una maldición se tratara había una tremenda columna de electricidad amén de los pinos que me fastidiarían la mitad de la fotografía.
El perrete y yo nos pateamos aquel lugar en busca de un lugar mejor que evitara aquel parapeto pero no hubo manera, allí mismo comenzaba el valle, una gran pendiente nacía allí mismo pero más atrás por el fondo y a la misma altura vi que había sembrados por lo tanto habría caminos y allí nos dirigimos.

Ni que decir tiene que me tenía que equivocar de camino y tomé la carretera que llega al fondo del valle, el pueblo se llama Valdarachas en cuanto pude intenté dar la vuelta pero al momento ya tenía un automóvil detrás porque parece que Murphy te la tiene jurada en estos casos así que no me quedó otra que llegar al pueblo, por el retrovisor vi que el coche que venía dio la vuelta en el mismo lugar que yo lo estaba intentando un momento antes…

Media hora después ya estaba en el lugar que había visto que no era otro que un principio de urbanización que se iniciaría hace veinte años antes y que se quedó solo en la calle principal; en aquellos años cuando en España queríamos ser todos ricos y tener un gran chalet y que luego no fue así, tan solo fueron ricos unos pocos y los demás quedaron más pobres que antes.

Allí, una vez se acabó el asfalto continué por un sembrado recién cosechado aprovechando las rodadas de la máquina segadora pero poco a poco veía que la Volkswagen iba perdiendo el genio y cada vez le costaba más navegar y opté por dar marcha atrás los trescientos metros que llevaba por el sembrado y que no me atreví a salir de la rodada para volver no ya al cementerio o depósito de agua sino al primer lugar que viera dos horas antes.

Cuando llegué allí el sol aún le quedaba un poco para irse así que me dispuse a comprobar el camino de la izquierda que antes desechara y me llevó a un lugar donde una gran pendiente me llevaría al fondo del barranco así que ni lo dudé, volví al cruce y los trescientos metros hasta los hitos los hice marcha atrás porque el dar la vuelta en aquel camino era tarea de difícil a peligrosa.

Si antes hice mención a Murphy y su maldita ley, (digo maldita porque para UNA vez que te venga bien MIL es al revés) ahora la tengo que mencionar nuevamente porque una vez que llegamos al lugar dejé la furgoneta en mitad del camino ¡tonto de mí que parece mentira que no conozca el tema!

No habían pasado ni DIEZ MINUTOS de reloj, más o menos el tiempo que me llevó el preparar el trípode, cámara y objetivo, cuando ya tenía allí delante de mí, un automóvil de esos todoterreno al que le estaba molestando. La cámara y el trípode estaban en mitad del camino, como si la hacienda fuera mia, jajajaj; no hice más que apartarlo del camino y lo dejé allí en la cuneta y marcha atrás caminé con la furgoneta hasta que encontré un lugar donde orillarme para dejarle paso.

El conductor (señor cercano a los setenta años de edad) pasó a mi lado y me echó una mirada de perdonarme la vida, no hizo además de saludo ni de nada y continuó viaje… seguro que pensaría: “Fotógrafos de mierda” exactamente igual que diría yo de los cazadores…

Tres horas después un disparo de rifle en la noche me informaría que era un cazador de esos que “matan por la noche” quizás provisto en el rifle de visor térmico porque de otra manera sería imposible ni ver ni acertar a ningún animal y eso me hizo pensar que con ese tipo de “animales” es mejor llevarse bien y no molestarles demasiado porque juegan con ventaja.

Nada más llegar por la tarde a aquel lugar pronto vi varias corzas que dicho sea de paso y al parecer está prohibido su caza pero estoy bien seguro que para algunos sirve cualquier cosa que se pueda matar, disparar o asustar…

El episodio del cazador ya hizo que me buscara la vida para instalar los trípodes con los seguidores para fotografiar la Vía Láctea en otro lugar porque basta con que los instales en mitad del camino (que otro lugar mejor no era fácil encontrar por allí) para que vuelva a pasar de regreso así que el Suguitos y yo cenamos mientras entre bocado y bocado el horizonte se iba perdiendo a la vista por falta de luz.

En ese momento me di cuenta de que Murphy y su suerte hicieron que la antena principal, la más grande, en ese momento estuviera orientada hacia nosotros, cosa que cuando llegamos estaba exactamente al revés, perdiendo por ello su gracia.

Bueno, al menos si no obtenía buenos resultados para fotografiar la Vía Láctea al menos tenía una bonita fotografía de aquel escenario con los últimos rayos del sol, una fotografía simplona a la vez porque en todo el cielo tan solo había una diminuta nube que amenaza con esfumarse (como así lo hizo) en cuanto el sol se marchó ¡con lo bonito que quedan las fotografías de paisaje con sus nubes algodonosas! Ja ja aja.

Aproveché para hacer unas fotografías ya sin sol (que luego las sombras te delatan) con el aspecto de nocturnas, eso sí, con estas cámaras full frame para conseguir enfocar toda la escena se necesitan tres o más fotografías con diferentes enfoques, cercano, medio e infinito. Aspecto de una de las fotografías que tomé. Esperé a que las luces rojas de las antenas al menos estuvieran encendidas.

Es impresionante como se pierde la luz en un cuarto de hora, comienzas con una configuración de disparo en la cámara y un cuarto de hora después ya es otro completamente diferente… bueno, pues ya que tomé varias fotografías a los dos lugares que encontré allí cercanos entre sí de las antenas parabólicas y sembrados con árbol y demás opté por irme de allí porque el cazador no tardaría en volver por allí y no me apetecía que me encontrara de nuevo allí así que me instalé muy cerca del pueblo, donde parte el camino hacia el valle que, aunque no era un lugar para tirar bombas al menos no me molestaría nadie con tráfico de coches y luces… en esos momentos la luna mostraba solo una parte mínima de su circunferencia, su luz no repercutiría en mis fotografías… un rato después desaparecería.

Siempre me digo lo mismo: “ve al campo a disfrutar, no a padecer” pero me sale siempre al revés, comenzando porque no recuerdo ninguna cena de ninguna sesión donde empleara seguido un cuarto de hora en esos menesteres porque parece que va a faltar tiempo y realmente es así ¡siempre falta tiempo! tiempo para montar el trípode, en este caso SOLO DOS EQUIPOS con sendos seguidores y prepararlo todo para cuando llegue el momento de comenzar a disparar.

Aunque la puesta en marcha es rápida y fácil se te va un cuarto de hora hasta que lo tienes operativo pues tienes que configurar la dirección y ángulo del eje de la Vía Láctea, luego el encuadre, el foco a las estrellas (que a veces y dependiendo del objetivo puede llegar a ser de difícil a imposible) si se le quiere sacar el máximo rendimiento porque con objetivos que no sean muy luminosos las estrellas no aparecen en el visor y eso además de desquiciarte es una pérdida importante de tiempo, yo no suelo utilizar solo UN OBJETIVO en toda la sesión, a veces dos o hasta cuatro, dependiendo si quieres un amplio campo de la Vía o solo una porción como la nebulosa de La Laguna por ejemplo.

Lo bueno, lo que más me llena de esta disciplina no es la fotografía en sí, sino lo de fotografiar lo difícil, lo que el ojo humano no es capaz de ver por su sensibilidad sino toda la “feria que lleva” como describí antes, localizar el lugar, el momento elegido, la técnica etc etc porque una vez que lo tienes todo en marcha solo es pulsar y espera resultados y luego modificar la configuración del disparo para obtener unos u otros resultados, que si más luz, que si menos ruido, que si más profundidad de campo para que salgan estrellitas y todas las estrellas más enfocadas, etc etc etc. En fin, que toda la sesión es un constante cambio de configuraciones, encuadres, objetivos etc, vamos, que no tienes tiempo de aburrirte…

La noche estaba perfecta en toda su extensión de la palabra, ni una brizna de viento, ni un coche, ni una luz que molestara, todo perfecto pero la Vía Láctea no brillaba como en su mejor momento, ni en la cámara ni a simple vista y eso que no había canícula ni nubes, parecía un cielo limpio, entonces ¿qué pasaba, por qué no se veía una Vía Láctea impresionante como otras veces si no había contaminación lumínica de pueblos?… pues fácil, estamos en los días más largos del año, o sea los que tienen más horas de luz y por lo tanto el cielo por estas fechas NUNCA está exento de luz, aunque el sol ya se marchara, el sol está tan alto que no deja de alumbrar, si te fijas bien en vez de ver un cielo negro se ve un cielo gris pero nunca negro, por lo que ante esa situación no hay solución posible, solo te queda fotografiar lo que hay y tratar de hacerlo de la mejor manera posible, utilizando para ello la maquinaria más exquisita y la técnica más depurada y punto.

Serían ya sobre la una y media de la madrugada cuando un vehículo entró por el camino donde horas antes lo hiciera yo con la furgoneta, continuó exactamente por el lugar donde mi Volkswagen estorbara para que el cazador pudiera llegar al monte con su vehículo y media hora después volverían los dos coches, cazador y su amigo, con o sin pieza cobrada pero me temo que al pedir ayuda el primero (después del disparo) algún animal esa noche perdió la vida por culpa del mismo de siempre: “del ser humano”.

Sobre las 02:00 di por finalizada la sesión, como estaba previsto, a esa hora ya la parte baja de la Vía Láctea la ocultaban las carrascas de la colina pero todas mis pruebas y experimentos que tenía previstos para esa noche sobre cómo mejorar la técnica ya las tenía registradas en las tarjetas de memoria así que así acabó aquella noche de aquel día…

En esta última foto para el recuerdo de esa noche se ve al Suguitos enfrente del trípode esperando estoicamente que finalizara la sesión y también la contaminación lumínica de la sierra norte de Madrid, sobre Torrelaguna, imaginemos si fuera hacia La Castellana o Vallecas.

Por cierto, la fotografía final y aprovechando que la noche siguiente Angelito y yo andábamos por los campos de Alcorlo con la misma fiebre de fotografiar el Universo en la que conseguiríamos mejores fotografías que en Yebes la parte de la Vía Láctea corresponde a la sesión de Alcorlo. Eso sí, con configuraciones de cámara y objetivos muy similares la parte del suelo y la parte del cielo.

La fotografía protagonista de este post está formada por VARIAS TOMAS bastante diferentes en su configuración ya que se trata de DOS ESCENAS bastante diferentes, cielo y suelo.

La parte del suelo está tomada con una Nikon 810, con una focal de 58 mm de un objetivo Nikon 35/70 f2.8. Con un ISO 200, abertura f6.3 y un tiempo de 1/8 de segundo; la componen TRES tomas con la misma configuración y distinta distancia de enfoque para mostrar detalle en toda la escena.

La parte superior (la Vía Láctea) está tomada en Alcorlo (la noche siguiente) con la misma Nikon 810 y un objetivo Sigma ART 35mm f1.4, con ISO 800, f2.0, con una exposición de 69 segundos y una focal de 35mm. Es el resultado de TRES tomas apiladas para reducir el ruido y mejorar el color y el contraste; en definitiva: Es una fotografía resultado de SEIS TOMAS.

Ni que decir tiene que para que las estrellas no dejaran rastro durante esos 69 segundos fue necesario utilizar el seguidor de estrellas (de fabricación casera).

Enlace para verla a tamaño grande. https://www.flickr.com/photos/alcorlopantano/52194167396/in/dateposted-public/