Mis máquinas fotográficas en dos décadas

MIS MÁQUINAS FOTOGRÁFICAS EN DOS DÉCADAS, 2000 a 2022. Revisión de la misma entrada del 2018 y añadida.
«Para valorar fielmente el presente a veces es necesario conocer con detalle el pasado”.
Este post es bastante extenso porque tratar de meter en solo una cuartilla  veinte años cacharreando con cámaras fotográficas digitales no sería trabajo fácil, pero será ameno de leer pues una sucesión de motivos y contratiempos hicieron que pasaran por mis manos una docena de cámaras. En todas ellas he encontrado algo positivo y diferente a las demás. Recientemente he tenido ocasión de probar la Nikon 850 y cierto es que para estas cosas “no hay nada como tener dinero, bueno, eso y querer gastárselo”. Aprovecho para decir que en esta cámara en el apartado vídeo 4k está todo muy estudiado y muy bien conseguido, será difícil de mejorarlo o superarlo por ellos mismos o por otras marcas.

Hasta la fecha (dic 2022) he ido acumulando en el cajón hasta ONCE cuerpos de cámaras réflex, desde las más sencilla de Nikon que fue la D40 y la Canon 350D hasta las dos últimas que entraron en casa el día 1 de enero del 2022, que son la Canon 6D y la Nikon 810, ambas ellas de formato Full Frame y que han eclipsado totalmente a sus antecesoras.

Cualquiera puede pensar que soy persona rica en caudales o quizás ligero de cascos por haber llegado a este nivel de coleccionar cuerpos de cámaras réflex pero soy todo lo contrario, salvo un par de ellas que me regalaron (por ser modelos ya obsoletos o averiadas) el resto han sido para evolucionar y alguna que otra para darme el capricho de cambiar porque realmente necesario no me resultó NUNCA el tener que hacerlo, salvo una sola vez, la vez que las DOS Canon 50D les dio por ponerse enfermas y que ya comentaré sobre ello.

Evolución”, esa es la palabra correcta, a veces obligado y a veces caprichoso, pero siempre ha sido por mejorar cambiando demodelo o prestaciones casi siempre prometedoras y a veces no tanto pero en cada cambio que hice siempre encontré un motivo para hacerlo.

Las cámaras que pasaron por mi propiedad y que aún conservo en perfecto funcionamiento a excepción de la Minolta A2 (que tuve que vender para adquirir la primera réflex por motivos económicos) han sido: Fuji MX 2900 zoom de 2.3 mpix, continué con la Minolta A2, luego la primera réflex de Nikon para usuarios (D40), seguí con la Nikon D90 y ahí me pasé a Canon con la 30D, luego por motivo de averías y por cuestiones de suertes y destinos otras DOS Canon 30D de las cuales una la convertí en cámara infrarroja, luego ya llegó la Canon 50D, se averió en menos de un mes y compré otra Canon 50D, le siguió la Canon 7D y en un ataque consumista en 2018 conseguiría una Canon 80D con la que al estrenarla se me escuchó decir: “con esta cámara me enterráis porque será la última” (al menos como fotógrafo) pero me equivoqué, porque en enero del 2022 volví a darme el capricho de tener UNA CÁMARA FULL FRAME con la que llevaba soñando más de cinco años y no quería morir sin experimentar lo bueno y lo malo de este formato así que comencé el año no con una sino con DOS, la Canon 6D y la Nikon 810, las dos entraron en casa el mismo día. Total son 13 y a lo largo de estas dos décadas vendí solamente 2, la Minolta A2 y una Canon 50D.

No voy a dejar de mencionar a las Fuji X100, EX1, XT1 y XT2 de mi hijo y al último regalo que me ha hecho Josemi aunque llega un poco tarde, máquina que como decía aquel: “hace diez años hubiera matado por tenerla” se trata de la Nikon D300s, una bestia en construcción y diseño pero ya con pocas posibilidades de que trabaje más que en situaciones de riesgo o similares pues la sensibilidad está ya un poco obsoleta si la comparamos con la 80D.

La primera sensación que tendrás al haber leído hasta aquí y ante la compra de tanta cámara es que “soy rico de dinero o estoy enfermo” por mi pasión con la fotografía… yo quiero pensar lo segundo porque de lo primero lo tengo claro que no es por ese motivo.

Por finales del siglo pasado yo andaba feliz con mi réflex analógica, con mis diapositivas que tomaba de vez en cuando, con su objetivo 50 f1.8 y con un “todoterreno” 28/200 en el que me había dejado más dinero que en la propia cámara pero “quiso Dios” que en esas fechas (diciembre del 1999) conociera a Luis, un ingeniero técnico que llegó a la empresa a instalar una máquina y con él una Fuji de 1.8 mpix.

NOTA: de ese todoterreno analógico 28/200, que aún conservo, me vi en la obligación de desmontarlo casi íntegro porque antes de llegar a utilizarlo se descolgó del lugar seguro donde lo había guardado para evitar accidentes que no era otro que encima del armario del dormitorio, con tan buena suerte que desde lo más alto cayó al suelo con caja y todo y el mecanismo del movimiento del zoom se quedó trabado. No podía presentarme en la tienda diciendo que ya venía mal porque en la tienda lo probamos antes de pagarlo así que anduve haciendo de relojero al menos una tarde enterita. Finalmente quedó perfecto y fue el que más fotografías tomara a lo largo de una década porque el 50mm era un problema porque me delataba al tener que acercarme a mis hijos para tomarles la foto para un encuadre cercano.

Una noche del año 2000, después de que acabásemos una jornada de trabajo Luis tomó una foto con su Fuji que era de tamaño 1.3 Mpix y al momento no me podía creer lo que estaba viendo, un segundo después de hacer la foto ya podía ver los resultados en la pantalla…. ¡eso era increíble! Incluso me mostraba en la pantalla las estrellas recién fotografiadas (hoy pienso que eran pixeles encendidos o demasiado brillantes en vez de estrellas luciendo), ¡yo quería un juguete igual que aquel!

Así que como internet y ordenadores ya andaban por mi casa buscamos una por la web para comprarla porque en las tiendas físicas Españolas yo creo que aún no habían llegado y así fue, en el siguiente viaje de Luis a España desde Florida se vino con él una Fujifilm MX2900 zoom que le daba mil vueltas a su Fuji, era lo mejor que había en ese momento en el mercado, tan solo había una de similares características de la marca Ricoh.

Como no soy rico de dinero no puedo dejar pasar por alto (porque aún me duele) las tres tarjetas y lector de ellas que tuve que comprar para almacenar y pasar las fotos al pc, a día de hoy serían unos 400 euros además de los 1200 que me costó el juguete… el sueldo de dos meses de un operario.

A partir de entonces las diapositivas se quedaron ya a un lado para siempre y me pasé la vida disfrutando de aquel regalo que la tecnología actual podía hacerme, los monitores de 800×600 de resolución estándar de aquellas fechas no eran capaces de mostrar a pantalla completa más de un 30 por ciento del tamaño de la imagen por lo que parecía tener resolución de sobra… de otras cuestiones como ruido digital o electrónico (gracias a Dios) aún no sabía yo ni lo que era.

Podía disparar trescientas veces por sesión cuando antes tenía que sopesar si disparar o no con un carrete de 24 fotografías en la recámara… ¡toda una evolución! Pero no era realmente así porque cuando echaba mi vista para atrás y veía los retratos a mis hijos puestos sobre algún mueblo y tomados con el 50mm f1.8 nada tenía de parecido y es que la óptica ¡amigo/a mío! lo hace todo, eso lo descubriría “yo solito” con el tiempo varios años más tarde.

Pronto llegaron a las tiendas las Sony de 3.5 mpix, incluso de más, cámaras bolsilleras y/o con aspecto y tamaño ya casi como las réflex y comenzaron a llenar los escaparates, objetivos grandes y cuerpos pequeños capaces de aproximarse a la réflex tradicional, por otro lado estaban las que tenían o mejor dicho “prometían” resultados profesionales en cuerpos muy pequeños con resoluciones de 8 mpix que eran ya suficientes para llenar una impresión de tamaño folio.

En el 2003 salió la Minolta A2 de 8mpix y en 2005 ya cayó en mis manos. ¡eso sí era una cámara fotográfica! Tenía lo que aún no tienen quince años después muchos cuerpos, ¡estaba estabilizada mecánicamente! Ya quisiera yo hoy que mis Cánones lo tuvieran… los fabricantes prefieren que se estabilicen los objetivos y así pagamos un extra más en por cada uno de ellos en cada compra… La Minolta A2 era una cucada tal que no he tenido nada semejante en prestaciones en un cuerpo tan pequeño, un diseño digno de un premio especial al diseño… https://www.dpreview.com/reviews/konicaminoltaa2 la Minolta A2   la A1 fue la predecesora de la A2 y recibió varios premios al diseño y calidad según vi por alguna revista, eran muy parecidas entre ellas.

En estos momentos estoy viendo las características técnicas de la A2 y me abruman, ¡lo tenía todo! Desde pantalla abatible hasta objetivo luminoso, pasando por la previsualización y ver en tiempo real la profundidad de campo… ¡una joya!, costaba igual que el primer cuerpo réflex de Nikon, la 70D, que en esos momentos salía a la calle (unos 1200 euros) y con el que había cola de varios meses para comprarlo.

Pero todo no podía ser bueno en un cuerpo tan pequeño, su talón de Aquiles era el tamaño del sensor, 8×6 mm o lo que es igual 2/3 de pulgada, algo “demasiado pequeño” para trabajar por encima de iso 400 si no se era muy exigente como yo lo era ya en aquellos años, para la gran mayoría de usuarios estaban encantadísimos con ella.

Pagué unos 850 euros a través de empresas vendedoras a través de internet, TRES cuerpos llegaron a mis manos, primero con REDCOOM, devolví el producto porque no me parecía que el visor _que en aquellas fechas tenía más resolución que los monitores que teníamos de sobremesa en casa_ a veces se ponía oscuro.

Mientras resolvía el problema del cambio o devolución del dinero estuve durante una semana que no tenía ni cámara ni dinero… gran problema, finalmente recuperé el dinero y volví a comprar en Andorrafreemarket, nuevamente me dio la impresión de que ese aparato no estaba bien y me comencé a comer el coco con unas líneas verticales que aparecían en la pantalla cuando había un punto luminoso delante y que nadie de los que contacté por la web “parecía haber visto nunca en sus modelos” y la devolví, esta vez sin el más mínimo problema por lo tanto fueron tres las cámaras Minolta A2 que tuve en las manos porque la última, aunque mostraba también esas mismas líneas verticales, supe después que era normal tanto en esa como en otras digitales, eran líneas que afectaban al monitor y no a la fotografía en sí por eso los vulgares mortales con los que comenté el problema ni siquiera lo habían percibido.

La camarita era una cucada ciertamente, mucho zoom y mucha tecnología pero para mi gusto fallaba la calidad de la imagen que pronto comencé a odiar al ver la primera camarita bolsillera de mi hija con 6 mpix y mejor calidad de imagen, o la Nikon 5700 de mi amigo Edu de también 8 mpix pero que aquello ya era ¡otro mundo! Posiblemente la Nikon 5700 haya sido uno de los mejores modelos fabricados por Nikon en aquellos varios años; una década después de que saliera al mercado aún añorábamos las prestaciones de aquella máquina que por la llegada de las réflex se fue quedando esperándonos tranquilamente en casa.

Yo por aquellos entonces no me podía aguantar más, por un lado la profundidad de campo siempre limitado con cualquiera de esas cámaras, pues los desenfoques te veías negro para conseguirlos y por otro lado el ruido y color que se unieron al ver los resultados de la primera réflex para usuario (Canon 350D de 8 escasos megapíxeles de mi amigo Edu) hicieron que le tomara tanto odio que vendiera mi equipo completo de memorias, baterías, flash, etc por lo que me costó el primer cuerpo réflex Nikon, lo más barato que se había fabricado en réflex, un pequeño cuerpo plasticoso que cambiaría mi concepto de fotografía… era la Nikon D40, menos cosas no podía tener pero al menos tenía las necesarias para realizar fotografías dignas en todo la extensión de la palabra. Con ella tomaría unas 18.000 fotografías a lo largo de un par de años, en este momento tiene el cuerpo más suave, sobado y brillante que el culito de un bebé.

En aquellas fechas del 2005 conocí a un compañero de trabajo que tenía una Nikon D70, una de las primeras digitales de Nikon, al mirar por aquel visor me quedé enamorado y se me escapó decir: “algún día tendré una de estas”, él, al mirar por el visor de la Minolta dijo: “¡oye, qué cucada, qué cosas más maja y versátil, no hay que cambiar de objetivo ni nada”!

, a los dos nos gustó la máquina del otro pero eran mundos muy diferentes aunque trataran de realizar la misma tarea.

La Nikon D40 salió al mercado sobre el 2006 y por 500 euros se vino una a casa con un objetivo 18/55 que traía de kit. Tardé bien poco en echar en falta el zoom de la Minolta A2 o mi antigua analógica por lo que no tardé mucho en rellenar el equipo con un 55/200, entre otras cosas porque mis hijos por aquellos entonces practicaban futbol y vóley y siempre los tenía lejos en el terreno de juego.

El aparato en sí era de lo más reducido para ser réflex, era una réflex reducida a la mínima expresión, apenas si cabía en la mano, un cuerpo de plástico y un disparo sin apenas sentirse, pero a pesar de tener tan solo 6 mpix de sensor hacía unas fotos muy lindas, y limpias más que una patena si las comparaba con el mismo ISO de la Minolta, ¡nada que ver!

Al poco de tenerla me di cuenta de que mostraba más detalle que la Canon 30D con 8 mpix de mi amigo Edu y también tardé poco en comprobar que era porque, o no le habían puesto el filtro antialiasing o de tenerlo era muy débil por lo que pronto descubrí que en algunas fotografías aparecían unas líneas muy raras con algunos trazos de colores rojos o azules, al principio no sabía muy bien cuál era el motivo pero con el tiempo bien que lo aprendí, justo cuando tuve que sustituir el filtro a mi primera Canon 30D.

Todo marchaba perfecto dentro de lo “perfecto” que podía ser aquel pequeño cuerpo que parecía tan delicado comparado con las Canon 30D con un cuerpo muchísimo más robusto que mi amigo Edu ya paseaba cuando en una comunión del hijo de un amigo apareció un error en la D40 que parecía serio.

Mientras el chavalín de mi amigo tomaba su primera comunión yo estaba en la calle esperando porque el señor cura antes de comenzar la misa me dijo que de fotos dentro de la iglesia nada de nada a lo que le contesté: “por ese detalle no vamos a discutir”, ni siquiera me dio la opción de hacerlas sin flash.

En la calle anduve un rato intentando solucionar el error porque la máquina no funcionaba, o sea, no tenía el maldito Murphy otro día mejor para mostrarme el error; yo allí en la calle sacando batería, memorias, etc mientras la ceremonia seguía su curso. Al rato incomprensiblemente según vino el error se recuperó, pero aquello ya no me daba muchas garantías de que no volviera a hacerlo, de hecho estuve a punto de llevarla a reparar con su garantía pues llevaba 22 meses en mis manos, aún le quedaban dos meses de garantía.

Yo estaba tan contento con mi Nikon D40 que no quería otras marcas, al menos solo tenía que cambiar el cuerpo así que pasé por El Corte Inglés para ver qué me ofrecían. Lo más parecido (aunque había gran diferencia comenzando por el sensor que pasó de 6 a 12 mpix) era la Nikon D90, para algunos declarada “la mejor cámara del año”, una cucada que ¡hasta grababa vídeo! Vídeo que por ser tan ridículamente flojo y extremadamente complicado nunca llegué a utilizar.

La Nikon D40 pasó a manos de mi hijo con la que junto a mis primeras Canon 30D aprendería fotografía. Tiempo después la D40 volvió a repetir el error y mi hijo y yo tratamos de repararla, le desmontamos una parte del cuerpo, lo limpiamos etc y el problema rarísima vez volvió a aparecer, seguía siendo un aparato muy majo que tomaba fotografías muy lindas. Con la llegada de la D90 esta cámara pasaría a manos de mi hija que le acompañaría en sus viajes tanto en excursiones como por el extranjero. A día de hoy aún sigue funcionando como el primer día, eso sí, no ha llegado aún a las 25.000 exposiciones.

Con la compra de la Nikon D90 en su día escribí sobre ella porque creo merecía la pena el recordarlo. Recordaré esta cámara como la más ingrata de todas ellas. Me sentía, engañado como un tonto, traicionado, decepcionado y más y mucho más. En las primeras pruebas comparativas entre la D40 y D90 tuve que repetir NUEVE VECES la misma foto con la D90 para igualar la misma toma de ejemplo tomada con la D40, ciertamente no entró en mi vida con buen pie. http://alcorlopantano.com/2009/08/02/nikon-d40-d90-y-mas-cosas/ Lejos de demostrarme que sus imágenes eran más limpias que su prima D40 lo que hacía era todo lo contrario, ¿Te imaginas en la ruleta apostando todo tu dinero a un número y te sale otro? Pues algo así me sucedió a mí.

Así mismo le pasó a un compañero cuando cambió su Nikon D50 por una Nikon D300, se pasó varias semanas, incluso diría que un par de meses buscando un submenú aparte porque no comprendía porqué su cámara nueva mostraba más ruido que la vieja D50 y le echaba la culpa a la configuración de la cámara. Aclararé que la Nikon D300 y Nikon D90 montaban el mismo sensor, eso al menos aseguraba el fabricante.

Esta Nikon D90 venía sin objetivo (como casi todas) pero pronto cayó en mis manos un 18/105 de segunda mano (que solían vender en el mismo kit con ella) que tenía la ventaja de tener una longitud focal muy recomendable y encima estaba estabilizado, vamos que la idea era montar ese objetivo y ¡no cambiarlo nunca! Afortunadamente, muy afortunadamente, no fue así.

Creo que la tuve funcionando de dos a tres años pero en los archivos que conservo no veo ninguna imagen que por su calidad y aspecto me haga detenerme a contemplarla, no recuerdo ningún detalle agradable y el halo que mostraba alrededor de las farolas y que Nikon no ha conseguido solucionar al menos hasta la 800 era para devolverla a la tienda y recuperar el dinero.

La maldición o me atrevería a decir “bendición” entró en casa cuando mi amigo Edu me ofreció su Canon 30D con un objetivo Sigma 18/50 f2.8 que ponía a la venta. Yo había roto ya mil lanzas en los últimos meses e incluso algún año entero, a favor de Nikon en cuanto a nivel de detalle, sobre todo porque Canon es demasiado flojo en ese aspecto, pero hoy comprendo que en esa época yo era bastante “miope” y me confundían detalles tales como que todos los objetivos son iguales y demás…

En principio todas las pruebas que había hecho comparando ambos equipos siempre me resultaba favorable el Nikon pero aquella otra marca (Canon) “TENIA ALGO” que no sabía qué era pero que me resultaba extrañamente muy interesante, así que un día tomé los dos equipos y me di un paseo por el barrio tomando fotos casi exactas con ellos, luego en el trabajo las mostré a algunos compañeros, que ya andaban también tomando fotografías. Solo les pedía que eligieran entre las fotos A y B, curiosamente la gran mayoría (por no decir TODOS) eligieron la “A” ¿por qué? Les pregunté… ¡porque se ven mejor! Yo podía estar equivocado o tener cierta obsesión pero “todos o la mayoría” no podíamos estar equivocados, en el aspecto general de las fotografías Canon ganaba por goleada.

No tenía necesidad alguna de invertir en fotografía ni de cambiar de equipo pero a modo de “prueba y experimentación” decidí quedarme con el equipo de Edu con la intención (posiblemente) de venderlo por el mismo precio unos meses después, pero al menos descubriría qué había detrás de aquella maquinaria que parecía mostrar siempre más ruido digital pero una fotografía con mejor calidad y color.

La Canon 30D solo tiene 8 mpix contra los 12 de la Nikon D90, parecía ridículo apostar por una cámara menos resolutiva pero es que no todo es resolución, de hecho, cada vez que veo los retratos que en su día hice a mis hijos con la D90 aparto la vista por no recordar mi mala elección, no de modelo sino de marca, porque la Nikon D300 (máquina profesional del mismo tamaño de sensor) hacía exactamente lo mismo en cuestión de calidad, quiero decir que no era el modelo sino LA MARCA.

A lo largo de estas dos décadas tomando fotografías he tomado al menos DIEZ veces más fotografías en modo experimento sobre cuerpos de cámaras u objetivos fotográficos que fotografías con intención de mostrar o guardar, eso por no hablar del tiempo empleado en esas cuestiones analizando el ruido digital, aberraciones cromáticas, efecto coma, distorsiones, enfoques, etc etc etc, creo que es por eso por lo que un colega a veces me dice ¡aún no has aprendido a hacer fotos! Y es que razón no le falta, si en vez de emplear mi tiempo en desmigajar fotografías lo hubiera empleado en aprender a tomarlas hubiera ganado más pero posiblemente no hubiera disfrutado ni padecido tanto…

De todas estas pruebas y resultados escribí este post, uno de mis primeros relacionados con cámaras y tecnología donde enfrento a la Canon 30D y a la Nikon D90. http://alcorlopantano.com/2009/10/11/canon-30d-y-nikon-d90-frente-a-frente/

Ya estaba yo contento con mi elección de mi 30D y el Sigma 18/50 f2.8, ahora la noche ya no era tan negra con ese objetivo y me atrevía a tomar fotografías a pulso antes impensables. Ese cuerpo lo compró Edu en un gran centro comercial donde podías “tocar, pesar, medir, sobar, valorar” todo lo que supuestamente estabas decidido a comprar y quizás por eso curiosamente encontré que el sensor tenía una manchita cerca del centro, así que como iba a ser esa mi cámara preferida y elegida para el futuro la quería tener  p e r f e c t a  “no iba yo a tener que limpiar cada foto que tomara porque una motita se había parado en aquel punto” por lo que me dispuse a limpiar el sensor muy escrupulosamente.

Después de un buen rato intentando quitar el maldito punto, este se resistía a abandonar el sensor, lo intenté varias veces de forma muy insistente y en una de ellas me pareció entender que iba desapareciendo así que comencé a limpiarlo brutalmente con intención de pulir el cristal… fue esa la última vez que lo limpié porque lo que hice fue quitar, o sea, destruir el filtro infrarrojo y ultravioleta que lleva impreso ese cristal, dicho en otras palabras: ¡me cargué la cámara! Una lástima porque en esas primeras semanas de uso diario tanto de día como de noche ya me había enamorado de esa máquina, solo me faltaba dormir con ella.

Ante la duda de qué hacer ante semejante problema un día me desplacé con ella hasta Madrid, al centro de reparaciones de Canon, un técnico tomó la cámara y al poco tiempo volvió con ella… “hay que cambiar el sensor… unos 600 euros”… con las mismas volví a casa con el muerto debajo del brazo. Esto sería por el 2011.

Ante la no duda de la NO reparación intenté comprar otra 30D de ocasión y pronto encontré por unos 300 y pico euros una que se vino a vivir conmigo. Miré por la web a ver quién era el propietario que aparecía en el copyright de las fotografías que tomaba con ella y realmente me asusté porque parece ser que era de una empresa de publicidad por lo que podía llevar efectuados más disparos de los que prometía el fabricante poder efectuar sin destrozarse el obturador pero por el resto el aparato respondía perfectamente.

Ya tenía de nuevo cámara 30D y no me acordé más de los 300 y pico euros así que miré por la web posible solución para recuperar la que me cargué y encontré que algunos “manitas” habían quitado ese filtro y habían transformado la cámara para tomar fotografías infrarrojas y se me ocurrió la brillante idea de sacarle ese filtro/cristal y colocarle en su lugar otro sin ningún tipo de filtro, su función sería protegerla del polvo y humedad exclusivamente.

Pues eso, un día me lie la manta a la cabeza y me puse con la reparación, aquí el vídeo de la operación. http://www.youtube.com/watch?v=GLxUWwACfTc  y aquí la crónica detallada que escribí en aquellas fechas. http://alcorlopantano.com/2011/04/03/19/

La operación fue una maravilla que aunque tuviera ciertas taras como que el balance de blancos no era muy correcto y en el centro había diferencia de color con los bordes pero que ganó muchísimo en cuestión de detalle al perder el filtro antialiasing que desenfoca la imagen para eliminar el efecto moirée. Toda esta experiencia hizo que continuara la labor de repararla aún mejor y volví a desmontarla para instalarle dentro de ella el trozo de cristal con el filtro correspondiente para evitar dicho viñeteo de color.

La cámara quedó muy cuca, cierto es que con alguna mota casi insignificante en la superficie del sensor pero ganó tanto en el aspecto de la fotografía que se convirtió en la preferida para casi todo porque había ganado en nivel de detalle, cosa que en Canon era de agradecer y más con mi obsesión en esas fechas con la resolución o poder de mostrar detalle, un defecto que nació en esa operación fue el efecto moirée; tener todo a la vez no es posible.

Recuerdo que en una sesión de retrato a una joven, en mis fotografías de 8 mpix (incomprensiblemente por aquellos entonces) se veía siempre mucho más detalle en la Canon que las tomadas en el mismo momento y lugar con una Nikon D300 de mi compañero. Mucho tiempo después descubriría exactamente cuáles fueron los motivos que no eran otros que yo usaba un objetivo de más nitidez y que mi 30D no tenía filtro anti aliasing, pero mis 8 Mpix eran más detallados que los 12 de la Nikon D300 y eso que tenía el 30 por ciento más de pixeles. Esto aclara perfectamente que por tener más pixeles no quiere decir mucho.

Estando con estas a mi colega Carlos (2013) le sucedió lo mismo que me sucediera a mí “con su 30D y las motas”, ¡que se cargó la cámara! así que ante la imposibilidad económica de sustituir el sensor optó por regalármela y de esa manera tengo una cámara que no tiene ningún filtro en el sensor pudiendo tomar fotografías con todo el espectro, esto se traduce en fotografías principalmente rojas pero que con unos filtros adecuados delante del objetivo se consiguen fotografías de paisajes muy llamativas. En este momento tengo TRES Canon 30D, una con filtro especial, otra sin filtro alguno y otra con el filtro de otra cámara.

En esas mismas fechas el mismo Carlos que se cargó el sensor de la 30D, compró un objetivo al que venía “enganchada una cámara Canon 350D” por lo que tardé poco en comprársela por 150 euros porque él no tenía intención alguna de utilizarla. Apenas ni ha hecho fotos esa cámara en mis manos pero la tengo como una reliquia, un diseño más que correcto incorporando una pantalla LCD con datos en la parte trasera, todo un acierto que solo se ha visto repetido en cámaras de altísima gama de Canon, el resto, la gran mayoría de modelos la llevan encima y eso te obliga a girarla o levantarla hacia ti para ver la configuración de disparo.

Varios años anduvieron los profesionales de la reportería con ese modelo de 350D en las manos. Es una cámara muy pequeña, silenciosa y práctica, eso sí, no quieras revisar en la pantalla el detalle de las fotografías porque es imposible, con ver el nivel de luz y cuatro datos más como el disparo de la toma date por satisfecho. Podía decirse que hoy sería la típica cámara para salir a tomar fotografías sin importarte nada más, ni siquiera revisarlas.

Estando con estas YO QUERÍA TENER UNA CANON 30D perfectamente operativa, según como viene de fábrica, con un balance de blancos correcto y demás, así que me puse a limpiar hasta la última partícula de la 30D que sustituyó la primera o dicho de otro modo a la que le sustituí el filtro del sensor y ahí llegaron mis males, una odisea que no deseo a nadie. A estas alturas tenía una 30D sin ningún tipo de filtro, otra con un filtro puesto en el interior y otra 30D (la de los 300 euros) que no le pasaba nada, solo que tenía alguna motita de polvo en el sensor.

Así fue la historia: Los sensores de estas cámaras ya los había limpiado varias veces y siempre con resultados excelentes así que una vez más me puse a quitar hasta la partícula más diminuta y ridícula e incluso innecesaria del sensor, me creía el Rey de la limpieza de los sensores con mi técnica y líquidos de limpieza.

Justo fue en la última pasada con el bastoncillo de limpieza cuando en vez de desaparecer la última partícula apareció una línea muy fina por el centro del sensor, pensé que sería restos del líquido de limpieza pero esa línea JAMÁS desapareció, fue una raya que hice en el sensor, entiendo que con una partícula de polvo o arena que había quedado incrustada en el bastoncillo de limpieza…

Ni que decir tiene que ante esa situación “no me quedó ni una gota de sangre en los bolsillos”, no me lo podía creer, había tomado esa cámara como “la elegida” y en un microsegundo me la había cargado…

Como es natural ¡todo mi gozo se cayó en un pozo! Me dieron ganas de meterle una patada y estrellarla contra la pared pero lejos de eso me tragué mi ira y la guardé y me puse a buscar por la web mi NUEVA CÁMARA… ¿será por dinero? ¡ánda ya! Ja ja ja…

Curiosamente unos días antes había escrito un artículo sobre la cámara que elegí como principal para la mayoría de mis fotografías, que no era otra que esta Canon 30D. http://alcorlopantano.com/2014/08/10/la-elegida/

Para acabar con la historia de esta cámara comentar que la suerte quiso que un par de años después estando de vacaciones en casa de un amigo conociera a su vecino que también andaba cacharreando con objetivos y cámaras y me regalara un sensor de “no sabemos qué marca ni modelo” pero que de él pude utilizar el filtro antialiasing e Infrarrojos, así que un mes después ya la estaba reparando y dejándola casi como de fábrica, digo “casi” porque el balance de blancos se desplaza un poco con relación al original, vamos que, trabajando en RAW no tiene la menor importancia. Corría el mes de septiembre de 2015.

Para acabar de relatar sobre las virtudes y puntos flojos de la 30D no puedo pasar por alto la nefasta pantalla para revisar las fotos, curiosamente tuve que comprar una porque en una de las reparaciones no entró bien el conector y se averió. Pude comprobar que es exactamente la misma pantalla que la que lleva la Nikon D40 que, curiosamente en esa SÍ se puede verificar perfectamente si las fotos están o no enfocadas ¡qué lástima das Canon! ¡Con lo fácil que lo hacen los de Nikon y vosotros no soy capaces! Eso para mí ya era un punto flojo porque aunque utilizaras la lupa no estaban nunca seguro si estaba o no el foco en su sitio.

Por todo lo demás y si las comparamos con las cámaras más actuales es que tampoco tiene liveview como casi todas de aquella época, esto llegaría con el siguiente modelo, la 40D, motivo entre otros por los que elegí que la sustituiría la 50D, cámara que por cierto, en una ocasión de aquellas fechas tuve la ocasión de probar en el campo y me gustaron sus resultados.

Pronto encontré una Canon 50D por 380 euros en Madrid, era una cámara de finales de 2008 que ya llevaba media docena de años por la calle, así que al día siguiente ya estaba en mis manos y ¡24 horas después ya estaba decidido a venderla!, con suerte por el mismo precio, no es que estuviera mal, no es que tuviera un problema, no es que tuviera millones de disparos (menos de 20.000, o sea nueva) es que tenía más ruido que la vieja 30D ¿Canon, por qué nos martirizas de esta manera? El sensor había pasado de tener 8 mpix a tener 15 (casi el doble) y esa pudiera ser la causa.

La camarita era una cucada, tenía un visor que al parecer es de los más luminosos que se habían montado, ya tenía liveview que a veces resultaba interesante, una pantalla de resolución muy buena, nada que ver con la 30D, un cuerpo como la saga 30, 40,50, o sea semiprofesional, toda la botonería necesaria al alcance de la mano, no podía pedirle nada que fuera a necesitar, prometía ser la cámara ideal para al menos los siguientes cinco años pero no fue así.

Después de muchas fotos en pocas horas y vistas al cien por cien de tamaño en la pantalla del ordenador no me cabía duda, los archivos RAW generados (que eran casi el doble de tamaño que la 30D) mostraban al menos el doble de ruido con iguales ajustes en Photoshop ¡no podía ser! EL RUIDO, mi peor enemigo por aquellas fechas, ahora estaba demasiado crecido, ¡era la peor máquina que había visto en esa cuestión!

No me lié “la manta a la cabeza” para quitármela inmediatamente de las manos como tenía previsto en las primeras 24 horas y seguí investigando qué había allí en aquel cuerpo que por otro lado con unos ajustes apropiados en el revelado RAW el resultado prometía pues tenía muy buen aspecto, muy buen color, buena resolución, buenas fotos en general y lo del ruido ya vería la manera de hacerme con él…

Estos resultados tan agradables en las fotografías, como mostrar un color más real que la 30D eran producto de los 14 bits que le implantaron en vez de los 12 que tenían todos los modelos anteriores (incluso la competencia) y es que aunque parezca que no hay apenas diferencia entre los 12 bits y los 14 en cuestión de matemáticas debe haber al menos EL DOBLE de información.

En menos de un mes de andar con ella un día me presenté a un concurso fotográfico de la Asociación Fotográfica y en la primera fotografía de muestra al cartel de referencia se quedó bloqueada, ni daba error de ningún tipo ni funcionaba correctamente, disparaba cuando le venía bien o después de mover el dial de modos A, M, S, P… pues… exactamente igual que ocurrió con la 30D anterior cuando arañé el sensor en vez de repararla compré otra de segunda mano en el pueblo de al lado por 350 euros.

La alegría de esta última compra no duró ni un mes pues se averió de la misma manera y forma que la anterior, sin saber ni el cómo ni el porqué. Llegué a la conclusión que la avería se produjo por el cambio de objetivo, un Canon 50 mm f1.4 prestado. Yo tenía la costumbre de cambiarlos sin apagar la cámara y en ambas sucedió al cambiar dicho objetivo. Quizás fuera casualidad pero desde entonces procuro apagar la cámara al cambiar de objetivo aunque no siempre lo consigo.

Total que con la primera máquina 50D averiada me puse en contacto con un taller de Galicia que parecía buena opción y les envié esta primera máquina mientras con su hermana gemela seguía funcionando hasta que un par de semanas después estando en una sesión de retrato le sucedió exactamente lo mismo.

En el taller me cambiaron el disparador… dijeron que el problema era “que yo no sabía disparar correctamente” y que esa fue la causa, les pedí la pieza averiada y ciertamente estaba averiada pero no por mi causa sino por destrozarla intencionadamente doblando y rompiendo con una herramienta afilada los circuitos eléctricos, o sea, que la avería era otra que supongo era cuestión de software pero de alguna manera había que justificar los 150 euros que me cobraron. Detalle del disparador.

Bueno pues en menos de un mes tenían allí en Galicia la otra misma 50D con problemas muy semejantes y por supuesto hicieron la misma reparación, sustituir el botón del disparador y mismo precio, en este caso no recordaron “averiar” el botón sustituido y volvió intacto. De esta pieza puedo asegurar que funciona perfectamente ya que apenas ni tiene nada que pueda romperse. En fin, anécdotas de talleres que por supuesto mis máquinas no volverán a allí.

Bueno pues claramente ¿qué hacía yo con dos cámaras idénticas? A modo de gracia le vendí una de ellas a mi colega Carlos de Madrid que no andaba muy contento con su 40D, la que solo tenía 18.000 disparos, la otra, la que me quedé tenía 80.000 y ya pasó de los 110.000. A día de hoy, siete años después, siguen funcionando perfectamente ambas.

Yo por aquellos entonces andaba enamorado de dos cosas, una era de la marca Canon y la otra de la 7D, a la 50D tardé poco en instalarle el programa pirata Magic Lantern que añade mil funciones más a muchas cámaras Canon, entre ellas grabación de vídeo. Después de eso cacharreé con ella lo que no está en los escritos y comencé a plantearme la idea de grabar vídeo con cámaras de fotos, pues el aspecto nada tenía que ver con la extraordinaria Canon hdv 40 que andaba por mis cajones y que tantas horas de grabación llevaba a sus espaldas.

De este modelo 50D solo tengo buenos recuerdos de sus fotos, exceptuando que en el revelado hay que abusar de la reducción de ruido pero que es cuestión de acostumbrarse más que de otra cosa, he mostrado fotos a iso 12.800 que nadie lo diría.

Alguno me ha dicho que ha sido una de las mejores cámaras fabricadas, que las demás son copias de ella. En contra también decir que en el modo liveview el consumo de energía es desorbitado si se tiene en cuenta modelos más actuales, aquí dejo una tabla sobre los consumos de esa máquina en cada situación. Vemos que con la pantalla encendida no sería capaz de estar ni media hora cuando con la 7D sería capaz de estar aproximadamente el doble de tiempo.

Así de nuevo y por el 2016 ante otro ataque consumista y caprichoso me decidí a comprar un objetivo cómo el que ya tenía mi Nikon D90, el Tamron 17/50 f2.8, pero en vez de nuevo me pensé ¿y por qué no habrá por ahí uno de ocasión a buen precio? Pronto contacté con una dirección que tenía uno a mitad de precio del nuevo por lo que rápidamente le pedí que me lo enviaran… resultó ser un “cass converter” el señor me preguntó si no me interesaría también la cámara a la que estaba acoplado ya que venían juntos… en ese momento le dije un NO de los más rotundos que recuerdo, que tenía demasiadas cámaras ya, ni siquiera pregunté por qué modelo de cámara era…

Al día siguiente antes de hacer el ingreso les llamé para confirmar algunos datos y se me ocurrió preguntar por el modelo de cámara que me ofreció el día de antes, se trataba de una Canon 7D y añadió que por 650 euros me vendía el conjunto…. Ni un segundo tardé en decirle: ¡ya estás enviando cámara y objetivo, que estoy en la puerta del banco!

Como verás a veces el futuro ya parece que está escrito, si no hubiera sido por ese cass converter y por la frase del vendedor de ¿quieres la cámara también? Posiblemente hubiera tardado mucho tiempo en cambiar de cámara e incluso hubiera saltado directamente a la Canon 80D.

Curiosamente unos meses antes, aprovechando un paseo fotográfico con un compañero que tenía una 7D vi que aquello sí que era una máquina de verdad pero sin más intenciones, ya me había acostumbrado a la 50D y en cuestión de fotografía estaba cubierto pero no así en cuestión de vídeo pues aunque la 50D era capaz de grabar vídeo a través del Magic Lanter no grababa sonido por lo que era un gran problema.

Y así de esta manera tan peculiar llegó a mis manos una Canon 7D con aspecto de nueva, con el objetivo puesto, con memoria, batería y metida en una bolsa de hombro muy cuca, me pareció la compra del siglo. Tanto cámara como objetivo pareciera que ambos habían salido el día anterior de la mismísima caja con su envoltorio original oliendo a nuevos. En la puerta de la empresa de transportes donde las recogí hice las primeras fotos ¡qué maravilla más maravillosa! Una máquina robusta, pesada, con ganas de hacer 200.000 fotos con ella hasta que se agotara el obturador y mucho más…

Ahora la incógnita era ¿Cuántos disparos tendría ese aparato? Canon en este aspecto es un hijo de aquella mala madre y no muestra los disparos con ningún programa por lo que tuve que comprar una aplicación al mismísimo Canon para averiguarlo. La APP decía 13.246, ¡no podía ser que una máquina de aquella envergadura y peso con seis o siete años en la calle llevara solo esos disparos efectuados!, eso por aquellos entonces me los hacía yo en menos de medio año y en principio dudé de la información de la APP pero a continuación realicé otro disparo y el programa lo añadió automáticamente así que di por buena esa información… no me lo podía creer, un aparato que pagarían por él al menos 1600 euros y otros 300 por el objetivo (si los compraron nuevos) me salió más que regalado de precio. Hoy, cinco años después, lleva ya más de 53.000 y 17.000 las veces que el obturador abrió para dar paso al Liveview tanto para la previsualización como para grabar el vídeo que Magic lanter las cuenta aparte, por lo que la APP para saber el número de disparos no era necesaria porque ese programa lo reflejaba.

Hoy, diciembre de 2022, la Canon 7D lleva casi un año sin trabajar, lleva más de 84.000 disparos y muchas horas de vídeo a sus acuestas y JAMÁS me dio queja ni susto alguno. Creo que ese modelo ha sido de los mejores que se hayan visto jamás, poco tiene de parecido en el diseño interior a todas sus antecesoras de ese nivel, una máquina segura como ninguna otra antes tuve, aunque con sus cosillas, jamás me defraudó.

En la cámara ya venía instalado el Magic Lanter pero una tarde cacharreando con ella, haciendo pruebas de rendimiento, me salió en la pantalla el terrible “error 20” y se bloqueó la cámara con ese aspecto de que ya nunca funcionaría sino pasaba antes por el servicio técnico. Sin saber muy bien qué hacer, porque tenía un aspecto por lo que leí por internet que no había solución para ello, formateé todas las tarjetas de memoria y me llevé por delante el Magic Lantern. Esto no solucionó el problema pero finalmente conseguí resolverlo de esta manera: http://alcorlopantano.com/2015/05/19/error-20-resuelto-canon-7d/

Con esta cámara y con el objetivo Sigma ART 18/35 f1.8 llegó el vídeo a mi ordenador entrando como un elefante en un cacharrería. Sin darme tiempo a despedirme de mi aplaudida Canon hdv 40 me vi grabando vídeos de cualquier tema como un poseso. Lo que andaba buscando en los casi últimos VEINTE AÑOS lo tenía en mis manos, calidad muy aceptable y aspecto cinematográfico con un color realmente bueno aún en las condiciones de luz más bajas, además con un sonido de calidad por un sistema de micrófonos externos… el sueño dorado se había convertido en realidad, andaba yo por aquellos entonces “más feliz que una perdiz”.

Pero todos los sueños se terminan por acabar y este no iba a ser menos… algo tenía que tener la 7D para no ser la máquina de mis sueños. En el apartado vídeo le quedaba “un pelín por conseguir” como eliminar el moirée o líneas que se cruzan y un poco más de nitidez, cuestión que a veces se puede corregir en edición. En el apartado fotos las sombras dejaban que desear, es la única máquina que he visto que genera líneas en las sombras y esto creo que es producto del resultado de tener DOS procesadores, cada uno de ellos procesa una fila de pixeles y de ahí que el programa los interpreta por líneas. Esto solo es perceptible si se aclaran o exprimen las sombras o el rango dinámico, por lo demás parece una máquina concebida fuera de los talleres de Canon, nada que ver con la saga 40D, 50D, un diseño TOTALMENTE NUEVO, una máquina diseñada para trabajar en las condiciones más duras, como así lo acreditan muchos vídeos de youtube donde la someten a temperaturas extremas y a mil perrerías. Repito: Jamás me dio problema alguno.

Con el Magic Lantern trataron de aprovechar este sistema de los dos procesadores para conseguir fotografías de amplio rango dinámico, se trataba de las líneas par darles un valor de ISO y a las impares otro. El resultado es un pan como unas ostias y aquí dejo una pruebita que, es posible que si los ISO son parecidos no se note mucho sobre todo en una impresión en papel pero que para mi gusto NO SIRVEN.

Por poner otro “pero” _aunque es propio de este tipo de cámaras de esas fechas_ es que el enfoque por liveview es lento como todos ellos hasta que llegó la tecnología “dual pixel” pero no era algo que me perjudicara porque en el vídeo suelo enfocar a ojo en modo manual con muy buen resultado.

Tengo que anotar algo en contra de la 7D, es un detalle que bien seguro estoy pasará totalmente desapercibido para la gran mayoría de usuarios pero la sensibilidad que tiene es inferior a la media tanto de sus primas hermanas como de alguna competencia, me explico: Cuando seleccionamos por ejemplo ISO 800, el ISO real es más bajo que en las demás, quiere decir que para conseguir el mismo nivel de luz en las imágenes hay que o subir el ISO o bajar la velocidad, o sea, que si al ruido digital ya de por sí no es mejor que en la 50D hay que añadirle un valor algo más alto pues lógicamente hay que pensar que no es tan brillante como promete, pero a pesar de todo y teniendo la precaución de no dejar las fotografías subexpuestas es un buen aparato.

En este gráfico vemos perfectamente un ejemplo de cómo la Nikon 810 muestra un valor de luz de 220, mientras la 7D de 172 y la sucesora 80D 181. Todas las medidas fueron tomadas de manera muy escrupulosa, todas las cámaras tomaros la misma foto con el MISMO objetivo, 50mm. Aunque la diferencia no es una barbaridad sí que en algunos casos llegó al 30 por ciento, o sea, a 1/3 de EV, o sea, si una tenía un ISO de 1250 la otra necesitaría 1600 que si ya de por sí el ruido en las Canon es un detalle a tener en cuenta si aún hay que subirlo para igualar la luz 1/3 pues… mal vamos.

Si seguimos analizando el gráfico vemos la línea azul que corresponde con la 80D que hace una cosa un tanto rara y que no es error al haber tomado las medidas sino que es por el tipo de sensor. Vemos que a ISOs muy bajos es más cegata que ninguna, o sea, que cuando ponemos en ella ISO 200 el valor comparado con las otras es de 17 por ciento menos, o sea que tendría un ISO real de 160.

Otro detalle que no me gusta nada de la 7D es que en ISOS bajos, cuanto más bajos peor porque en los altos el ruido lo hace desaparecer, es que aparecen líneas verticales si se aclaran mucho las sombras para mejorar el rango dinámico, yo creo que es por tener dos procesadores

Canon 80D. En esas fechas (2018) andaba yo con la asignatura pendiente de tener una cámara Full Frame, ¿me tiro o no me tiro? tirarse… ¿para qué? No tengo necesidad alguna, sería solo por capricho…

Realmente y por lo que yo buscaba no encontraba nada del orden de los 600 euros, la 80D salió a la calle en Febrero del 2016 y era demasiado nueva para encontrarla tan barata además ese cuerpecillo tan plasticoso acostumbrado a la 7D tan robusta me daba poca seguridad.

De vez en cuando me daba un arrebato consumista y miraba por la web por si encontraba algo interesante sobre esa cámara porque las demás se me escapaban del presupuesto como la 5D MII del 2012 pero que era carísima.

Mira por donde encuentro a un tipo que vendía una por 480 euros creo recordar, demasiado barata, había visto alguna sobre los 600, pero aun así intenté ver hasta dónde podía ser cierto y para no enrollarme con el tema aclararé que finalmente era un timo o una estafa, gracias a mi hijo que me advirtió que aquello tenía muy mala pinta y es que siempre es lo mismo: “nadie da duros a pesetas” y ante las “gangas” hay que sospechar, si un objeto tiene un valor actual de mercado de 500 euros NADIE va a regalártelo por 200.

Bueno pues aclarado esto, tanto para mí como para ti, si eres de los que confían plenamente en el ser humano decir que unos meses después adquirí una Canon 80D. Por el momento deseché la idea de las Full Frame y opté por la que pudo ser mi última cámara réflex, la Canon 80D. La compré en una tienda que supuestamente las vendían como que tenían muy pocos disparos, casi nueva, pero realmente ERAN NUEVAS. La tienda es https://www.renuevo.es/es/

Aquí el resumen de la decisión. Octubre de 2018. http://alcorlopantano.com/2018/10/08/razones-o-motivos-para-quedarme-con-las-apsc/

800 euros pagué por ella y no me dolieron porque el aparato era ciertamente nuevo. Era comedida, no voy a decir pequeña pero sí más pequeña que la 7D y menos pesada, era tan pequeña y de un tacto tan delicado que casi sufría cada vez que la hacía disparar. Tenía muchas cosas buenas, entre ellas que la pantalla era abatible cien por ciento aunque apenas si en los cuatro años que lleva conmigo la saqué de su sitio. Pantalla táctil, que no sé si funciona o no porque nunca necesité saberlo.

Con este modelo Canon dio el campanazo (bueno, creo que ya lo había dado antes con la 70D) aunque creo que el usuario “normal” no lo sabe o mejor dicho “ni lo sabe ni le importa”. A través de su tecnología dual pixel ha conseguido un enfoque en modo liveview de lo mejor que se puede pedir, (eso sí, solo en modo liveview), saca también un vídeo con una calidad que si se ajusta bien la configuración del tipo de fotografía se puede decir que magnífico, si bien es cierto que la nitidez es siempre algo escasa, cuestión que Canon nos tiene acostumbrados a dar pero que en edición se puede mejorar. Sus 24 mpix suelen ser más que demasiados para el empleo que le doy a sus fotografías y lo mejor de todo es que en el apartado SOMBRAS ya no están esas líneas de la 7D, consiguiendo unos resultados en las sombras igual que la competencia de Nikon con la D500 o Fuji con la XT1. Aquí una comparativa con la Nikon D500 http://alcorlopantano.com/2017/01/20/el-sensor-de-la-nikon-d500/

Con el tiempo he llegado a la conclusión que este modelo (80D) es de los pocos o quizás de los primeros que utiliza un sensor “ISO-invariante o ISO-less” que tienen de particularidad que el ruido no cambia en relación con la sensibilidad sino con el nivel de exposición, una tecnología que algunas marcas ya utilizaban y que yo veía en sus fotografías, que no era otra cosa que un rendimiento mejor en las sombras pero a costa también de tener peor color en general, si se comparaba con otros modelos de Canon anteriores.

En los primeros meses de adquirir la 80D hice una comparativa entre ambas (7D y 80D), comparativa que siempre he venido haciendo para conocer ventajas y por qué no también alguna desventaja, para comprobar con mis propios ojos qué habíamos ganado técnicamente y si bien es cierto que en las sombras ganaba la 80D en el resto difícilmente la supera, comenzando porque el diseño del cuerpo no sigue la línea de las anteriores siendo un poco más “aficionado”. Detalles como pantalla abatible son de agradecer y otros como pantalla táctil que nunca utilizaré porque no lo necesito.

La salida de audio para auriculares y la información en pantalla sobre el sonido me parecen un gran acierto… en pocas palabras ¡me gusta la 80D! porque no necesito de más para cualquiera de mis proyectos, pero si me pudiera permitir un capricho es posible que la arrinconara en un cajón por una Nikon 810 o mejor aún una Nikon 850 con un objetivo 24/70 f2.8 ya que son las dos únicas cámaras en las que realmente he visto “una máquina fotográfica y de vídeo de verdad”. Esta foto corresponde al 2015 aproximadamente.

LAS FUJIS: Con las Fuji que mencioné al principio no tengo grandes aventuras que contar pero a grandes rasgos diré que en cuestión de ruido y nivel de detalle siempre anduvieron por delante de todo lo que tuve como propio. La X100 me dejó boquiabierto con su diseño y rendimiento en su día, al menos el doble en todos los sentidos de lo que yo manejaba entonces, pero al ser de focal fija y sin zoom pronto vi que no era una cámara diseñada para mí.

La XE1 tenía la ventaja de poder cambiar objetivos, todo en ella era muy cuco pero no tuve la ocasión de emplearla mucho ni tampoco resplandecía sobre las demás en su categoría y precio.

La XT1 yo creo que fue la causante de que muchos fotógrafos aficionados, o no tanto, se quitaran de encima “el muerto” de su equipo réflex por ella. Mi primer encuentro con una XT1 fue durante una presentación de esa cámara en Madrid, era mirar por aquel visor, pulsar el disparador y al momento tener en la memoria la imagen exactamente igual a lo que veías en pantalla, eso unido al escasísimo ruido digital para igual nivel de ISO y el diseño tan bien conseguido, fácil, rápido, intuitivo, etc hicieron que probablemente se vendieran como rosquillas, luego con el tiempo los usuarios descubrieron que había cosas que descubrirían después y que no les gustaría tanto como el “efecto gusano” en sus archivos y a mí particularmente sus colores que nunca me parecen reales si no se utilizan los RAW, pero para eso están los gustos y en esta ocasión no voy a entrar ahí.

Si las XT1 ya enamoraba la XT2 te hace perder la cabeza… todo lo que parecía estar muy conseguido en el diseño de la anterior lo habían mejorado y mucho en esta, una resolución en las imágenes que me sigue dando dos vueltas aun con el mejor de mis objetivos puestos, eso sí, los colores y sus JPG que se los queden ellos. El vídeo en 4K no se le puede poner ni un “pero” en cuanto a resolución y aspecto, el color es otra cosa, quizás mejorable en la configuración del tipo de foto; pero si hay algo que no puedo con ello es la duración de las baterías tan propio de este tipo de cámaras y no exclusivo de Fuji, me da igual las Sony, el consumo brutal de baterías con el consiguiente calentamiento del cuerpo hacen que a duras penas grabes un cuarto de hora de vídeo en condiciones “normales” que como les pegue el “ciego sol de castilla” contra la carcasa en el mes de Agosto vas listo… no así como la 7D o la 80D que con solo dos baterías (y no originales) puedo pegarme un día entero grabando vídeo con un tamaño en tarjeta de 50 Gbit y no dicen “ni pio”. He llegado a grabar más de una hora de vídeo con tan solo una batería PATONA en la 80D.

Que me perdonen los de Sony pero nunca he visto nada que me convenza, ni la 6000 ni la A7III, si un día me la regalan acabará en la estantería haciendo compañía al resto, no son máquinas para mi gusto, si me viera en la necesidad y trabajando en RAW quizás para la A7III aún rompería alguna lanza en su favor empleando un poco de tiempo en configuraciones y cosas.

Como verás he enredado con varias cámaras marcas y modelos a lo largo de 20 años, y la cámara perfecta aún no la encontré (al menos como viene de fábrica) y es que no se puede tener un solo auto de carreras y querer que sea siempre ganador lo mismo en un Rally del desierto que en el circuito de carreras Le Mans. Si solo va a tomar fotografías es bastante sencillo pero si a la vez tiene que andar con el vídeo todo se complica multiplicándose, aunque con un poco de paciencia, pericia y algo de dinero se pueden conseguir resultados sorprendentes.

Comentar de paso que los sensores de una SLR de hoy tienen el mismo tamaño que muchas cámaras de cine de no hace tanto tiempo lo que se traduce que con un puñado pequeño de billetes técnicamente uno se puede convertir en productor de cine, solo necesita un buen guion porque la máquina registradora de imágenes será lo más barato.

Para finalizar diré que «bienaventurados los que fotografían con solo una cámara porque alejados de cuestiones técnicas ellos conseguirán grandes fotografías» yo por eso sigo estando donde estoy.

Esta historia continuará con otro post parecido donde hablaré de la Canon 6D y de la Nikon 810, cámaras con las que arranqué el año 2022 y que tengo intención de colgar aquí pronto.

Gracias por llegar hasta aquí, si crees interesante no dejes de compartir y si tienes alguna duda no dejes de preguntar.

Agustin y sus cosas.  alcorlopantano.com