Según el veterinario el Yuco era de una raza mezcla entre “chiguagua y perro de agua” pero nunca he visto animal con más fobia a mojarse en la bañera, igual de muy joven que de mayor. Cada dos semanas o cuando el animal comenzaba a oler a “perro” lo pasábamos por la bañera, casi siempre era yo quien hacía los honores.
Cuando lo llamabas desde el cuarto de baño como mucho se acercaba hasta la puerta pero era quitarle el arnés y ya no sabía qué hacer para evitar el baño.
El agua para él debía estar justo a su temperatura corporal, igual que si se tratara de un bebé pues en cuanto la notaba un poco más caliente o un poco más fría comenzaba con un canturreo mezcla de “quejío flamenco” y “chillido sordo” que te rompía el alma e inmediatamente Continuar leyendo «Capítulo 022 La Bañera.»
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Capítulo 021. Mi perro Manolo.
De este animal recuerdo varias cosas y casi todas tristes, desde la paliza que le pegaron que casi le costó la vida a las perrerías que le hacían algunos jóvenes, después el traslado a otro pueblo y finalmente el abandono y muerte. ¡Hasta para ser perro hay que tener suerte en la vida!
Del primer perro que hubo en la casa de Alcorlo apenas tengo recuerdos, era una perra de tamaño mediano, mi padre practicaba la caza y toda su vida tuvo algún perro de los que contaba mil hazañas persiguiendo o recuperando las presas. Perros que eran capaces de capturar una pieza sin necesidad de escopeta o hacerse con una liebre de tamaño superior en peso.
Parece ser que aquella perra tenía algún problema en Continuar leyendo «Capítulo 021. Mi perro Manolo.»
Capítulo 017, La alimentación
Este capítulo es el primero de la SEGUNDA parte. Noviembre 2016, 16 meses después. El tiempo es un bien preciado y no he dispuesto antes de él para poder continuar, ni mucho menos ha sido por falta de ganas pero mis obligaciones, aficiones y devociones me tienen «frito», cada día, cada semana, surgen nuevas como las setas en Otoño.
En casa la alimentación siempre ha tenido una importancia capital, no servía eso de «irse a dormir con un vaso de leche y unas galletas» , decía mi madre que «el cabrito bien cenado bien duerme» y pese a que el refrán dice que «por culpa grandes cenas las sepulturas están llenas» rara ha sido la noche que amos y perro no cenaran como Dios manda.
Los perros que yo conocí de crío todos se alimentaban de la comida que sobraba a la hora de comer _ lo malo es que nunca sobraba mucha_ y de los restos de algún animal que encontraran por el campo, pero si una cosa tenía clara es que mi perro comería en gran parte piensos de bolsa, esas croquetas de varios colores que vienen preparadas con todos los nutrientes que necesitan, claro estaba también que «no solo de pan vive el hombre» y alguna golosina caería de vez en cuando en sus «fauces de cocodrilo» como las llamábamos donde muchas veces la comida pasaba directamente al estómago cual embudo se tratara.
Mucho antes de tener perro escuché a una señora mayor comentarle a otra que Continuar leyendo «Capítulo 017, La alimentación»
Capítulo 010 Volver al arenal
En Febrero de 2014 cuando comenzó con la enfermedad que le acompañaría hasta el final de sus días le pedí a «mi Dios» que nos permitiera volver a subir de nuevo al «arenal» al siguiente 1 de noviembre ya que supuse que la enfermedad de sus caderas no era para acabar con su vida en una fecha cercana.
En ese lugar le vi disfrutar correteando por las pequeñas dunas de arena fina y blandita donde se le hundían las patas igual que el día que pisó la nieve por primera vez, (vídeo del capítulo anterior) pocas veces le había visto disfrutando tanto de los elementos, parecía un niño pequeño haciendo muecas y dando pequeños brincos y piruetas.
Descubrimos «el arenal» unos meses antes, el 1 de noviembre de 2013. Se trata de una montaña enorme de arena muy fina, se parece a la harina, a veces el viento Continuar leyendo «Capítulo 010 Volver al arenal»
Capítulo 008. El juguete
Durante mucho tiempo el animalito fue un juguete, era lógico, era algo muy esperado y novedoso por lo tanto había que «experimentar» que hacía o podía hacer.
En este capítulo he puesto muchas fotografías donde reflejan que al principio todo era juegos y adiestramientos, ¡tenemos un juguete!.
Dame la patita, trae la pelotita, etc, lo de la «patita» mi mujer lo intentó también algunos ratos pero más bien con poca fortuna, fue Diana la que realmente más tiempo le dedicó a ello, la patita nunca la dio siempre que se la pedías aunque a veces lo intentaba y poco a poco fuimos desistiendo pero creo que eso le sirvió como acción para recordarnos que quería compartir nuestra comida apoyando su pata en la rodilla o dándonos unos golpecitos con ella como «sin querer molestar» y es que ya lo dice Continuar leyendo «Capítulo 008. El juguete»