Tormentas de Verano


Mi padre decía que hay dos tipos de refranes, unos son los “verdaderos”, o sea, los que siempre se cumplen y los “demás”; el refrán de hoy pertenece al primer grupo y es aquel que dice: “El hombre propone y Dios dispone”. Mi excursión fotográfica de ese martes 2 de Julio de 2019 estaba orientada principalmente a hacer o mejor dicho mejorar una fotografía de la Vía Láctea en las cercanías de la presa de Alcorlo; la intención era utilizar un filtro de manera intermitente en la parte inferior para restar luminosidad a la zona de las farolas que iluminan la carretera sobre la presa; todo se torció, y a pesar de que me acosté a las 3:50 del miércoles la Grandiosa Continuar leyendo «Tormentas de Verano»

El Cometa Wirtanen y la Estrella de Belén

Hace unos días recordé haber escuchado a mi amigo Ángel (cuando estuvimos en Alcorlo instalando la estrella de Belén en el campanario de la Ermita) que en estos días había en el cielo un cometa, en ese momento no le di importancia alguna pues como no era conocido lo eché en saco roto pero la casualidad quiso que tan solo hace unos días en mi paseo nocturno se me ocurriera consultar en el móvil la aplicación Sky Guide y vi que mostraba una mancha luminosa en dirección al nordeste. Resultó ser el cometa 46/P- Wirtanen (que en su casa lo conocerán porque yo ni le había escuchado) así que en cuanto tuve ocasión lo consulté en internet. Como la aplicación lo mostraba tan “prometedor” pensé (iluso de mí) que quizás se viera con mi telescopio (con el mismo que este verano vimos la lunas de Júpiter allí en Alcorlo).
Según los expertos el cometa ya había pasado hacía diez o doce días por el punto más cercano a la tierra, o sea, que no iba a ser Continuar leyendo «El Cometa Wirtanen y la Estrella de Belén»

El Perrizorro

JULIO 2018. Rev octubre 2022.
La otra noche (sobre las dos de la madrugada) al encender las luces de la furgoneta, en mitad de una tremenda llanura y después de llevar en ese lugar más de una hora y media fotografiando la Vía Láctea, ante la oscuridad y silencio de la noche más absolutos vi cruzar tranquilamente a escasos metros por delante de la furgoneta un zorro con una magnífica pelliza, no puede por menos que preguntarme qué hacía allí ese animal tan cerca de mí, e inmediatamente pensé en cómo sería su supervivencia en aquel entorno tan desfavorable y como se arreglaría para cazar y sobrevivir en aquella tremenda oscuridad, sentí pena por él y durante largo rato, más o menos hasta que me dormí, no pensé en otra cosa.

Al día siguiente mientras volvía a casa acompañado por un paisano del pueblo este me despejó todas las dudas  al contarme la siguiente experiencia vivida por él sobre la década de los años 60 en esos mismos parajes; esta es la historia que he llamado del «perrizorro».

Estando viviendo en Alcorlo, una mañana poco antes de amanecer, se despertó porque las gallinas tenías mucho alboroto, se acercó a la ventana y aunque apenas había luz del alba (porque otra no había) apenas alcanzó a ver como un zorro estaba apareándose con su perra que en ese momento andaba en el gallinero.

Mientras se vistió y bajó al corral a darle «matarile» el zorro este ya había acabado su faena y se había despedido de la perra, mi paisano descubría que había escavado un agujero por debajo de la verja para conseguir el encuentro.

Mi paisano por aquella fecha no tendría más de quince años, durante el almuerzo contó la gracia de ver pocas horas antes a un zorro aparearse con la perra y de paso aprovechó la ocasión para pedirle a su padre que si la perra tenía cachorros (fruto de aquel encuentro) le reservara uno para él pues era algo nunca visto en el pueblo, algo que no se había experimentado anteriormente y no se sabía que podía salir de ese apareamiento, si un magnífico cazador o un tremendo depredador al que nadie pudo domesticar y hubo que soltarlo en el monte o darle matarile porque depredadores ya había muchos por aquellos parajes, incluso por la captura de un zorro se hacían colectas en el pueblo.

Entre los cachorros nacidos había uno que más parecía un zorro que un perro. Desde el primer momento de nacer ya lucía una cola gorda, peluda y con la punta blanca, las orejas pequeñas y puntiagudas, nadie diría a golpe de pronto que en aquella camada había solo perros sino perros y un zorro.

A los pocos meses, parece ser que mucho antes de lo “normal” el perrizorro ya dominaba el rebaño mejor que ningún otro perro de los que tenía el pastor; imprimía tal temor en los animales que antes de acercarse a las ovejas y cabras estas ya huían. Su comportamiento con los humanos era dócil como el que más, parecía que el instinto de zorro en ese aspecto lo había perdido en el corral donde fue concebido.

Ya de adulto el perrizorro una noche de verano guardaron las ovejas en una paridera del monte, la puerta era de madera y se les ocurrió dejar al perrizorro en el interior a lo cual su padre comentó: «Dejadlo fuera que de nada va a servir dejarlo encerrarlo».

Efectivamente, al día siguiente cuando llegaron a primerísima hora para soltar las ovejas a pastar allí estaba el animal esperándoles en la puerta de la paridera, con tres conejos delante de la puerta, tres conejos a los que a todos les faltaba la cabeza. ¿Qué había pasado? Pues parece ser que el animal nunca perdió el instinto de cazador nocturno, la oscuridad para ellos no es un problema sino que es un aliado. Tenía la costumbre de cada noche salir a cazar y aparecer al día siguiente con alguna presa a sus pies esperando a su amo y no iba a permitir que una puerta de madera le cortara sus planes así que a dentelladas hizo un agujero en ella y se escapó.

El animal vivió unos dieciocho años, más que lo habitual en un perro, sus últimos años _por supuesto_ estaba ya exento de salir a cazar por la noche y los dientes los había ido perdiendo por aquellos montes de Dios, sus fuerzas ya no servían para correr detrás de nada ni de nadie y con seguir al ganado a su ritmo y comer de lo que se caía de la fiambrera se daba por satisfecho hasta que llegó el punto de inflexión; ese momento que te preguntas si es mejor seguir a ese ritmo tan lento que cada día que pase irá a peor o pegar un frenazo en seco y acabar cuanto antes con lo inevitable.

Y así llegó su día. Estando pastoreando en uno de los puntos más altos y abruptos del entorno, (los peñascos que forman hoy los laterales del muro de la presa), y observando la situación ya tan dramática del animal mi paisano le pidió a su compañero de pastoreo que acabara con la vida de ese viejo compañero despeñándole por el acantilado ya que a él le resultaba de difícil a imposible poder hacerlo.

Como no es un acto que deje buen sabor de boca a nadie aún a sabiendas que puede ser la mejor opción _si fuera al revés se hubieran peleado por la ejecución_ su compañero se negó también, ¡yo no lo tiro, tíralo tú, que es tuyo!

Con la decisión tomada de aliviar los males de aquel animal y viéndose en la necesidad de tener que realizar un acto de caridad mi paisano tomó al animal en brazos, que probablemente se asustaría y revolvería ya que no era muy de costumbre en esas fechas el tomar a los perros en brazos, (hoy es muy habitual pues son mascotas, animales de compañía) o quizás el perrizorro presintiera lo que estaba a punto de sucederle me comentaba: “aunque el animal no tenía ni un solo diente se agarraba a la chaqueta y al jersey con las encías con todas las fuerzas que tenía”.

Pero no le sirvió para nada porque unos segundos después ya no sufría más, ni sufría ni penaba, sencillamente ya no estaba entre los presentes, en el primer impacto contra las rocas del fondo quedó inmóvil en el suelo.

Al instante descendió a ese lugar el otro perro, su compañero, como es natural a olisquearlo y ver qué había sucedido y si podía hacer algo por él pero… nada.

Allí quedó despanzurrado el “perrizorro”, en pocos días los buitres que se criaban en la zona y resto de rapaces  del lugar harían desaparecer su cuerpo del campo. Poco después de reconocer la situación el perro  compañero regresó a su labor de cuidar el rebaño pero los cambios en el comportamiento en ese animal se reflejaron al instante, a partir de ese momento ya no volvió a ser el mismo perro, hubo un antes y un después en el comportamiento de ese animal.

Desde ese momento, jamás, repito jamás, _según dice mi paisano_ ese animal se dejó tocar, ni acercarse a ningún humano ni permitía que nadie se le acercara a él, la comida se la tenían que dejar lejos, retirada de todos, nunca le perdía la vista a la gente, siempre en guardia, siempre andaba pendiente por si le sucedía lo mismo que a su compañero y es que desde que tuve el primer perro siempre sostengo la hipótesis de que los perros tienen “algo”, pudiera decirse sexto o séptimo sentido, lo que sea, pero cuando pasas muchos años con ellos te das cuenta, pues tú mismo eres capaz de verlo y sentirlo, notas que tienen algo que a día de hoy se escapa de nuestro entendimiento humano y racional, solo las personas que tuvieron perros de compañía durante años son capaces de sentirlo; ese animal ¡nunca! hubiera podido entender que la acción de arrojar a su compañero para evitar el sufrimiento pueda ser incluso pedido por quien padece una enfermedad o sencillamente por vejez y entonces me surge la pregunta clave ¿Quién tiene autoridad suficiente para decidir hasta cuándo o hasta cómo viviré o vivirás?

Como decía mi padre: «Hay cosas o historias que era mejor no ver o conocer porque para dejarte tan mal sabor de boca y no quitártelas en mucho tiempo de la cabeza»… Esta es una de ellas, la historia me pareció curiosa porque nunca antes había escuchado o conocido nada semejante, rara vez la leo y cuando lo hago las lágrimas por aquel animal, que ni siquiera conocí, aunque no tengo ninguna duda de su existencia, se me descuelgan sin compasión alguna.

Y todo esto ha surgido por comentarle a mi paisano que en Alcorlo, en el paraje conocido como “Las Palomeras”, en mitad de la noche y en la oscuridad más absoluta vi cruzar por delante de mí a un zorro bien alimentado… Historias de Alcorlo. Por cierto, la fotografía de la cabecera es la que tomé esa noche, está compuesta por cuatro fotografías apiladas, a la izquierda se ve lucir a Marte, al margen derecho el resplandor de Congostrina.

Gracias por llegar hasta aquí. Si te gustó este relato no dudes en compartirlo. Agustín y sus cosas. alcorlopantano.com

La Estrella de Belén, un OVNI y la felicidad.

12 del 12 del 2017. Fue este un día muy particular por lo que me he tomado la molestia de tomar algunas notas para el recuerdo. Incluye algunas notas desde mi diario.
Hoy como viene siendo habitual y con precisión Suiza mi reloj me dio el primer avisó a las 6:02, también como viene siendo habitual no le doy opción a molestar a nadie con el segundo aviso pues con el primero salto de la cama como “una ballesta” a parar su sonido y vibración.
A las 6:45 ya estaba en las dependencias del trabajo. La mañana ha trascurrido muy normal, estamos entrando en la antesala de la liberación esclavista del trabajo pues en 30 días entraremos a formar parte de un “ERE” (Expediente de Regulación de Empleo), en pocas palabras: “Se acabó el trabajo” y con ello su maldita esclavitud.
Parte de la mañana la he empleado en revisar el funcionamiento electrónico y mejorar el sistema de iluminación de la estrella que iluminará y adornará la Ermita de Alcorlo durante estas fiestas Navideñas.
Hace más de un mes que la fabrique y pocos días después la colocamos en su lugar previsto asegurándonos que cuando llegase la Navidad solo habría que ir a colocarla en su lugar definitivo y activar Continuar leyendo «La Estrella de Belén, un OVNI y la felicidad.»

La Vía Láctea, tratado.

En este artículo relataré las técnicas que utilizo, focales y objetivos más apropiados, apps o aplicaciones móvil para ayudarte en la planificación de la escena, configuración de la cámara y equipo mínimo necesario, etc. Es el resumen de varios años trasteando de noche por el campo.

Fotografiar la Vía Láctea es una disciplina que necesita mucho sacrificio y tiene poca recompensa, no es el tipo de fotografía que suele ganar concursos; no se le suele dar la importancia que tiene porque una vez vista una… vistas todas y solo se necesita echar un vistazo por la web para verla de diferentes tipos y colores, unos reales y otros…. no tanto.

Los fotógrafos aficionados que solemos hacer fotografía de paisaje a veces nos pasamos varios años hasta tratar de hacer la primera foto a la Vía y es porque creemos que no tenemos equipo adecuado, es lo que me pasó a mí, hasta que una noche y casi por casualidad apareció la primera Vía en la pantalla, eran las 3:20 de la madrugada de 2012 con una Canon 30D de 8 mpix de resolución y un objetivo Sigma 18/50 F2.8.

Con lo que más se disfruta no es con el resultado final de la foto  _que sí, que también se disfruta_ sino con todos los preparativos que Continuar leyendo «La Vía Láctea, tratado.»

Capítulo 021. Mi perro Manolo.

De este animal recuerdo varias cosas y casi todas tristes, desde la paliza que le pegaron que casi le costó la vida a las perrerías que le hacían algunos jóvenes, después el traslado a otro pueblo y finalmente el abandono y muerte. ¡Hasta para ser perro hay que tener suerte en la vida!
Del primer perro que hubo en la casa de Alcorlo apenas tengo recuerdos, era una perra de tamaño mediano, mi padre practicaba la caza y toda su vida tuvo algún perro de los que contaba mil hazañas persiguiendo o recuperando las presas. Perros que eran capaces de capturar una pieza sin necesidad de escopeta o hacerse con una liebre de tamaño superior en peso.
Parece ser que aquella perra tenía algún problema en Continuar leyendo «Capítulo 021. Mi perro Manolo.»

Capítulo 020 Maltrato animal y muerte.

A lo largo de mi vida diversos y muy variados han sido los episodios que he vivido donde he visto sufrir a los animales por la mano del hombre, algunos de ellos aún no me los he podido quitar del recuerdo y probablemente nunca lo consiga, desde el primer gato que mató mi padre cuando yo tenía cinco o seis años hasta la muerte de mi perro.
Hasta finales del siglo XX los animales han sido para el hombre como una herramienta más y como tal cuando han llegado a viejos o han sufrido alguna lesión importante o enfermedad se acababa con sus días arrojándolos al pozo “Del Campronal” o pegándoles un tiro.
Afortunadamente las cosas han cambiado para ellos hacia bien y en estas fechas por la pérdida de cualquier mascota se pueden arrojar las mismas lágrimas que por un ser querido, cosa lógica ya que se quieren de
una manera semejante, el cariño es el cariño aunque sea objeto, animal o cosa.

EL GATO Y LA SARDINA. No tendría yo ni seis años _pues es de los recuerdos más antiguos que tengo_ cuando mi padre mató uno Continuar leyendo «Capítulo 020 Maltrato animal y muerte.»

La tormenta que devastó Alcorlo.



La tormenta que devastó Alcorlo, el cometa  Arend-Roland y otras tormentas en el lugar.
Un 22 de Septiembre del año 1957, fecha en la que se solía celebrarse la feria de Jadraque, al anochecer cayó una tormenta de granizo, mejor dicho: tormenta de trozos de hielo, sobre Alcorlo y sus parajes que devastó toda la zona. Contaba mi padre que después de pasar la tormenta había acumulados contra la pared de la taberna una altura de casi un metro de pedrisco, pesaron varios trozos de ellos en una “romana” (balanza) de la taberna y mi padre aseguraba que pesaban 500 grm o incluso más.

Según escuché a mis padres y ahora también mi prima los hechos sucedieron más o menos de esta manera: Era la última hora de la tarde, ya se había puesto el sol y mucha gente de Alcorlo volvían a sus casas de la feria de Jadraque, la mas famosa de la comarca en aquella época, entre ellos mi madre y mis abuelos paternos y por el otro sendero mi padre _que no se la perdía ningún año_ y otro grupo. Mis abuelos fueron a vender (entre otras cosas) las crías de los cerdos que Continuar leyendo «La tormenta que devastó Alcorlo.»

La PRESA

portadaTras llevar varios años con el run run en nuestras cabezas de visitar las instalaciones de la presa, concretamente SU INTERIOR, ayer se cumplieron nuestros deseos.
Varios meses antes habíamos solicitado a la Confederación una visita guiada y no nos mostraron el más mínimo inconveniente, por ello aprovecho desde aquí para darles las gracias tanto personales como de la Asociación Hijos y Amigos de Alcorlo.
Con la puntualidad que caracteriza a los Ingleses a las 10:00 (hora prevista) ya nos estaban esperando, una vez llegaron todos los visitantes nos dieron una charlita preámbulo de cómo iba a trascurrir el evento.
En el vídeo que puedes ver haciendo click AQUÍ te puedes hacer una idea ya que las imágenes son muy escuetas porque el tema de la seguridad es muy Continuar leyendo «La PRESA»

Alcorlo, mi pueblo

Imagen agustin cabecera

Hace unos días la Asociación  Hijos y Amigos de Alcorlo me hizo entrega de una placa de agradecimiento a mi aportación al pueblo o mejor dicho todo lo que representa Alcorlo, en la que rezaba: Por los méritos contraídos de apoyo y colaboración con esta Asociación, el cuidado de la Ermita y sobretodo; la gran labor audiovisual, fotográfica y de difusión a través de nuestra página web, de Alcorlo; aprovecho para compartirla con todos los demás que han colaborado en esta misma labor aportando desinteresadamente sus fotografías, su tiempo y su dedicación como Ángel Masa, Mila, Ángel Somolinos, Gregorio, Merche, Alejandro y últimamente mi hijo David, a todos ellos un millón de gracias ya que sin su ayuda Alcorlo no sería ni mucho menos lo que es hoy, pues nunca me sentí solo.  Sinceramente, esta placa no me aportó «ni mucho frío ni me quitó calor» pues ha sido una labor que he venido haciendo con muchísimo gusto voluntaria y desinteresadamente durante más de una década y seguiré en la misma línea, como suele decirse: ¡¡¡por mi pueblo lo que haga falta!!! ¿Alguna vez te has preguntado qué has hecho o qué puedes hacer por tu por pueblo? la respuesta puede ser muy variopinta, desde «yo ya pago mis impuestos y no tengo porqué hacer nada más» a ¿por qué tengo que hacer algo si ya hay gente trabajando en ello?… En el caso de Alcorlo, mi pueblo, puede ser ligeramente diferente, no pagamos impuestos ni tenemos votaciones locales, ni siquiera tenemos ayuntamiento propio, solo nos une el pasado con sus recuerdos un presente estable y un futuro incierto pero probablemente corto aunque el tiempo es siempre un valor relativo. Mi aportación al pueblo comenzó aproximadamente en el 2006, por aquellos  Continuar leyendo «Alcorlo, mi pueblo»